El levantamiento indígena que desde hace 12 días mantenía paralizadas amplias zonas de Ecuador concluyó hoy con la firma de un acuerdo con el presidente Gustavo Noboa que contempla la rebaja del precio del gas, una de las principales reivindicaciones del movimiento.
El gobierno se comprometió a rebajar el precio del gas de dos dólares a 1,6 y a congelar el precio de la gasolina durante un año. Además, se creará un sistema de comercialización de gas a menor precio para sectores pobres del área rural y una línea de crédito para los trabajadores rurales más pobres.
A la reunión con Noboa asistieron 50 dirigentes provinciales y nacionales de las organziaciones indígenas y campesinas del país. En cuanto entraron al salón de reuniones de la Presidencia pidieron un minuto de silencio por los seis nativos muertos durante las movilizaciones.
«Pedimos a los represntantes del gobierno que se pararan para recordar a los caídos en esta lucha», dijo Miguel Lluco, coordinador del Movimiento Pachakutik, fuerza política indígena.
El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Antonio Vargas, aseguró que los logros conseguidos en el acuerdo pertenecen a todos los ecuatorianos y «son sólo un paso más en el camino, pero no terminan con la miseria ni con la exclusión de millones de ecuatorianos».
El sociólogo Alejandro Moreano dijo a IPS que más que el elemento más importante, sobre el triunfo que constituyó la rebaja del precio del gas, es que el movimiento indígena volvió a demostrar que está vivo y piensa con visión nacional.
«Los pueblos indios constituyen una fuerza social y ética, fundamento de nuestra historia, cuyos imaginarios y formas artísticas impregnan las prácticas culturales de amplios sectores del pueblo ecuatoriano y son factor decisivo en la preservación de la identidad y del futuro del Ecuador», afirmó Moreano.
Tras la firma del acuerdo se inició una marcha por Quito de los 6.000 indígenas que llegaron la semana pasada a la capital a la que se sumaron miles de personas de diustintos sectores sociales.
Mientras un grupo de teatro demostraba su solidaridad, escritores, periodistas y artistas distribuían un manifiesto en el que se reprochaba a Noboa que sólo aceptara el diálogo luego de que hubiera varios muertos.
Las protestas que se radicalizaron este lunes tras la represión militar en la provincia amazónica de Napo, que dejó un saldo de cuatro muertos, entre ellos un niño.
En la región de la Sierra el accionar militar contra los nativos que mantienen cortadas las carreteras también ha dejado en los últimos días más de 25 heridos de bala.
Pese a que se habían establecido las condiciones para iniciar un diálogo directo entre los líderes indígenas y Noboa, el viernes el presidente se negó a participar y designó al vicepresidente, Pedro Pinto, para que lo representara.
Los indígenas expresaron que sólo dialogarían directamente con el presidente y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) anunció la ruptura del diálogo y la radicalización del levantamiento a escala nacional.
Tras el anuncio de la radicalización del levantamiento, 50 dirigentes indígenas y sociales iniciaron una huelga de hambre en la Universidad Salesiana de Quito. Una hora más tarde el gobierno declaró el estado de emergencia basado en la Ley de Seguridad Nacional. (FIN/IPS/kl/ag/ip/01
