El escritor portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura, propuso a su paso por América Central «legalizar el pan», para ponerlo al alcance de todos a quienes ahora se les niega.
Saramago visitó Guatemala del 2 al 5 de este mes para presentar al público centroamericano su más reciente novela, «La caverna», y aprovechó su estancia para denunciar las brechas sociales en el mundo y el proceso de globalización.
El novelista portugués destacó en sus presentaciones públicas que actualmente, el ser humano es «la cosa» más desechable, cuando debería ser la prioridad.
«La ignorancia se está extendiendo como una mancha de aceite». De modo creciente, «hay una minoría que sabe más y una mayoría que sabe menos», advirtió Saramago, de 79 años, entre cuyas obras se destacan «El evangelio según Jesucristo», «Memorial del convento», «El año de la muerte de Ricardo Reis» y «Ensayo sobre la ceguera».
La presentación de su nuevo libro fue realizada en un vetusto convento católico, que hoy alberga un centro cultural de la Agencia Española de Cooperación Internacional, en la ciudad colonial de Antigua.
«La caverna», la primera novela que Saramago escribe después de ser premiado por la Academia Sueca en 1998, trata la historia de una familia de alfareros, que afrontan la amenaza de un centro comercial. La clave de la obra es el enfrentamiento entre la sabiduría antigua y la ignorancia moderna.
Saramago, un ateo y comunista confeso, de prosa barroca y proyección filosófica, denunció la «criminal distribución de la riqueza» en el mundo y pidió dejar atrás las desigualdades sociales y la falta de solidaridad que prevalecen en esta época.
Preguntado en Guatemala acerca de la eventual legalización de las drogas, se pronunció por «legalizar el pan, porque hay millones de personas a quienes ese alimento se les niega».
Sus humildes orígenes encendieron en él la pasión por los pobres. En su juventud trabajó como cerrajero, más tarde fue periodista y nunca ha pertenecido a elites académicas.
La fama lo alcanzó después de los 50 años, y ya casi octogenario se propone escribir un nuevo libro, aunque no dio detalles al respecto.
Con sus frases directas y punzantes, este portavoz de la cultura portuguesa considera que la globalización «está causando estragos», pues produce la exclusión de miles de personas por la vía del desempleo.
A su juicio, uno de los problemas internacionales es la falta de democracia, pues el poder político de hoy es una mera fachada. El poder real pertenece a las empresas multinacionales que, con George W.Bush en la Presidencia de Estados Unidos, «ya no necesitarán intermediarios», afirmó.
Saramago también hizo evidente su enfrentamiento con el Vaticano al cuestionar directamente al líder de la Iglesia Católica, el Papa Juan Pablo II.
El Papa «ha querido y tratado de decirnos que la Virgen le ha salvado la vida en un atentado. ¿Quién se cree ese señor para decir esto? ¿Por qué la Virgen no ha tenido el tiempo para salvar más vidas?», se preguntó.
No obstante, puntualizó que respeta todas las creencias y que quisiera que las distintas confesiones se toleraran entre sí. Matar en nombre de Dios «es convertir a Dios en un asesino», destacó. (FIN/IPS/nms/ff/cr/01
