ISRAEL-PALESTINA: Planes de Sharon hacen temer la guerra

Desde el barrio árabe de Jerusalén hasta la franja de Gaza, el primer ministro electo de Israel, Ariel Sharon, cambiará radicalmente la política hacia los palestinos, alejándola del camino de la negociación seguido por el actual primer ministro Ehud Barak.

El proceso de paz iniciado en 1993 con la firma de un acuerdo palestino-israelí en Washington agonizó en los últimos cuatro meses de violencia, y murió y fue enterrado el martes por el electorado israelí, que dio al derechista Sharon 62,5 por ciento de los votos.

Ahora, el general de 72 años se enfrenta a la difícil tarea de formar una coalición de gobierno viable, mientras otros miembros de su partido Likud trazan las nuevas líneas políticas.

El nuevo gobierno retirará las concesiones ofrecidas por el laborista Barak sobre Jerusalén, desocupación de territorios y desmantelamiento de asentamientos judíos, anunció Yuval Steinitz, un legislador del Likud y figura clave en la campaña de Sharon.

«Acataremos todos los acuerdos internacionales con los palestinos y otros socios árabes que hayan sido firmados y aprobados por el parlamento israelí, pero los acuerdos verbales serán cancelados», advirtió Steinitz.

El analista político Menachem Klein predijo que Sharon, conocido como «la aplanadora» por sus pasadas políticas de demolición de viviendas árabes, pronto promoverá asentamientos judíos en gran escala dentro de los barrios árabes de Jerusalén, en base a políticas pasadas del Likud.

La construcción de nuevos barrios judíos aumentaría la tensión en la ciudad sagrada y provocaría una violenta respuesta palestina, previno Klein.

Sharon parecía un ultranacionalista cuando visitó el miércoles la Ciudad Vieja de Jerusalén y dejó claro que revertiría la marcha de Barak hacia una división de la ciudad en dos capitales, una israelí y otra palestina.

«Estoy visitando Jerusalén, la capital del pueblo judío en los últimos 3000 años y la capital eterna e indivisible de Israel, con el Monte del Templo en su centro para toda la eternidad», manifestó.

Las negociaciones de Barak se basaron en la premisa de que era posible un acuerdo final con los palestinos que resolviera todas las cuestiones en disputa, incluida la de Jerusalén, para siempre.

En cambio, los líderes del Likud parten de la base de que no es posible una paz completa con los palestinos, y que aun si Israel realizara grandes concesiones, los líderes palestinos seguirían determinados a destruir a Israel, dijo Steinitz.

«Quizá podamos impedir que nuestros enemigos dañen a nuestros civiles, pero no podemos obligarlos a hacer la paz con nosotros», dijo.

En el último levantamiento palestino, provocado por la visita de Sharon a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, a fines de septiembre, murieron 385 personas, en su gran mayoría palestinas.

Pese al gran número de víctimas palestinas, Steinitz cree que Barak debilitó el poder de disuasión de Israel al no hacer que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) pagara por los ataques contra soldados israelíes, y advirtió que el gobierno de Sharon restaurará ese poder de disuasión.

«Si la violencia continúa, la presión sobre los civiles será sustituida por la presión sobre las organizaciones de seguridad y la policía palestina, para que Arafat entienda que su dictadura será debilitada», dijo el legislador.

Una vez que la violencia ceda, habría alguna posibilidad de alcanzar un acuerdo con la ANP, pero sólo si acepta las condiciones «necesarias para nuestra supervivencia en esta zona tan difícil», añadió.

Esas condiciones incluyen la retención de «zonas de seguridad» en el noroeste de Cisjordania y en el valle del río Jordán, la completa desmilitarización del futuro estado palestino y la renuncia de los palestinos al derecho de retorno de los refugiados a sus tierras en Israel. Ese derecho también había sido rechazado por Barak.

Sharon descartó toda posibilidad de erradicar asentamientos.

«Estamos dispuestos a hacer otras concesiones territoriales a los palestinos en Gaza y Cisjordania, pero no aceptaremos un acuerdo que ponga en riesgo la propia existencia de Israel», dijo Steinitz.

Si Sharon alcanzara un acuerdo interino de largo plazo con los palestinos que reemplace al acuerdo marco de Oslo, podría estar dispuesto a desmantelar algún asentamiento, opinó Ephraim Inbar, director del Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de Bar Ilan, cerca de Tel Aviv.

Pero el problema es que no tendría socios palestinos. Los líderes palestinos ya advirtieron que sólo reanudarán las conversaciones de paz en el punto en que quedaron bajo el gobierno de Barak.

Todo parece dispuesto para una escalada de la tensión entre israelíes y palestinos.

«Es improbable que Sharon envíe tanques a Gaza, pero podría enviar un comando para secuestrar a algún líder de Fatah Tanzim», dijo Inbar, en referencia a la milicia palestina integrada por partidarios del presidente Yasser Arafat. «Sharon tiene mucha imaginación», agregó.

Mientras la política de Barak apuntaba a la división de Jerusalén en dos capitales, el gobierno de Sharon querrá retomar el proceso donde quedó en 1999 bajo el anterior gobierno del Likud, que instaló más judíos en barrios árabes, predijo Klein.

El objetivo sería impedir que esas áreas sean reconquistadas por los palestinos, explicó.

Klein considera que Sharon representa los intereses de un poderoso grupo partidario de los asentamientos dentro de los partidos de derecha, y cree que el nuevo ministro también creará nuevos barrios judíos para fragmentar a la población palestina.

Pero la campaña de asentamientos haría que los radicales palestinos llevaran la violencia al corazón de la ciudad sagrada. «El conflicto de Jerusalén será mucho más grave de lo que es hoy», auguró el analista. (FIN/IPS/tra-en/bl/mn/mlm/ip/01

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