MEXICO-ESTADOS UNIDOS: Entre botas y espinas

Los presidentes Vicente Fox, de México, y George W. Bush, de Estados Unidos, se reunirán este viernes para sellar su amistad, pero ésta no alcanzará para cambiar el rumbo de las relaciones bilaterales debido a los problemas complejos y espinosos que afrontan, según expertos.

Las anunciadas siete horas que Bush estará en el rancho de Fox, en el estado central de Guanajuato, suscitan expectativas no sólo en este país, con el que Estados Unidos comparte 3.200 kilómetros de frontera, sino en el resto de América Latina.

Como nunca antes, la región fue escogida por un mandatario estadounidense como el lugar de su primera salida al exterior.

Bush marcó la importancia que da a México y a América Latina al elegirlos como primer destino internacional, dijo Ana María Salazar, ex funcionaria del Departamento de Defensa de Estados Unidos y actual académica del Instituto tecnológico Autónomo de México.

Por su parte, el presidente del parlamento de Cuba, Ricardo Alarcón, expresó que el presidente Bush quiere dar la impresión de que le importa América Latina y, sin duda, es un viaje importante para México.

Es difícil que Washington modifique sus prioridades en cuanto a política internacional, que apuntan a Europa y a Medio Oriente, pero la visita a México puede representar un giro hacia América Latina, respondió a su vez el canciller de Brasil, Celso Lafer, ante una consulta del diario mexicano Reforma.

En tanto, los observadores en México sostienen que la visita de Bush alimentará su estrecha amistad con Fox, dos mandatarios que, además de tener aficiones comunes por las botas y sombreros vaqueros, la cabalgata y la vida de los ranchos (establecimientos rurales), prácticamente estrenan sus cargos.

El presidente mexicano asumió el 1 de diciembre y el de Estados Unidos el 20 de enero.

La diferencia es que Bush, del Partido Republicano, llegó al gobierno en medio de dudas sobre su triunfo frente a Al Gore, candidato del Partido Demócrata, mientras Fox lo hizo en un clima de fiesta tras derrotar al Partido Revolucionario Institucional, que se mantuvo 71 años ininterrumpidos en el poder.

Los dos mandatarios ofrecen revolucionar las relaciones bilaterales y coinciden en apoyar el proceso de creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que sus antecesores planearon se concrete en 2005.

Sin embargo, sus intenciones y amistad, que Bush y Fox sostienen será estrecha, no parecen suficientes para concretar sus planes, opinó Salazar.

También el analista Jorge Chabat, del Centro de Docencia e Investigación Económica, estima que no habrá grandes cambios, pues la dinámica en las relaciones entre ambos países tiene raíces muy fuertes y no es fácil salir del libreto.

La agenda de la reunión entre Bush y Fox de este viernes incluye cuestiones de migración, frontera, narcotráfico, crimen organizado, comercio y de cooperación energética, pero no se descarta que surjan asuntos adicionales, informaron portavoces mexicanos.

Los problemas de emigración de México a Estados Unidos tienen décadas de provocar conflictos y cada vez son más difíciles de controlar con medidas policiales, como ha pretendido Washington en los últimos años.

Fox propone abrir a largo plazo la frontera entre los dos países, socios desde 1994 junto a Canadá en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

En cambio, Bush no se muestra entusiasmado con ese plan y se ha manifestado a favor de endurecer la política contra la inmigración indocumentada.

En el combate contra el narcotráfico también existen diferencias, que reconocen raíces históricas.

Estados Unidos, principal consumidor de drogas, y México, primer país de tránsito, registran periódicos escollos cuando intentan concertar la forma de luchar contra las organizaciones de traficantes de estupefacientes.

Además, en la intensa relación comercial entre los dos países existen problemas y acusaciones por incumplimiento de acuerdos.

A ello se suma que muchos de los planes que deseen concretar México u otras naciones de América Latina con Estados Unidos tienen que pasar primero por el Congreso de ese país, donde no existen consensos.

Un ejemplo de esas diferencias en el Congreso estadounidense se dan respecto del ALCA, así como en el combate contra el narcotráfico, con representantes que se niegan a eliminar la certificación unilateral antidrogas a la que cada año somete Washington a sus vecinos.

Pero las esperanzas están centradas en que se aproxima una etapa de cambios pues, más allá de los pronósticos, el hecho concreto es que Bush escogió como su primer destino internacional a México y, con eso, de alguna forma a América Latina, sostuvo la analista Denisse Dresser. (FIN/IPS/dc/dm/ip/01

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