MEXICO: Catequistas devenidos en guerrilleros lideran marcha

Al menos cinco de los líderes indígenas de la guerrilla zapatista de México, que comenzarán este domingo un viaje a la capital, fueron colaboradores de la diócesis católica de esta localidad.

El trabajo pastoral realizado desde 1960 por el obispo Samuel Ruiz, calificado de «rojo» por grupos conservadores, marcó en gran parte el nacimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), coinciden en señalar diversas fuentes.

«Eso dicen algunos de aquí (San Cristóbal), que hasta creían que don Samuel era uno de los guerrilleros», dijo a IPS una religiosa de esta diócesis del sur del país, quien pidió que no se mencione su nombre.

Distintas fuentes aseguran que de los 24 jefes del EZLN que viajarán a la capital, en un periplo que comenzará este domingo en San Cristóbal y culminará en la capital el 11 de marzo, cinco tienen antecedentes pastorales.

Los comandantes Tacho y Daniel, nativos tzotziles, Moisés y Zebedo, tzeltales, y David, tojolbal, fueron en los años 80, antes de ingresar al EZLN, catequistas, ex seminaristas o ex alumnos católicos.

Marcos, el líder mestizo del EZLN, no tuvo que organizar nada cuando llegó a mediados de la década del 80 a las selvas del sureño estado de Chiapas, pues los indígenas ya habían sido organizados por la Iglesia, declaró en 1997 Lázaro Hernández, ex diácono de la diócesis y ex miembro de la guerrilla.

«A mí no me consta eso, pues apenas tengo cinco años aquí, pero algunos hermanos han mencionado esos nombres», expresó la religiosa al ser consultada sobre la versión de Hernández.

Las investigaciones indican que Ruiz, quien se retiró en 1999 luego ejercer como obispo de San Cristóbal por más de 30 años, conoció la llegada de Marcos a la selva e incluso apoyó su trabajo de organización social.

Ruiz, que debió abandonar su cargo al cumplir 75 años de edad como indican las normas del Vaticano, es partidario de la Teología de la Liberación y declaró en 1992 al semanario mexicano Epoca que «el reino de Dios puede pasar por un cauce político, como es el caso nicaragüense».

La referencia apuntaba al movimiento revolucionario que a fines de los años 80 triunfó en Nicaragua contra la dictadura de la familia Somoza, en el que participaron varios sacerdotes católicos.

Sin embargo, los relatos de algunos indígenas que conocieron de cerca el trabajo de Ruiz indican que poco antes de la rebelión del EZLN el obispo se opuso al uso de las armas e incluso se enemistó por ese motivo con Marcos.

«No hay elementos religiosos en la estructura del EZLN. En este estado (Chiapas) ha habido un trabajo social muy profundo por parte de la Iglesia Católica, pero su tarea iba en sentido contrario a la lucha armada», señaló en 1994 el líder guerrillero al diario estadounidense The New York Times.

Por ese motivo hubo choques con la Iglesia, pues nosotros decíamos que «se va a necesitar la lucha armada y hay que prepararse para ella», añadió.

Los catequistas casi siempre son respetados en las comunidades nativas del estado sureño y tienen influencia, lo cual habría sido aprovechado por los dirigentes llegados de la ciudad para cooptarlos.

Ruiz, junto a otros prelados de América Latina, impulsó desde los años 60 la Teología de la Liberación, corriente que aboga por la liberación de los pueblos de la pobreza y se opone a que la religión dirija su doctrina exclusivamente al fuero interno.

Esa perspectiva del trabajo pastoral le trajo a Ruiz muchos problemas y acusaciones del Vaticano, donde el papa Juan Pablo II condenó la Teología de la Liberación..

Pero también le dio gran prestigio entre sectores progresistas, que incluso propusieron su nombre para el Premio Nobel de la Paz.

Además, le permitió posicionarse luego de comenzar la rebelión del EZLN como mediador entre los guerrilleros y el gobierno hasta que en 1998, cuando las autoridades lo acusaron de parcialidad y debió renunciar a ese papel.

La diócesis de San Cristóbal, hoy dirigida por el obispo Felipe Arizmendi, un prelado considerado moderado, recibe cada año miles de dólares de apoyo humanitario desde organizaciones no gubernamentales de países desarrollados.

Los archivos de la Iglesia del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas indican que en esta delegación eclesiástica hay 31 sacerdotes, 137 religiosas y monjas, 105 diáconos y 8.000 catequistas.

El trabajo social de los religiosos en Chiapas, una de las zonas indígenas más pobres del país, le costó a la diócesis numerosos ataques del gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000).

En ese período, el gobierno llegó a expulsar a siete sacerdotes extranjeros, tras acusarlos de incitar a la rebelión, hechos que fueron condenados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por considerar que se violó los derechos de los prelados.

En San Cristóbal se han atropellado en innumerables ocasiones los derechos de los religiosos católicos por el simple hecho de realizar trabajo social, dijo a IPS Marina Jiménez, del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de la Casas.

Ahora, varios de los catequistas formados por Ruiz y que luego se convirtieron en guerrilleros ya no hablan de Dios, pero siguen denunciando las injusticias contra los indígenas y ahora marchan hacia la capital para que allí los escuchen. (FIN/IPS/dc/dm/ip/01

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