Los sistemas de enfriamiento utilizados por las centrales de energía nuclear de Estados Unidos aniquilan numerosos animales, entre ellos grandes mamíferos, cocodrilos, patos y especies en peligro como las tortugas.
Noventa y cinco por ciento de las larvas de peces y otros organismos acuáticos succionados por ciertos sistemas de enfriamiento de reactores nucleares acaban quemados y luego descargados otra vez en el mar como sedimentos muertos, según un informe difundido a fines de mes por grupos ambientalistas.
Los organismos destruidos «no pueden ser recuperados», dijo el informe coescrito por las organizaciones Servicio de Información Nuclear y Recursos, el Consejo de Comunicaciones de Seguridad Energética y Firmeza por la Verdad Acerca de la Radiación.
El sistema de enfriamento succiona grandes volúmenes de agua de fuentes cercanas para enfriar el reactor. Un reactor típico de 1.000 megavatios requiere alrededor de 130.000 litros de agua por minuto, señaló el informe. Medio centenar de reactores en todo Estados Unidos utilizan ese sistema.
Grandes mamíferos como focas y manatíes, además de tortugas marinas, cocodrilos y patos, también terminan absorbidos por los sistemas de enfriamiento y perecen ahogados o heridos, afirmó Linda Gunter, portavoz del Consejo de Comunicaciones de Energía Segura.
«Cuando las criaturas acuáticas pasan a traves del reactor son heridas y pulverizadas», dijo.
Más de 900 tortugas marinas son succionadas cada año por el sistema de enfriamiento del reactor nuclear de St. Lucie, en el estado meridional de Florida, advirtió el informe. Los expertos atribuyen a los reactores de Millstone, en el estado nororiental de Connecticut, la devastación de la población de flamencos.
«Mientras los pescadores son multados por capturas ilegales, los reactores de Millstone masacran enormes cantidades de peces y langostas con total impunidad», apuntó Gunter.
Noventa por ciento de la población de abalones, una especie protegida, fue destruida por el sistema de enfriamiento del reactor Diablo Canyon, en California, agregó.
Después de que las criaturas acuáticas pasan a través del reactor son descargadas de nuevo en el agua, creando a su vez residuos que enturbian el entorno e impiden que la luz llegue a las centrales sumergidas.
«Los detritos descargados bloquean la luz y matan microorganismos esenciales a la cadena alimentaria», explicó.
El informe dice que el agua utilizada es descargada a altas temperaturas y obliga la fauna acuática a buscar ambientes más fríos, lo cual desequilibra delicados ecosistemas.
La industria nuclear afirma que el agua caliente reciclada y devuelta a océanos y lagos tutela el hábitat de mamíferos acuáticos como los manatíes, que prefieren aguas con temperaturas más altas.
Sin embargo, según el informe, cuando el flujo de agua caliente disminuye o se bloquea por tareas de mantenimiento o reparaciones, muchos especímenes quedan «congelados» y perecen por hipotermia.
La industria nuclear arguyó que los conservacionistas exageran el impacto que los sistemas de enfriamiento tienen sobre el ambiente acuático.
Steve Kerekes, portavoz del Instituto de Energía Nuclear, un grupo de presión empresarial radicado en Washington, dijo que el sector adoptó medidas para proteger la fauna silvestre, como la instalación de filtros que evitan la absorción de peces y otros animales acuáticos por los sistemas de enfriamiento.
«La industria nuclear estadounidense toma medidas extraordinarias para proteger los ecosistemas y minimizar cualquier impacto adverso», aseguró.
Kerekes dijo que los sistemas de enfriamiento no son empleados solo por centrales nucleares. «Esa es una situación que puede ocurrir con cualquier instalación energética que use vapor para accionar turbinas», acotó.
Organizaciones ambientalistas afirmaron, no obstante, que el sector viola las leyes sobre agua potable, que obligan a las centrales nucleares usar «la mejor tecnología disponible» para minimizar el impacto adverso de los sistemas de enfriamiento.
David Lochbaum, un ingeniero de la Unión de Científicos Preocupados, dijo que 11 reactores nucleares en el país usan un tipo diferente de sistema de enfriamiento, consistente en una torre de refrigeración que libera el vapor a la atmósfera y no al agua.
Esos sistemas usan 10 veces menos agua de los océanos, lagos y ríos que los otros, más anticuados.
«El sistema de enfriamiento más viejo tambien descarga casi 10 veces más agua a altas temperaturas en océanos, lagos y ríos que las torres de refrigeración», dijo Lochbaum. El sector nuclear afirma que el sistema de torres de refrigeración es más costoso.
Paul Gunter, del Servicio de Comunicación Nuclear, dijo que la Agencia de Protección Ambiental tambien es responsable porque no estableció normas nacionales para los sistemas de enfriamiento.
«Cuando afrontó la posibilidad de hacer instalar 'los mejores niveles tecnológicos disponibles', la agencia cedió a las presiones de la industria y dejado que el ambiente acuático pagara el precio», dijo.
El informe tambien sostuvo que la industria nuclear viola las leyes sobre especies en peligro, que obliga a las agencias federales a consultar tanto al Servicio Nacional de Pesquerías Marinas como el Servicio de Pesca y Fauna Silvestre antes de adoptar cualquier iniciativa que las afecte.
Por ley, los reactores nucleares pueden matar o «absorber» una limitada cantidad de vida acuática en peligro.
Sin embargo, la Comisión Reguladora Nuclear permitió a la industria aumentar e incluso eliminar esos límites de «succión» sin consultar a las autoridades, según Eric Glitzenstein, un abogado experto en protección de la fauna silvestre.
«No se debe permitir que la industria nuclear aparezca como innocua o amigable con la fauna silvestre, al menos hasta que el sector y los reguladores federales que la supervisan cumplan con las leyes federales destinadas a protegerla y conservarla», dijo Glitzenstein. (FIN/IPS/trad-eng/dk/da/ego/mj/en/01