Las dos principales cadenas de televisión de México dejaron de lado rivalidades y anunciaron acciones conjuntas para promover el fin del conflicto armado en el sureño estado de Chiapas, un tema en el que las dos empresas son acusadas de mantener posiciones favorables al gobierno.
Televisa y TV Azteca, varias veces vetadas por la guerrilla zapatista de Chiapas por su presunta parcialidad, enlazaron sus señales la noche del martes para hacer el anuncio, al que calificaron de inédito, pues nunca antes habían trabajado en conjunto.
Trabajaremos juntos por la paz, señalaron los conductores de los principales noticieros de las dos cadenas, que se encuentran entre las más poderosas de América Latina.
Y repitieron el anuncio hecho horas antes por los presidentes de las dos empresas: se recaudarán fondos para los indígenas de Chiapas con un concierto masivo de los grupos Maná y Jaguares el 3 de marzo, en el que podría intervenir también el guitarrista Carlos Santana.
Además, promoverán a través de sus espacios la idea de que es el momento de alcanzar la paz en Chiapas.
El anuncio de las dos cadenas de televisión se hizo 10 días antes que salieran de gira por varios estados del país 24 comandantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) entre ellos su líder, el subcomandante Marcos.
Los comandantes arribarán a la capital el 11 de marzo con el objetivo de pedir al Congreso que apruebe una ley sobre derechos indígenas y exigir al gobierno que cumpla con sus demandas para reanudar las negociaciones de paz.
Varios empresarios y políticos conservadores sostienen que el gobierno de Vicente Fox, en funciones desde diciembre, hizo ya lo suficiente como para que la guerrilla se siente a dialogar.
Esa idea también se ha difundido en los espacios editoriales de Televisa y TV Azteca, que concentran más de 85 por ciento de la teleaudiencia de México.
Fox pidió al EZLN que reanude las negociaciones luego de retirar cuatro destacamentos militares de la zona de conflicto, presentar al Congreso el proyecto de ley indígena, gestionar la liberación de más de 30 zapatistas presos y señalar que no se opone al viaje de los comandantes guerrilleros a la capital.
Pero el EZLN exige el retiro de otros tres destacamentos militares, la aprobación de la ley y la excarcelación de unas 70 personas más para reanudar el diálogo de paz, suspendido en 1996.
«Es el momento de que aboguemos paz» y por eso Televisa y TV Azteca lucharán juntas, señalaron los directivos de las dos principales televisoras de México, cuyos enfrentamientos llegaron en el pasado hasta los tribunales.
«Queremos que todo salga bien y que se unan a nosotros a este mensaje de paz, porque pensamos que si hemos visto la guerra a través de la televisión, es hora que la televisión también transmita un mensaje de paz», declaró el presidente de Televisa, Emilio Azcárraga.
En el conflicto de Chiapas, las dos cadenas de televisión siempre respaldaron las posiciones del gobierno de turno, según la Academia Mexicana de los Derechos Humanos, una opinión con la que coinciden políticos opositores.
Con la llegada de Fox al poder y la salida del Partido Revolucionario Institucional, la televisión muestra mayor apertura y pluralidad, pero en el caso de Chiapas continúa favoreciendo al gobierno, afirmó la comunicóloga María Contreras.
El EZLN prohibió la entrada a su zona de influencia a los reporteros de Televisa y Televisión Azteca en varias ocasiones, pero especialmente en 1995 y 1996.
Desde que Fox asumió la Presidencia, el subcomandante Marcos otorgó varias entrevistas a medios de comunicación locales, pero hasta el momento se ha negado a aceptar una conversación con reporteros de las dos principales cadenas de televisión.
Más que un guerrillero, el líder del EZLN es considerado por los expertos un maestro en llevar su lucha a los medios de comunicación.
Aunque combatieron contra el ejército sólo 12 días en 1994, los rebeldes, en su mayoría indígenas, lograron mantenerse en los primeros planos de la política local e internacional gracias a sus iniciativas para movilizar a la sociedad y a su presencia en los medios de comunicación.
La declaración de guerra del EZLN en 1994 quedó en el papel luego que el gobierno suspendió los ataques para proponer el diálogo y los diputados aprobaron una ley de pacificación para Chiapas.
Sin embargo, a la sombra del proceso de negociación, decenas de indígenas murieron en Chiapas víctimas de conflictos políticos, religiosos y de tierras, así como por la acción de grupos paramilitares. (FIN/IPS/dc/ag/ip cr/01