India se está convirtiendo en una gran consumidora de drogas, luego de ser sólo una escala tradicional en la ruta de los narcóticos producidos en el centro y el sudeste de Asia rumbo a Europa, afirmaron funcionarios policiales.
«Durante décadas India fue el principal punto de tránsito para la heroína. Ahora se está convirtiendo en consumidora», declaró C. Chakrabarty, un miembro del Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), con sede en Austria.
El cambio en los estilos de vida urbanos, originados por una década de liberalización económica, está llevando al país a un auge del abuso de estupefacientes a gran escala, dijo Chakrabarty, quien participó este mes en la capital de India en la difusión del informe anual del JIFE.
El director de la Oficina Central de Investigaciones india (CBI), R.K. Raghavan, dijo que los carteles internacionales están mirando este país como una meta para su mercadería. «El peligro es que las sustancias psicotrópicas son ahora puras, baratas y letales», afirmó el policía.
«Drogas sintéticas como el 'éxtasis', destinadas a convertirse en la pesadilla del siglo XXI, ingresarán en India sobre todo desde Birmania», apuntó R. Sundaralingam, asesor de narcóticos en la secretaría de Interpol en Lyon, Francia.
No obstante, la cuota india en la producción de opio en el mercado global cayó de 75 por ciento hace un decenio a 30 por ciento en 2000, señaló Chakrabarty. El país también es una fuente importante de «precursores químicos» como el anhídrido acético y el permanganato de potasio.
Esas dos sustancias son contrabandeadas en grandes cantidades a laboratorios clandestinos en Birmania, Tailandia y Laos, dijo Ramesh Bhattacharji, comisario de la CBI. Los precursores también son transportados, a través de Dubai, Emiratos Arabes Unidos, a laboratorios ilegales en Afganistán y Pakistán, agregó.
Las autoridades indias de narcóticos que trabajan con el JIFE impidieron en los últimos meses el pasaje de 26 embarques de 1.810 toneladas de permanganato de potasio dirigidos a factorías de cocaína de todo el mundo.
Otro operativo conjunto que comenzará en marzo, denominado «Topacio», se propone desbaratar el contrabando de anhídrido acético a laboratorios situados en el centro y sudeste asiático, dijeron funcionarios policiales.
Según Bhattarcharji, el anhídrido acético, usado para fabricar heroína, fue contrabandeado durante años a través de la frontera oriental india. La heroína procesada, a su vez, es introducida de nuevo en los países vecinos, entre ellos Birmania.
Bhattacharj acusó a influyentes políticos locales en los vecinos nororientales de tener «intereses» en el tráfico de estupefacientes.
Chingkolal Thansing, un médico del estado nororiental de Manipur, calculó que al menos 40 por ciento de los jóvenes en la región son adictos. Muchos de ellos contraen el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida, por inyectarse droga con jeringas infectadas.
Sin embargo, las autoridades están más preocupadas por el aumento del consumo de drogas sintéticas como el éxtasis, que se fabrica en Birmania y es introducido en India a través del paso fronterizo de Moreh, en Manipur, dijo Bhattacharji.
Una tableta de extásis puede ser comprada en la población fronteriza birmana de Thamu por un dólar y vendida en Moreh por seis, según un agente de la brigada antinarcóticos.
«Al parecer, el problema se inició con jóvenes de Birmania que venían a Moreh para drogarse» porque el régimen militar de ese país es muy severo con el comercio de drogas, señaló Bhattacharji. Los funcionarios indios dijeron .
Las autoridades indias tambien están preocupadas por el «narcoterrorismo», como denominan al empleo de las ganancias del tráfico de drogas para financiar actividades de insurgencia dentro del país.
Según Neeraj Kumar, un alto funcionario del CBI, el dinero de la droga es utilizado para apoyar a militantes separatistas en la provincia fronteriza septentrional de Cachemira, de mayoría musulmana.
Los narcóticos también están son usados por militantes separatistas que realizan ataques suicidas contra establecimientos de seguridad en Cachemira, apuntó Kumar.
El informe anual del JIFE asegura que el tráfico de drogas tiene estrechos vínculos con el contrabando de armas y con movimientos insurgentes en los países de Asia Central.
Según el informe, los países de la «medialuna dorada» de Irán, Pakistán y Afganistán tienen altos índices de adicción de opio, heroína y benzodiazepina en forma de pastillas. (FIN/IPS/trad- eng/rdr/mu/ego/mj/ip he/01
