AMERICA CENTRAL: Café con aroma de crisis

La producción de café de América Central, otrora motor de la economía, afronta hoy una de las peores crisis de su historia, con precios deprimidos y amenazas de despido masivo de trabajadores.

El mal momento del café en los mercados mundiales provocará este año pérdidas millonarias, una fuerte caída de la producción y miles de despidos a lo largo de todo el istmo.

América Central en conjunto exportó 13,75 millones de sacos de 60 kilogramos en la cosecha 1999-2000, volumen cercano al vendido por Brasil, primer productor mundial, que fue de 18,73 millones de sacos.

La crisis causada por la caída de los precios internacionales, que en las últimas semanas oscilaron entre 60 y 70 dólares el quintal (antigua medida británica que equivale a 46 kilogramos), afecta a los productores de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, explicaron expertos consultados por IPS.

Los precios se han desplomado por múltiples factores, entre ellos la versión que circula en torno a que precisamente Brasil ofertará en el período 2002-2003 cerca de 40 millones de sacos de 60 kilogramos, indicaron.

Los mercados mundiales de café han registrados ciclos de auge y depresión desde hace más de una década. Entre 1989 y 1994 los precios registraron una fuerte caída hasta cruzar la barrera de los 100 dólares por quintal, para luego retomar la tendencia al alza con un pico en 1997 de 270 dólares el quintal.

A partir de 1998, los precios comenzaron a caer en forma constante hasta cotizarse el 16 febrero a 59,80 dólares el quintal, por debajo de lo que expertos llaman la «barrera psicológica de los 60 dólares».

En la crisis actual, uno de los países centroamericanos más golpeados es El Salvador.

«La situación es verdaderamente caótica», al punto que las exportaciones caerán casi 40 por ciento en el período cafetero de 2000-2001″, explicó a IPS Ricardo Espitia, director ejecutivo del Consejo Salvadoreño del Café.

Espitia añadió que, si se cumple el pronóstico, la producción final llegará este año a sólo 2,3 millones de «quintales salvadoreños», frente a los 3,6 millones del período anterior. En El Salvador la medida utilizada es el quintal oro uva, que equivale a cerca de 42 kilogramos.

Esta situación derivará en la merma de ingresos para los 22.000 productores salvadoreños y le costará el empleo a unos 40.000 trabajadores, alrededor de un tercio de toda la fuerza laboral relacionada directamente con el café.

El Salvador enfrentará así el segundo año consecutivo con costos de producción más elevados que los precios en los mercados internacionales.

Para cubrir los costos de producción y un valor agregado razonable se necesitaría que el precio del café se ubique entre 100 y 110 dólares el quintal, afirmó Espitia.

Aunque los problemas económicos y sociales se han agravado en El Salvador por los terremotos, de 7,6 grados en la escala de Richter el 13 de enero y de 6,6 grados el 13 de febrero, en el resto de la región el panorama no es nada alentador.

En Guatemala, el principal sindicato de caficultores adelantó en los últimos días que los despidos en marzo afectarán a 120.000 trabajadores, de un total de 750.000 guatemaltecos que dependen de esta actividad.

Juan José Carlos, vicepresidente de la Asociación Nacional del Café (Anacafé), declaró a la prensa local que los cafetaleros guatemaltecos tuvieron que reducir la cantidad de trabajadores por la caída de los precios y la consecuente pocas posibilidades de recuperar los gastos.

La imposibilidad de hacer frente a las deudas con el sistema financiero obligó a algunos productores a decidir despidos masivos, el cierre de sus establecimientos y la entrega de sus propiedades a los bancos.

Se calcula que los caficultores guatemaltecos le adeudan a las entidades financieras cerca de 130,3 millones de dólares.

«Este es un panorama muy difícil», ya que «en América Central se han mezclado dos variables negativas, los bajos precios internacionales y las reducidas cosechas», comentó a IPS Juan Bautista Moya, director ejecutivo del Instituto del Café de Costa Rica (Icafé).

Costa Rica, que tiene la productividad cafetera más alta del mundo, exportará 3,2 millones de quintales en el período 2000- 2001, casi 12 por ciento menos que el año anterior.

El café en Costa Rica, aunque en los últimos años ha cedido su importancia económica a actividades como el turismo y las exportaciones de microchips, todavía sigue siendo una importante fuente de ingreso para muchos agricultores y trabajadores.

La exportación de café en el período 1998-1999 le significó a Costa Rica ingresos por 316 millones de dólares, mientras que la cantidad de productores hoy es de 73.000 y se estima que alrededor de medio millón de personas dependen directa o indirectamente del sector.

Algunos expertos, a pesar del difícil período, se manifiestan optimistas sobre el futuro de la actividad, en razón de las medidas que los productores mundiales están adoptando, como las retenciones de oferta o el incentivo al consumo local.

Moya, director de Icafé, indicó que la reducción voluntaria de las exportaciones, de 20 por ciento de la cosecha de cada país, podría aumentar los precios en los mercados mundiales, en especial por la incorporación de India a este esfuerzo.

Aunque esta reducción de la oferta, acordada el 19 de mayo de 2000, todavía no ha causado efectos de alza en los precios, Moya dijo que se espera una tendencia positiva próximamente.

En América Central, las retenciones son apoyadas por Costa Rica, El Salvador y Honduras, mientras que no han recibido el respaldo de Guatemala ni de Nicaragua.

Panamá tampoco cumple con esa resolución, aunque este país tiene un peso menor en los mercados mundiales, pues en la cosecha 1999-2000 produjo sólo 43.000 sacos de 60 kilogramos.

Para Jeannette Medina, jefe de comercialización del Instituto Hondureño del Café, al contrario de lo que sostiene Moya, lo peor está aún por venir y una muestra de ello es que su país exportará este año sólo 2,5 millones de quintales, mientras que en el período anterior sumó 3,8 millones.

«Muchos productores hondureños han decidido simplemente abandonar las plantaciones y no recoger la cosecha», explicó a IPS Medina, quien detalló que «la situación se va a poner más difícil el año próximo». (FIN/IPS/nms/dm/if/01

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