Las enfermedades del ganado se convirtieron en factor de crispación de las relaciones internacionales, además de subvertir el mercado mundial de carne.
Apenas superada la disputa entre Brasil y Canadá a causa del mal de las vacas locas o encefalopatía espongiforme bovina (EEB), el brote de fiebre aftosa en Gran Bretaña alienta ahora sospechas de que esa enfermedad procede del Sur en desarrollo.
Ganaderos británicos piden al gobierno que suspenda las compras de carne fuera de la Unión Europea (UE), por creer que ese fue el origen del virus que está trastornando la vida en el país y diezmando su ganadería, ya herida por la EEB, informó el miércoles el diario londinense The Times.
Brasil será el más afectado en caso de concretarse una medida de ese tipo, pues provee 13 por ciento de las compras británicas de carne, además de Argentina, Uruguay, Zimbabwe, Namibia y Botswana, países mencionados por los productores agropecuarios en su petición a Londres.
El ganado de Brasil y de Uruguay hoy está libre de fiebre aftosa, luego de que fueran erradicados los focos registrados el año pasado. Sin embargo, los ganaderos británicos incluyen a las dos naciones en su acusación de que ese mal es endémico.
Brasil figura en la lista de la Oficina Internacional de Epizootias (OIE) de los países que tienen una zona libre de aftosa donde se practica la vacunación.
Uruguay fue reincorporado a la lista de países libre de aftosa sin práctica de vacunación por decisión de la OIE del 25 de enero de este año.
El rebrote de fiebre aftosa ya provocó la matanza de decenas de miles de vacunos, cerdos, ovejas y caprinos en varios países de Europa, por temor a la contaminación.
En Gran Bretaña, además, se aislaron las áreas rurales donde se registró fiebre aftosa, se suspendieron las clases en las escuelas y las competencias deportivas.
Autoridades sanitarias de Brasil y Enio Marques, director ejecutivo de la Asociación Brasileña de la Industria Exportadora de Carnes, aseguraron que no hay ningún riesgo de que la carne de este país sea portadora del virus.
Brasil sólo exporta carne industrializada o sin hueso y enfriada a menos de dos grados centígrados, condiciones en que no sobrevive el virus de la fiebre aftosa, explicó Marques, también experto en defensa sanitaria.
Mientras, el gobierno brasileño trata de convencer a la UE de que la carne del país tampoco presenta ningún riesgo de contaminación de EEB, según las conclusiones en ese sentido hechas por técnicos de Canadá, Estados Unidos y México, socios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Los dos países norteamericanos suspendieron el 23 de febrero la prohibición de importar carne vacuna brasileña, adoptada por Canadá el 2 de febrero y extendida en forma automática a los otros dos socios del TLCAN.
La suspensión, ahora levantada, se debió a la falta de informaciones pedidas por Ottawa a Brasilia desde 1998, en especial sobre vacunos importados de la UE y que podrían estar afectados de EEB.
La revocación fue el resultado de la visita a Brasil de una misión de sanidad animal del TLCAN para evaluar la posibilidad de surgimiento de la enfermedad en el país, tras una ola de protesta de brasileños e incluso de científicos canadienses contra la medida considerada «injustificada».
Las sospechas sobre la carne brasileña pueden convertirse en un triunfo, ya que permitió confirmar el aval de los exigentes organismos de sanidad animal norteamericanos, señaló el ministro de Agricultura, Marcus Pratini de Moraes. Eso representaría un impulso a las exportaciones del país.
Una delegación de Brasilia viajó a Bruselas para negociar que la UE ubique a Brasil como país sin riesgo de EEB. Hasta ahora se considera que el ganado brasileño tiene pocas posibilidades, pero no descartables, de contaminación.
Pero la desconfianza es la regla en el comercio de carnes y afecta también a la marcha del Mercosur (Mercado Común del Sur), integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, así como a las negociaciones para crear el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
El embargo canadiense aumentó las resistencias brasileñas al ALCA, sumándose a la disputa entre los dos países por la industria de aviones medianos.
El cierre de la frontera brasileña al ingreso de ganado vivo, carne con hueso y semen vacuno argentinos, a partir de la semana pasada, también provocó roces entre Buenos Aires y Brasilia.
La medida alentó nuevas desconfianzas entre los dos países que disputan los mismos mercados internacionales de carnes.
Las autoridades agrícolas argentinas acusan a Brasil, Bolivia y Paraguay de ser la fuente de la fiebre aftosa que amenaza sus exportaciones, ya que esos países vecinos tienen una ganadería con mucho menos control sanitario.
En tanto, asociaciones rurales de Argentina afirman la existencia de brotes de esta enfermedad en el país, situación que el gobierno no reconoce públicamente, aunque informó que prepara la creación de una «zona libre de fiebre aftosa en donde se practica la vacunación».
Debido a este cambio de estrategia de Argentina, la Oficina Internacional de Epizootias suspendió el estatus de «país libre de fiebre aftosa en el que no se practica la vacunación», que le había concedido en mayo de 2000.
A todo esto, la fiebre aftosa y la EEB sacude el comercio mundial de carne vacuna, que suman unos 10.000 millones de dólares anuales.
La reducción de 30 por ciento en el consumo de carne de vacuno en la UE frustra por el momento a exportadores de otros continentes que sueñan ocupar el gran mercado, ante la ruina de la ganadería local.
Sin embargo, sí avanzan en otros mercados que dejaron de importar la carne europea, por temor a la EEB. Brasil, por ejemplo, incrementó 80 por ciento el volumen exportado en enero, en comparación con igual mes del año pasado.
Así ocurrió con Medio Oriente que duplicó sus compras, pasando a ser el principal importador de carne vacuna brasileña. Otro mercado huérfano de EEB es Europa oriental, que así se ha transformado en el nuevo blanco de los exportadores. (FIN/IPS/mo/dm/if/01
