BRASIL: Coalición de gobierno afronta amenaza de crisis

La denuncias de corrupción lanzadas en Brasil ponen en difícil situación al gobierno y al nuevo presidente del Senado, Jader Barbalho.

El Congreso Nacional legislativo reanudó sus labores este lunes, tras el receso informal del carnaval, debido a la tensión que causó la ráfaga de acusaciones disparada por el senador Antonio Carlos Magalhaes desde que perdió la presidencia del Senado el 14 de febrero.

Las denuncias amenazan incluso la imagen del presidente Fernando Henrique Cardoso, que intenta recomponer la coalición de gobierno con el nombramiento de al menos dos nuevos ministros y con el anuncio de un plan de acción para los 22 meses que le quedan a su periodo.

El riesgo es la instalación de una o varias comisiones parlamentarias de investigación sobre corrupción en el gobierno y el enriquecimiento del presidente del Senado y el Poder Legislativo. Eso afectaría gravemente la gobernabilidad, paralizando al Congreso y a parte del gobierno.

Las sospechas de corrupción son antiguas, pero ganaron fuerza después de que partes de un diálogo del senador Magalhaes con tres miembros del ministerio público fueran publicadas en la revista Isto , el 22 de febrero.

En la conversación, el senador recomienda a los fiscales examinar mejor las cuentas bancarias de Eduardo Jorge Caldas, ex secretario general de la Presidencia y ex asesor personal de Cardoso.

Caldas ya afrontó una investigación parlamentaria por sus centenares de llamadas telefónicas al ex juez Nicolau dos Santos Neto, responsable de la desviación de 85 millones de dólares destinados a la construcción de la sede de un tribunal en Sao Paulo, de 1992 a 1998.

Nada se comprobó en su contra, pero faltó averiguar las cuentas bancarias de 1994 y 1998, donde estarían las pruebas de corrupción del ex secretario que podrían «llegar al presidente» Cardoso, según Magalhaes.

En aquellos años hubo elecciones que llevaron a Cardoso a la Presidencia por dos periodos.

La referencia sugiere la posibilidad de que los recursos desviados del Tribunal de Sao Paulo sirvieron para financiar las campañas electorales, cuyas cuentas están bajo sospecha también porque se descubrieron indicios de doble contabilidad.

En el diálogo, grabado por uno de los fiscales, Magalhaes amplió las denuncias que venía haciendo contra Barbalho y los Ministerios de Transporte y de Integración Social, a la vez que acusó al presidente Cardoso de omisión en el combate a la corrupción.

El presidente cesó el 23 de febrero a dos ministros fieles a Magalhaes, sellando así la ruptura con el senador, considerado el segundo político más poderoso del país mientras presidía el Senado y lideraba el Partido del Frente Liberal (PFL).

Pero la radicalización de las denuncias contra el gobierno dividió al PFL, dejando al senador como un disidente. Magalhaes es líder de los liberales de Bahía, donde cuenta con un fuerte apoyo popular tras ser gobernador de ese estado del noreste de Brasil en tres oportunidades.

El directorio nacional del PFL celebrará este jueves una reunión para decidir su futuro inmediato, que puede ser la división o el mantenimiento del grupo disidente. En todo caso, se debilita la coalición gubernamental.

El mismo Magalhaes sufre ahora la amenaza de perder sus derechos políticos. La oposición quiere procesarlo por haber violado el secreto de una votación en el Senado el año pasado, según sugieren sus propias palabras publicadas en la revista Isto  y el testimonio de funcionarios parlamentarios.

Por detrás de la pelea está la disputa entre dos de los tres grandes partidos de la coalición, el PFL y Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de Barbalho.

El nuevo presidente del Senado nunca respondió a la acusación de que acumuló ilegalmente una fortuna de al menos 15 millones de dólares en tres décadas de actividad política. Nunca se comprobó ningún delito, fue siempre su respuesta.

Pero este lunes apareció en el diario Valor Económico un cheque firmado por Barbalho en 1984 que comprobaría su participación en uno de los delitos de que es acusado, la desviación de dinero del Fondo de Desarrollo de Pará, estado que gobernaba en la ocasión.

De la habilidad del presidente, al sustituir los ministros del PFL y manejar las disputas parlamentarias, depende el mantenimiento de una coalición con suficiente mayoría y estabilidad para asegurar la aprobación de los proyectos de ley que considera necesarios.

El proceso desatado por Magalhaes tiene los elementos que componen la anatomía de los escándalos de corrupción en Brasil.

El resentimiento de alguien muy cercano al poder llevó a las denuncias que derrocaron el ex presidente Fernando Collor de Mello, en 1992, y la destrucción política del ex alcalde de Sao Paulo, Celso Pitta, el año pasado.

Las posibilidades de un estallido son mayores porque la fuente de la información ocupó altos cargos en el Poder Ejecutivo y en el Legislativo en las tres últimas décadas y se convirtió en un mito político.

Además, se lo considera un enemigo temible por haber acumulado conocimientos sobre sus colegas y adversarios. (FIN/IPS/mo/mj/ip/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe