(Arte y Cultura) LIBROS-EEUU: El lado oscuro de la comida rápida

La comida rápida se convirtió en una opción barata y práctica en el acelerado mundo de hoy. Pero el verdadero costo de esos platillos excede el dinero que pagan los consumidores, según el periodista Eric Schlosser, autor del libro «Fast Food Nation» («Nación fast food»).

«La comida al paso perturbó nuestro modo de vida, ensanchó el abismo entre ricos y pobres, alimentó la epidemia de obesidad y propaló la impostura del imperialismo cultural estadounidense en el exterior», escribió Schlosser en las primeras páginas del libro, publicado por la editorial Houghton Mifflin.

En un torrente de hechos, cifras, entrevistas y observaciones Schlosser brinda un completo panorama de los profundos cambios que la industria de la comida rápida impuso en áreas tan dispares como la fuerza de trabajo estadounidense, la cultura pop y la actividad inmobiliaria.

El libro también parece un compendio serio sobre las razones por las cuales cualquiera debería pensar dos veces antes de comprar una «cajita feliz» en algún restaurante McDonald's.

«En las últimas tres décadas, la comida rápida se ha infiltrado en cada ángulo y recoveco de la sociedad estadounidense», escribió Schlosser, colaborador de la Atlantic Monthly, revista de alcance nacional que se publica en Boston.

Desde los años 70, el gasto del consumidor estadounidense en restaurantes de comida rápida aumentó de 6.000 millones de dólares a la sorpredente cifra de 110.000 millones. En la actualidad, el gasto en este sector supera el que destinan los ciudadanos a escuelas, computadores y automóviles nuevos.

Schlosser rastreó el crecimiento de la actividad. En los años 60, McDonald's contaba sólo con 1.000 restaurantes. Hoy, esa corporación opera 23.000 restaurantes y da trabajo a un millón de personas.

Sus locales se hallan en sitios tan dispares como supermercados, centros comerciales, aeropuertos, escuelas y hospitales.

«El impacto de McDonald's sobre la cultura nacional, la economía y la dieta es difícil de cuantificar. Su símbolo corporativo, los arcos dorados, es más conocido que la cruz cristiana», apuntó.

El poder ejercido de la industria de la comida rápida y su efecto en la vida diaria es un asunto constante en el libro. La agricultura estadounidense sintió el impacto de esa fuerza.

Schlosser sostuvo que la centralización de las operaciones de compra de carne bovina, cerdo y patatas en manos de las casas matrices y la uniformización de los productos dio a unas pocas corporaciones multinacionales un control sin paralelo sobre el abastecimiento de comestibles en Estados Unidos.

«El gobierno federal tiene autoridad legal para intervenir sobre un tostador defectuoso u otros bienes de consumo, pero carece de poder para controlar toneladas de carne potencialmente contaminada y letal», dijo Schlosser.

El periodista llamó la atención sobre la búsqueda de mercados extranjeros por parte de las principales cadenas, que pretenden ampliar sus operaciones dado el creciente número de restaurantes de comida al paso que se disputan los mismos consumidores dentro de Estados Unidos.

«Las cadenas de comida rápida se convirtieron en totem del desarrollo económico occidental. A menudo son las primeras corporaciones multinacionales en llegar cuando un país abre sus mercados, sirviendo de vanguardia a las franquicias estadounidenses», afirmó Schlosser.

En 10 años, sólo McDonald's quintuplicó su sus restaurantes en el exterior, de 3.000 a 15.000. Con propiedades en 117 países, no sorprende que se haya convertido en el principal dueño de bienes raíces del mundo: gana más por el cobro de alquileres que por la venta de comestibles.

Más de la mitad de los adultos y casi la cuarta parte de los niños estadounidenses sufren sobrepeso, lo cual constituye el mayor índice del mundo industrializado en la materia. Estados Unidos gasta cerca de 240.000 millones de dólares anuales en tratamientos de enfermedades relacionadas con la obesidad.

Lo que antes fue un problema típicamente estadounidense es ahora mundial. En China, la cantidad de adolescentes con sobrepeso se multiplicó por tres en una década.

Lo mismo ocurre en Japón, considerado una de las naciones más saludables del planeta. El consumo de comida rápida se duplicó desde los años 80, y lo mismo ocurrió con el índice de obesidad de los niños.

Cuatro millones de personas concurren todos los días a restaurantes de McDonald's u otros similares en todo el mundo. Su popularidad no invita a pensar «de dónde vienen esos comestibles, cómo están hechos y qué le están haciendo a nuestra comunidad».

«El bajo precio de una hamburguesa en un restaurante de comida al paso no refleja su costo real. Las ganancias de las cadenas se logra con la imposición de pérdidas al resto de la sociedad», entre ellas, «el debilitamiento de las normas de protección a los trabajadores, los consumidores y el ambiente», previno Schlosser.

El periodista destacó que el costo anual de los tratamientos para la obesidad duplica las ganancias de la industria de comida rápida. Para contrarrestar el impacto causado por los gigantes de esa actividad, Schlosser recomendó leyes más severas para salvaguardar los alimentos y la seguridad laboral.

Sin embargo, su principal consejo es simple: «No lo compre». A su juicio, «aun en esta 'nación fast food' se puede encontrar un camino propio». (FIN/IPS/trad-eng/fh/da/ego/mj/cr dv he/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe