EDUCACION-BRASIL: Becas por trabajo para 10,7 millones de niños

El gobierno de Brasil ampliará este año a 10,7 millones de niños de seis a 15 años la concesión de becas, para reducir el trabajo infantil y universalizar la enseñanza básica, anunció hoy el presidente Fernando Henrique Cardoso.

La denominada beca-escuela, como es conocida en el país por la exitosa experiencia de Brasilia desde 1996, consiste en una ayuda a las familias muy pobres que envíen a sus hijos a las aulas escolares.

El programa implementado por el Ministerio de Educación beneficia con 15 reales (7,6 dólares) por cada niño, hasta un máximo de tres, a las familias que reciben ingresos de hasta medio salario mínimo (38 dólares) mensual por persona.

La asistencia está condicionada a una frecuencia de por lo menos 85 por ciento de las clases, mediante un control que se realiza cada trimestre.

Los gobiernos municipales son los encargados de seleccionar a los alumnos becados y están habilitados a complementar la ayuda de la administración nacional. Algunos municipios tienen incluso proyectos similares propios.

El presidente Cardoso estimó que este año se beneficiarán 10,7 millones de niños de seis a 15 años, que equivale a ampliar en casi siete veces el programa iniciado en 1998 y que en 2000 ofreció becas a 1,68 millones de alumnos de 855.217 familias.

El cumplimiento con creces de una promesa lanzada en la campaña electoral de 1998 se hizo posible gracias a la creación en el presupuesto nacional de este año del Fondo de Combate a la Pobreza, iniciativa presentada por el senador Antonio Carlos Magalhaes, quien preside el Senado hasta este miércoles.

El Fondo multiplicó por 10 los recursos anuales destinados al programa, elevándolos a 1.700 millones de reales (855 millones de dólares), como la principal medida prevista para reducir la miseria y la desigualdad social en el país.

Las becas, limitadas a los municipios más pobres del país hasta el año pasado, ahora se extenderán a cualquier ciudad que se inscriba en el plan a partir de marzo, incluidas las grandes metrópolis, informó el ministro de Educación, Paulo Renato Souza.

La alcaldesa de Sao Paulo, Marta Suplicy, saludó la ampliación del programa, ya que su pedido de incorporar a este municipio, el más rico y poblado del país, había sido rechazado en enero por el propio ministro Souza.

La ciudad de Sao Paulo tiene 10 millones de habitantes y concentra gran parte del producto nacional, pero comprende también millones de personas que viven en pobreza extrema en los barrios periféricos y marginados.

La beca-escuela es considerada una de las más exitosas iniciativas de reducción de la pobreza, con efectos inmediatos y a largo plazo, además de un aporte sustancial a la lucha contra el trabajo infantil.

La experiencia brasileña fue recomendada a otros países en la última Cumbre Iberoamericana, que tuvo lugar en Panamá a fines del año pasado.

México y otros países de América Latina han implementado programas similares, al igual que naciones africanas.

Cristovam Buarque, ex gobernador de Brasilia, es el gran promotor de su expansión y para ello creó la organización no gubernamental «Misión Crianza» (término que en Brasil identifica a niños y niñas).

Cardoso recordó, en su charla radiofónica semanal de este martes, que proyectos pioneros de becas para familias pobres comenzaron a desarrollarse en 1995 en Campinas, ciudad cercana a Sao Paulo.

Sin embargo, fue la experiencia del gobierno de Brasilia, que alcanzó a beneficiar a 25.000 familias con un salario mínimo integral, la que consolidó la idea y la difundió en otros municipios del país y en el exterior.

El programa de este año del gobierno central presenta una innovación. El pago de la beca se hará por medio de tarjetas magnéticas, como forma de evitar desviaciones y corrupción.

Además, serán las madres las que recibirán la ayuda y sólo en último caso el padre o responsable masculino por el alumno.

«La madre es el sostén de la familia y hará que esos recursos sean de hecho mejor administrados», justificó el presidente Cardoso.

Designar a las mujeres como receptoras directas de los beneficios es un antiguo reclamo de las organizaciones feministas y de los expertos, que entienden es la forma adecuada de asegurar la eficacia de los programas sociales.

Gran parte de las familias más pobres de Brasil tienen a mujeres como jefa de hogar.

Las autoridades brasileñas esperan que la multiplicación de las becas ayudará a universalizar el acceso a la enseñanza básica, que actualmente alcanza a 97 por ciento de los niños y niñas en la edad correspondiente, de siete a 14 años.

También se pretende así eliminar el trabajo infantil, que según estadísticas poco precisas aún afecta a cuatro millones de niños brasileños.

El programa nacional de becas comenzó en 1998, dirigido en especial a las áreas que concentran el uso de mano de obra infantil, en trabajos pesados como la producción de carbón vegetal o cosecha de sisal, una fibra textil producida por un vegetal que provoca muchas mutilaciones y ceguera. (FIN/IPS/mo/dm/ed/01

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