ISRAEL-LIBANO: Canje de prisioneros se negocia tras elecciones

La liberación de 17 libaneses presos en territorio israelí parece cercana, pero el ritmo de las negociaciones dependerá del resultado de las elecciones que determinarán este martes el gobierno de Israel.

Las conversaciones para el canje de los libaneses prisioneros por tres soldados y un agente de inteligencia israelíes secuestrados por el partido islámico Hizbolá el año pasado avanzó en las dos últimas semanas, cuando Israel liberó a dos de los militantes en su poder.

El actual primer ministro de Israel, Ehud Barak, del Partido Laborista, no logró la liberación de los cuatro funcionarios israelíes en poder de Hizbolá.

Su contrincante en las elecciones, el derechista Ariel Sharon, tratará de obtener de resultar triunfador lo que Barak no pudo, pero se prevé una negociación más dura en ese caso.

Las últimas encuestas de opinión indican que Sharon llevaba una ventaja de unos 20 puntos porcentuales frente a Barak en la víspera de las elecciones.

Como condición para negociar, Israel exige pruebas de que los cuatro israelíes capturados en octubre están vivos, pero Hizbolá, a cuya lucha se atribuye la retirada de Israel del sur de Líbano en mayo pasado, se resiste a hacerlo sin recibir nada a cambio.

Israel e Hizbolá cuentan para estas discretas negociaciones con la mediación de Alemania.

Zeinab Dirani recuerda bien la madrugada en que los comandos israelíes irrumpieron en su casa en el sur de Líbano, siete años atrás. En cuestión de minutos, su esposo, Mustafá Dirani, había sido trasladado a un centro de reclusión.

Zeinab Dirani y sus cinco hijos aún esperan que Mustafá Dirani regrese. Hoy, ese día tan anhelado parece cerca. «Con la voluntad de Dios, regresará pronto, dentro de pocos días», dijo, sentada en la sala de su actual hogar en Beirut, entre sus hijas Teeba, de 11 años, y Sarah, de nueve.

Mustafá Dirani, ex dirigente del partido chiíta Amal, es, por su importancia, el segundo de los 17 libaneses detenidos en Israel. El principal es un clérigo chiíta, el jeque Abdul Karim Obeid.

En el momento de su secuestro, Dirani buscaba información sobre un piloto de la fuerza aérea israelí, Ron Arad, cuyo avión fue abatido en el sur de Líbano en 1986. Dirani había perdido la pista de Arad, que había estado detenido en su casa luego de ser capturado por el partido Amal.

«Sí, Arad estuvo allí. Solía jugar con mis hijos. Comía con nosotros. Lo tratamos muy bien, porque eso es lo que nuestra religión nos ordena», recordó Zeinab Dirani.

Pero cuando Mustafá Dirani abandonó el partido Amal, seis meses después, Arad fue trasladado a otro lugar y desapareció sin dejar pistas. La inteligencia israelí trabajó durante ocho años hasta dar con Dirani.

El jeque Obeid y el propio Dirani eran piezas fundamentales en las negociaciones desarrolladas por Israel en procura de información que les permitiera hallar al aviador Arad.

«Creo que volveré a ver a mi marido, pues Hizbolá secuestró a tres soldados israelíes que estaban en nuestra tierra. Ese es el único lenguaje que Israel entiende», dijo Zeinab Dirani.

La mujer cree que Hizbolá no cederá ante las presiones israelíes, que le impidieron enviarle cartas a su esposo o recibirlas de él. El Comité Internacional de la Cruz Roja tampoco fue autorizado por las autoridades de Israel a visitar a Mustafá Dirani.

Zeinab Dirani sólo supo que estaba vivo el año pasado, cuando él compareció ante un tribunal israelí frente a las cámaras de televisión. «Los israelíes insisten ahora en que la Cruz Roja vea a sus soldados. ¿Por qué, si ellos mismos no respetan las leyes internacionales?», se preguntó.

«Enviamos muchas cartas a la Cruz Roja y a organizaciones internacionales, pero no logramos ningún apoyo. Pero luego del secuestro de los israelíes, los medios de comunicación se acordaron de que mi esposo estaba hacía siete años en una cárcel israelí», sostuvo Zeinab Dirani. (FIN/IPS/tra-eng/kg/da/mj/ip hd/01

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