EEUU: Bancos facilitan lavado de dinero, según congresistas

Los principales bancos de Estados Unidos facilitan el lavado de dinero, mientras Washington presiona a otros países para adoptar medidas contra instituciones que realizan esas prácticas, denunció un nuevo informe del Congreso.

Chase Manhattan, Bank of America, Citigroup y J.P. Morgan Chase & Co. suelen abrir «cuentas de corresponsales» para clientes de bancos extranjeros, muchos de ellos meras empresas fantasmas creadas para que narcotraficantes y otros criminales oculten sus mal habidas ganancias, según la minoría de la Subcomisión Permanente de Investigaciones del Senado.

«La falta de atención e interés de los bancos estadounidenses en investigar a los bancos extranjeros que toman como clientes ha permitido a instituciones extranjeras fantasmas y a sus clientes criminales lavar dinero en Estados Unidos y beneficiarse de los servicios y la seguridad de nuestra industria bancaria», afirmó el senador Carl Levin, cuyo grupo redactó el informe.

«Los contribuyentes están gastando cientos de millones de dólares para proteger a la banca estadounidense y combatir el lavado de dinero. Es hora de que los bancos cumplan su parte y pongan fin al lavado realizado por bancos extranjeros de alto riesgo», agregó.

Los congresistas estimaron que entre 500.000 millones y un billón de dólares de «dinero sucio» se movilizan cada año en el sistema bancario internacional y cerca de la mitad de ese total se deposita en algún momento en bancos estadounidenses.

«Banca de corresponsales: Una puerta para el lavado de dinero» es el último informe de una serie elaborada en los últimos dos años por la minoría de la subcomisión sobre la laxitud de los bancos estadounidenses al tratar con dinero de origen dudoso. El documento fue publicado el lunes.

A fines de 1999, la minoría de la subcomisión publicó un informe removedor en el que acusaba a Citigroup, el mayor banco de Estados Unidos, de no cumplir con la «debida diligencia» sobre cuentas extranjeras en su departamento de «banca privada».

El informe descubrió que decenas de millones de dólares obtenidos por gobernantes extranjeros y sus familiares mediante el soborno y otras prácticas ilegales permanecían en cuentas privadas, que en general requieren un depósito mínimo de un millón de dólares y son administradas por empleados de alto cargo que actúan como «banqueros privados» del cliente.

Raúl Salinas, hermano del ex presidente mexicano Carlos Salinas; los hijos del extinto dictador nigeriano Sani Abacha; el presidente de Gabón, Omar Bongo, y Asif Alí Zardari, esposo de la ex primera ministra paquistaní Benazir Bhutto, todos acusados de corrupción, estuvieron entre los clientes de Citigroup que se beneficiaron de esos servicios.

Según las leyes estadounidenses, los bancos deben ejercer «debida diligencia» sobre las cuentas de sus clientes para asegurar que sus depósitos no sean producto de actividades ilegales, además de denunciar cualquier actividad sospechosa.

El lavado de dinero obtenido del narcotráfico, el terrorismo o el fraude bancario -pero no de sobornos- puede ser perseguido como crimen.

El trabajo de la subcomisión, así como otras investigaciones sobre el lavado de dinero del narcotráfico y mafias rusas, hicieron que la pasada administración de Bill Clinton lanzara una campaña mundial contra el uso de los bancos para lavar dinero y evadir impuestos.

El año pasado, los informes ayudaron a persuadir a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico de publicar una lista de países cuyas laxas normas bancarias los convertían en un paraíso para el dinero de origen criminal.

La medida forzó a muchos de los gobiernos nombrados, incluidos varios del Caribe, a hacer más estrictas sus normas y comprometerse a cooperar con investigadores extranjeros.

La administración de Clinton también intentó persuadir al Congreso de agregar la corrupción de gobernantes extranjeros a la lista de crímenes cubiertos por la ley contra el lavado de dinero, pero los bancos se resistieron a la medida.

Poco antes de terminar su mandato, en diciembre, Clinton anunció nuevas pautas voluntarias que requieren a los bancos practicar un «escrutinio mejorado» (más que debida diligencia) sobre todas las cuentas de gobernantes extranjeros y sus familias o socios comerciales, y denunciar transacciones sospechosas.

No está claro si el nuevo gobierno de George W. Bush respaldará medidas estrictas, pero los analistas opinan que su tendencia conservadora lo hace menos propenso a ello.

El nuevo informe, basado en entrevistas con numerosos banqueros, empleados de bancos y reguladores de Estados Unidos y el exterior, reveló que muchos bancos «off-shore» que establecen relación de corresponsalía con grandes bancos estadounidenses son sociedades ficticias, que consisten a veces en una única oficina o aun una casilla de correos.

Los 10 bancos off-shore investigados por los congresistas estaban establecidos en el Caribe, más específicamente, en Antigua y Barbuda, Bahamas, Dominica, Islas Caimán, o en Vanuatu, en el Pacífico Sur. Varios de ellos cerraron.

Además de dinero del narcotráfico, sobornos y evasión fiscal, la minoría de la subcomisión legislativa descubrió que esos bancos también manejaban fondos procedentes de juegos de azar por Internet, que son ilegales en varios estados de Estados Unidos, y programas de inversiones ilegales.

Un banco de Dominica, el British Trade and Commerce Bank, que comenzó sus actividades en 1997, abrió cuentas en varios bancos de Estados Unidos y movió en ellos más de 85 millones de dólares «sucios» en un período de dos años, descubrieron los investigadores.

Mientras, un banco de Bahamas que actuaba como filial del Lloyds TSB Bank de Londres, ofrecía cuentas en dólares sólo a clientes de Colombia.

Su corresponsal en Estados Unidos, el Banco de Nueva York, nunca tomó medida alguna para detectar un posible lavado de dinero de los agentes colombianos que cambiaban pesos por dólares obtenidos del narcotráfico.

El banco involucrado, llamado British Bank of Latin America, cerró el año pasado luego de ser mencionado en dos operaciones delictivas en Estados Unidos.

Levin exhortó a elaborar leyes que prohíban a los bancos estadounidenses abrir cuentas de corresponsales para bancos fantasmas extranjeros.

Así mismo, instó a los bancos estadounidenses a realizar una revisión sistemática de todas las cuentas de corresponsales para identificar actividades sospechosas.

Los propios bancos, según Levin, reconocieron el problema, pero pidieron más ayuda al gobierno para identificar a aquellos bancos que puedan estar involucrados en lavado de dinero. (FIN/IPS/tra- en/jl/da/mlm/if-ip/01

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