YUGOSLAVIA: Exposición combate discriminación contra gitanos

Una exposición de fotografías y otros documentos que ilustra la vida de los gitanos en Serbia en el siglo pasado pretende combatir la discriminación que sufre este grupo étnico en la república yugoslava.

La inauguración este mes de la muestra "Gitanos, los belgradenses" coincidió con una conferencia de dos días titulada "Serbia como sociedad multicultural", la mayor parte de la cual estuvo dedicada a la situación de los gitanos.

Para demostrar que el gobierno apoya la integración de los gitanos a la sociedad, el presidente yugoslavo Vojislav Kostunica inauguró la conferencia en Belgrado y fue su titular honorario.

"Ha llegado el momento para que los gitanos disfruten sus derechos en todos los aspectos", señaló el documento final de la conferencia. "Esos derechos están garantizados por la constitución serbia pero fueron deliberadamente negados por el gobierno anterior", agregó, en referencia al régimen de Slobodan Milosevic.

La población de 9,5 millones de personas de Serbia cuenta con más de 800.000 gitanos, según datos oficiales. No obstante, la indiferencia y la discriminación conspiraron para que los gitanos no fueran integrados al resto de la sociedad.

La suerte de los gitanos, que carecen de poder económico, empeoró durante el régimen de Milosevic.

"Los 10 años de Milosevic fueron la peor etapa de la historia de los gitanos, con la excepción de la ocupación alemana en la segunda guerra mundial (1939-1945)", dijo Dragoljub Ackovic, del partido Congreso Gitano.

"Económica, cultural y políticamente, nos convertimos en el grupo étnico sin ningún derecho", agregó.

Según datos proporcionados por organizaciones gitanas, 80 por ciento son analfabetos, sólo cuatro por ciento concluyó la enseñanza secundaria y unos 200 obtuvieron títulos universitarios.

"El régimen de Milosevic fue indiferente respecto a su propia gente, de modo que los gitanos también sufrieron eso", afirmó Marina Dokmanovic, una de las organizazoras de la exhposición en Belgrado.

"Mientras preparábamos la exposición y coordinábamos la tarea con los gupos gitanos, descubrimos que en la última década muchos niños fueron puestos en escuelas para menores incapacitados porque no hablaban serbio".

"Cerca de 80 por ciento de los alumnos en esas escuelas eran gitanos perfectamente normales y saludables. Terminaron desertando de las clases", explicó.

Los gitanos esperan que el nuevo gobierno corrija los errores perpetrados en su contra en los últimos 10 años.

La historia de los gitanos en Serbia data de 1536, cuando unos 300 se instalaron en Belgrado. Los gobernantes turcos de entonces los eximieron de pagar impuestos porque reparaban buques en los astilleros y trabajaban como herreros.

La peor parte de la historia de los gitanos ocurrió durante la segunda guerra mundial, cuando miles fueron exterminados por las tropas alemanas de ocupación.

"Debemos luchar contra los estereotipos que los gitanos, de piel olivácea y cabello negro, sólo son capaces de tocar música, contrabandear, vagabundear o no hacer nada", dijo Petar Antic, un activista humanitario.

"En el pasado, los gitanos ayudaron a perpetuar esa imagen, pero ha llegado el momento de terminar con eso", sostuvo.

Entre los planes del gobierno está la futura inclusión de los gitanos y sus derechos en la Constitución.

"Hemos hecho un análisis comparativo de leyes en países vecinos con grandes poblaciones de gitanos, como Hungría, Rumania y Macedonia", dijo Aleksandar Fira, miembro de la Academia de Ciencias y juez retirado del Tribunal Constitucional.

Estadísticas oficiales revelan que hay 10 millones de gitanos en Europa central y sudoriental. "Nosotros (en Serbia) estamos atrasados en más de una década con respecto de ellos y se deben dar pasos urgentes a la brevedad. Las leyes son una cosa y la práctica cotidiana, otra", indicó.

Varias encuestas de opinión comprobaron que siguen existiendo fuertes prejuicios en la sociedad serbia. Un estudio presentado por Kostunica mostró que 79,5 por ciento de los entrevistados no se casaría con un gitano, que 68 por ciento piensa que son haraganes e irresponsables, y que 57 por ciento afirma que no son confiables.

"La población de este país debe librar una larga batalla contra el prejuicio racial y los estereotipos negativos que prevalecen contra los gitanos. Llevará tiempo", dijo Fira. (FIN/IPS/tra-en/vpz/da/ego/aq/hd/01

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