DERECHOS HUMANOS-AMERICA: Paso a la diversidad

El neoliberalismo profundiza el racismo estructural y la discriminación en los países de América, afirmaron en la capital ecuatoriana representantes de comunidades indígenas, negras, gitanas, de migrantes y de minorías sexuales de distintos países.

Los activistas se reunieron en Quito entre el martes y este viernes en el Foro de las Américas por la Diversidad y la Pluralidad, clausurado por la premio Nobel de la paz guatemalteca Rigoberta Menchú.

Penalización del racismo como crimen de lesa humanidad, derecho a la autodeterminación de los pueblos, reparación por los daños de la esclavitud, de la colonización y de la discriminación de los migrantes y los desplazados fueron algunas de las reivindicaciones comunes surgidas del foro.

Además exigió que los organismos nacionales e internacionales protejan expresamente a los portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), a los migrantes, a las minorías sexuales, a los pueblos tribales, a los ancianos, a las mujeres y a los niños y niñas.

La propuesta conjunta será presentada en la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, que se realizará en septiembre en Sudáfrica, con el auspicio de la Organización de Naciones Unidas.

Los participantes también se pronunciaron contra la aplicación del neoliberalismo en la región porque, dijeron, exacerba el racismo y la xenofobia.

«Esta doctrina económica destruye a la sociedad civil y transforma la ciudadanía en un privilegio cada vez más inaccesible para las mayorías», aseguró Dennis de Oliveira, dirigente de la Unión de Negros por la Igualdad, de Brasil.

De Oliveira argumentó que los mecanismos formales de la democracia han sido relativizados y acentúan la discriminación.

«Hay una campaña sistemática contra los poderes legislativos, una penetración del marketing político en las disputas electorales, una despolitización del debate social y una transformación de las disputas en simples juegos publicitarios o de imágenes construidas», aseguró el dirigente.

En los países que fueron colonizados, como los de América Latina, se mantienen estructuras aristocráticas y esclavistas casi intactas, lo que ha hecho que la adopción del neoliberalismo «aumente el proceso de exclusión y condene a muchos pueblos a desaparecer», afirmó.

Según De Oliveira ese proceso aumenta al ampliarse el número de excluidos sociales, en lo que denominó «democratización de la pobreza».

«Esos procesos destruyen la sociedad civil, pues se transforma la ciudadanía en un privilegio cada vez más inaccesible a la mayoría», arguyó.

En ese sentido,sostuvo que los derechos sociales, antes previstos legalmente, ahora «se transforman en letra muerta y garantizan una ruptura con todo el orden el sistema social», recalcó».

El dirigente brasileño aseguró que la Conferencia de Sudáfrica será clave para construir una gran alianza internacional con base en los «pueblos de la diáspora africana y los pueblos indígenas» que se enfrentan con «el neoliberalismo», para que impere «la lógica de la vida» y no la «lógica de los objetos».

Portavoces de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, una de las entidades organizadoras, aseguraron que se estableció un compromiso colectivo de realizar acciones conjuntas en la región.

«Las acciones estarán encaminadas a crear una nueva sociedad global, basada en principios de diversidad, pluralismo, y en el reconocimiento a la plurinacionalidad y autonomía de los pueblos», dijo la dirigenta indígena ecuatoriana Blanca Chancoso.

La idea es que se respete el derecho a la diversidad, el respeto y reconocimiento «del otro», y la tolerancia como puente de entendimiento, sostuvo.

La nicaragüense Myrna Cunningham, rectora de la Universidad de la Región Autónoma de la Costa Atlántica Nicaragüense y experta en problemas étnicos, advirtió que el racismo estructural sólo podrá ser erradicado a través de medidas de presión de los distintos sectores de la sociedad.

«Esas medidas deben estar acompañadas de movilizaciones, sensibilización pública y procesos adecuados de participación», argumentó.

Cunningham denunció que comportamientos y políticas públicas intolerantes hacia lo diferente, fomentan la desintegración social y cultural de los pueblos que habitan América y reducen o impiden su participación en la vida nacional e internacional.

También señaló que el principal respaldo del racismo y la xenofobia procede del desconocimiento de los sistemas jurídicos propios de los pueblos ancestrales, los desplazamientos forzados de comunidades indígenas y negras, y la imposición de proyectos de desarrollo ajenos a sus culturas.

«El reconocimiento de la diversidad étnica y cultural requiere no solo de cambios jurídicos, sino de profundas transformaciones que contribuyan a generar confianza colectiva, acceso a oportunidades y a reconstruir redes comunitarias, territoriales y de alianzas multiétnicas», arguyó.

Para Blanca Chancoso, el Foro fortaleció «el enlace entre diversos sectores discriminados con el objetivo de unificar su lucha hacia el futuro».

Chancoso considera que la coyuntura puso de nuevo sobre la mesa el problema de los derechos de los pueblos indígenas de América Latina.

«Si bien se ha visibilizado más el proceso de Ecuador y el de los zapatistas (en México), en muchos países del continente se pelea para que se hagan efectivos los derechos de los pueblos indígenas establecidos en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo», aseguró la dirigente.

Chancoso aseguró que si bien algunas constituciones como la ecuatoriana reafirman los derechos indígenas partiendo de su identidad, eso en la práctica no se cumple.

«Es necesario que globalicemos las luchas por nuestros derechos», arguyó. (FIN/IPS/kl/mj/hd dv/01

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