COMERCIO-BRASIL: Ganaderos y estibadores boicotean a Canadá

La Sociedad Rural Brasileña anunció hoy que dejará de importar cloruro de potasio y semen bovino de Canadá, mientras sindicalistas portuarios suspenderán el desembarque de productos del mismo origen, en represalia por la prohibición de Canadá de comprar carne de Brasil.

Los empresarios agropecuarios y los estibadores dispusieron así acciones concretas contra la decisión de Ottawa anunciada el día 2, que difundió sospechas de contagio del ganado brasileño con el mal de las vacas locas o encefalopatía espongiforme bovina (EEB), afectando exportaciones y el mercado interno.

El gobierno de Fernando Henrique Cardoso «sólo hace guerra de palabras», dijo Paulo Pereira da Silva, presidente de Fuerza Sindical, la segunda mayor central de trabajadores del país, al justificar la interrupción de descarga de bienes canadienses en el puerto de Santos, el más importante de América Latina.

Por su parte, el presidente de la Sociedad Rural Brasileña, Luiz Hafers, precisó que la decisión canadiense provocó una reducción de siete por ciento en el precio de la carne en el país.

Esa caída de precios equivale a una depreciación de 2.000 millones de dólares en el valor del ganado vacuno brasileño, compuesto de 160 millones de animales, añadió.

La situación que afronta el mercado motivó que esa asociación de grandes empresarios del sector agropecuario decidiera recomendar la suspensión del uso de cloruro de potasio y semen bovino de Canadá.

Brasil gastó el año pasado 167 millones de dólares en la importación de cloruro de potasio y cinco millones en la compra de semen al exterior.

Canadá puede ser sustituido por Polonia y Rusia como fuente de la materia prima de fertilizantes y del material para reproducción de vacas lecheras, explicaron los ganaderos.

La represalia empresarial, en caso de que se cumpla en forma integral, sería desproporcionada en términos de comercio bilateral, ya que las importaciones canadienses de carne brasileña sumaron sólo 5,6 millones de dólares en 2000.

Pero a esa pérdida se suman los 82 millones de dólares importados por Estados Unidos, que adhirió a la medida canadiense en razón del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que integran junto con México.

También se contabiliza el grave perjuicio ocasionado a la imagen internacional de la carne vacuna brasileña en un mundo atemorizado por el EEB.

La incertidumbre provocada por Canadá condujo a la industria frigorífica de Brasil a reducir su actividad. Sólo en el estado de Sao Paulo, 2.000 trabajadores fueron despedidos o forzados a salir de vacaciones colectivas en los últimos 10 días.

Fuerza Sindical y 100 restaurantes especializados en carne promovieron este lunes una manifestación de protesta ante el Consulado de Canadá en Sao Paulo, ofreciendo 500 kilogramos de «churrasco» (carne asada por leña en brasa) a centenares de personas presentes en el lugar.

Los sindicalistas anunciaron durante la protesta la suspensión del desembarco de productos canadienses en el puerto de Santos, medida que se estudia extender a otras terminales oceánicas y marítimas del país hasta que Ottawa derogue la prohibición de importar carne brasileña.

Los restaurantes de Sao Paulo ya habían comenzado un movimiento de protesta la semana pasada, deshaciéndose de whisky y de otros bienes importados de Canadá.

El ministro de Agricultura, Marcus Pratini de Moraes, descartó la aplicación de represalias por medidas sanitarias, pero no de presentar una demanda ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), reclamando indemnizaciones por los daños sufridos.

Mientras, una misión técnica de Canadá, Estados Unidos y México llegará a Brasil este martes para recoger informaciones y comprobar si el país no presenta riesgo de contagio de EEB.

La esperanza del gobierno de Cardoso es que Canadá suspenda la medida esta semana, adelantando una solución inicialmente anunciada para dentro de «seis a ocho semanas».

Las autoridades sanitarias brasileñas aseguran que no hay riesgo de la enfermedad en el país, porque su ganado se alimenta exclusivamente de vegetales.

Sin embargo, en la década pasada Brasil importó más de 4.000 vacunos de Europa, origen de la enfermedad en los años 80, por lo cual las autoridades tratan ahora de hacer control y seguimiento sanitario para confirmar que no son portadores del mal.

También existe el antecedente de la aparición semanas atrás de casos de «scrapie», enfermedad reurológica degenerativa, en ovinos importados justamente de Canadá y de Estados Unidos.

De todas formas, la opinión pública de Brasil y de Canadá atribuyen la prohibición al ingreso de carne brasileña en el país norteamericano a una «decisión política», a causa de disputas entre las industrias de aviones de ambos países.

Canadá acusa a Brasil de subsidiar en forma irregular a la empresa Embraer, que conquistó el mercado mundial de aviones medianos, de 17 a 50 pasajeros, en desmedro de la firma canadiense Bombardier.

La OMC acogió la queja y autorizó a Canadá a aplicar 1.400 millones de dólares en sanciones comerciales contra Brasil durante seis años.

Las autoridades canadienses aseguraron que el veto a la carne brasileña es una cuestión sanitaria, sin vínculo con el conflicto por el comercio de aviones, declaración que no convenció al gobierno y a los ciudadanos brasileños.

Tampoco lo hizo con 74 por ciento de los canadienses consultados en una encuesta realizada por el diario Globe and Mail, de Toronto, que señalaron «motivos políticos», en las razones de la prohibición al ingreso de carne de Brasil. (FIN/IPS/mo/dm/if/01

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