AMBIENTE: Consejo Mundial de Iglesias critica a EEUU

El Consejo Mundial de Iglesias criticó al gobierno de Estados Unidos por rechazar el Protocolo de Kyoto, un tratado internacional que procura mitigar el recalentamiento planetario al reducir la emisión de gases invernadero.

La medida del gobierno de George W. Bush «traiciona su responsabilidad como ciudadano del mundo», declaró este viernes David Hallman, coordinador del programa de cambio climático del Consejo Mundial de Iglesias, una organización que representa a iglesias de 100 países.

Este jueves el canciller (jefe de gobierno) alemán Gerhard Schroeder se reunió con Bush en Washington y le expresó su discrepancia con la posición estadounidense.

Washington deberá explicar su decisión en la COP-6, la conferencia sobre cambio climático a celebrarse del 16 al 27 de julio en Bonn, la sede permanente del secretariado de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC).

El ministro de Ambiente de Holanda, Jan Pronk, viajó a Washington este jueves en una sorpresiva visita. Pronk, quien presidirá la COP-6 (Sexta Conferencia de Partes) en Bonn, procura salvar el tratado de Kyoto.

Las negociaciones previas fracasaron por las condiciones que pretendía Estados Unidos para poner en práctica el Protocolo.

El tratado compromete a los países industrializados a reducir sus emisiones de dióxido de carbono y otros gases en un promedio de 5,2 por ciento para 2008-2012, frente al nivel de 1990.

Estados Unidos, con cuatro por ciento de la población mundial, emite 25 por ciento de los gases invernadero producidos por la quema de combustibles fósiles, como el petróleo y el carbón, que provocan el recalentamiento planetario.

«Este no es un asunto ambiental marginal que pueda ignorarse o minimizarse. Tiene que ver con el comercio y con la economía», declaró este jueves la comisaria europea del Ambiente, Margot Wallstroem, en conferencia de prensa.

El Consejo Mundial de Iglesias también se refirió al problema en su reunión en la ciudad alemana de Potsdam, celebrada entre el 29 de enero y el 6 de febrero.

«Los países industrializados cargan con la mayor parte de la responsabilidad moral por precipitar el cambio climático y, por lo tanto, deben ejercer el liderazgo que genere medidas concretas para reducir sus causas», declaró el Consejo.

Hallman, representante de la Iglesia Unida de Canadá, señaló que existen cada vez más pruebas de que las poblaciones vulnerables, sobre todo en los países más pobres, ya padecen las consecuencias del cambio climático provocado por la conducta humana.

Hallman se refirió a las devastadores inundaciones que sufrió Mozambique en los últimos dos años, al creciente nivel del mar en las islas del Pacífico y a las sequías de Africa.

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, un organismo científico que asesora a las Naciones Unidas, informó este año que «existen pruebas nuevas y más firmes de que la mayor parte del recalentamiento observado en los últimos 50 años se atribuye a la actividad humana».

A pesar de la decisión del gobierno de Bush, las negociaciones sobre cambio climático habrán de continuar, dijo Hallman.

«Si Estados Unidos se aleja del Protocolo de Kyoto, sólo significa que en el futuro deberá negociarse otro tratado con metas más ambiciosas en vista de la creciente evidencia sobre los impactos devastadores del clima», dijo.

«Alentamos a los demás países que sigan trabajando por la ratificación del Protocolo de Kyoto, sin importar la acción de Estados Unidos», agregó.

Para el Consejo Mundial de Iglesias, la discusión sobre el cambio climático y la necesidad de reducir las emisiones de dióxido de carbono es, fundamentalmente, un problema ético.

Desde la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, la atención se desplazó de la «reducción de las emisiones de los países más ricos y contaminantes a las estrategias para que esos países adquieran créditos de reducción en otros países», según el Consejo.

«No se debe permitir a los países ricos y contaminantes que evadan el problema mediante la compra de proyectos en otros países», agregó.

Esta declaración refiere a la venta de emisiones, un mecanismo comercial que haría más atractiva para los países en desarrollo la reducción de emisiones de dióxido de carbono.

La venta de las emisiones es, de hecho, uno de los asuntos fundamentales que deberán resolverse en las negociaciones en Bonn. Entre ellos están la ayuda financiera y la transferencia de tecnología para ayudar a los países en desarrollo a sumarse a la acción mundial para mitigar el cambio climático. (FIN/IPS/tra-en/raj/da/aq/en/01

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