El gran reto económico de América Central para los próximos años es complementar las reformas iniciadas en la década del 90, con medidas que incluyan mayor inversión en capital humano, según un prestigioso experto regional.
En la región existe consenso sobre las tareas económicas pendientes, dijo en entrevista con IPS el economista costarricense Andrés Rodríguez, quien trabaja en las universidades estadounidenses Chicago y Stanford y en la empresa de consultorías centroamericanas Ecoanálisis.
«Son nuevas medidas dirigidas a mejorar al capital humano, la seguridad jurídica, la promoción de exportaciones y la atracción de inversión extranjera directa», afirmó.
El economista, de 33 años, hijo del presidente costarricense Miguel Angel Rodríguez y coordinador del grupo de asesores del Poder Ejecutivo de ese país, comentó que América Central tuvo un buen desempeño económico en los 90.
Y esto porque aplicó reformas para darle más participación al sector privado, procuró la estabilidad macroeconómica, trabajó en reducir el déficit y se concentró en manejar mejor las políticas monetaria, crediticia y financiera.
«Esas transformaciones ahora deben ser complementadas por políticas de inversión en capital humano, mejoramiento del funcionamiento de instituciones públicas y todo lo que tiene que ver con el sistema judicial, la propiedad intelectual y inserción en mercados internacionales», acotó.
Este experto sostuvo que si los países centroamericanos logran superar estos desafíos podrán darle un empuje a sus economías y crecer a buen ritmo.
Precisamente, una de las grandes preocupaciones para economistas y políticos de la región es el bajo crecimiento, que en 2000 osciló entre 1,5 y 4,5 por ciento.
Países como El Salvador, cuya esperanza era salir de una recesión prolongada, creció el año pasado 3,5 por ciento y Costa Rica 1,5 por ciento, una de las tasas más bajas de América Latina.
Aunque actualmente la situación estructural de América Central es mejor que en los 80, la situación coyuntural de los últimos años ha sido particularmente complicada, indicó Rodríguez.
«Los años 1999 y 2000 fueron malos, de mucha mala suerte coyuntural para el istmo, pues nos siguieron afectando las secuelas del huracán Mitch y nos golpeó el fenómeno de El Niño, La Niña, los bajos precios del café y del banano, y los altos precios del petróleo», afirmó.
De hecho, analistas del Banco Central de Costa Rica difundieron a fines de enero una investigación en la que se detalla cómo los altos precios del petróleo han impactado negativamente en la economía de este país centroamericano.
De acuerdo con el estudio «Estabilidad económica y precios del petróleo», si el barril de crudo durante 2000 se hubiera mantenido en un precio estable de 23 dólares, Costa Rica hubiera crecido tres por ciento más.
A pesar de este panorama difícil en los últimos años, Rodríguez se manifestó optimista por el futuro económico de la región y considera que la mayor fortaleza actual de las economías centroamericanas es su proximidad al mercado norteamericano.
El economista estadounidense Jeffrey Sachs dijo que el veía a América del Norte, sobre todo a México, en un proceso de expansión acelerado y a América del Sur con perspectivas un tanto negativas, por lo que la pregunta era si América Central se iría hacia el norte o el sur, indicó Rodríguez.
El experto costarricense cree que el istmo está más cerca de América del Norte por los tratados comerciales que la región ha firmado en los últimos años con México y Canadá, y por sus particulares relaciones con Estados Unidos.
Costa Rica firmó un tratado de libre comercio en 1995, mientras que Nicaragua lo hizo en 1996 y el Triángulo Norte centroamericano (Guatemala, Honduras y El Salvador) en 2000.
Diversos expertos regionales advierten que la inversión en capital humano, en la salud y en la educación de los centroamericanos, será clave para el futuro económico y social de la región a mediano y largo plazo.
El economista Miguel Loría, de la empresa de asesoría regional Consultores Económicos y Financieros, dijo a IPS que América Central es un mercado interesante visto tanto desde América del Norte y como desde América el Sur.
«Uno ve la presencia de ciertas empresas importantes, pero el problema es que el istmo un mercado grande (de unos 35 millones de habitantes) pero con una capacidad de compra reducida», afirmó.
Por este motivo, concluyó Loría, el gran reto económico de los próximos años será crecer y a la vez reducir la pobreza, que afecta a uno de cada dos centroamericanos, según datos del Banco Mundial. (FIN/IPS/nms/ag/dv if/01