/BOLETIN-AMBIENTE/ COLOMBIA: Pescadores van al rescate de la ciénaga

Una asociación de pescadores artesanales de la Ciénaga de Mallorquín en Colombia impulsa un proyecto de repoblación de manglares para salvar la laguna y su principal medio de subsistencia.

La ciénaga de Mallorquín es la ultima de un conjunto de lagunas que formaban el delta del río Magdalena, que recorre el país de sur a norte, y estuvo poblada de gran cantidad de manglares que han ido desapareciendo por la tala de árboles y la contaminación ambiental de la zona.

La Asociación de Pescadores de la Playa (APP) participó en el Programa de Repoblación de Manglares, con el apoyo del Ministerio del Medio Ambiente, en el que se sembraron en 1999 cerca de 40.000 plántulas que se aferraron a las orillas de la ciénaga y ya sobrepasan el metro de altura.

«En cuatro años alcanzarán unos tres metros de altura y serán adultos», dijo a IPS el pescador Ismael Barranco, quien se muestra satisfecho con los resultados obtenidos en esta primera etapa del proyecto.

Barranco forma parte de un grupo de cerca de 400 familias que habitan La Playa y Las Flores, dos poblados a orillas de la ciénaga que dependen del municipio de Puerto Colombia, pero por su cercanía a Barranquilla han quedado unidos a esa ciudad de 1,2 millones de habitantes.

El pescador, de 35 años, recuerda que durante su infancia ya había comenzado el deterioro de la ciánaga, pero aún era una valiosa despensa para los habitantes de las dos poblaciones.

«En la madrugada, mi padre salía con el bote a pescar y mis hermanos y yo íbamos al colegio. Cuando regresábamos a medio día almorzábamos y salíamos a vender el pescado a Barranquilla», afirmó.

En La Playa, un típico poblado caribeño cuyos habitantes son conocidos por su forma de hablar «playonera» (en voz alta y con mucha gesticulación), los pescadores representan el 40 por ciento de la población, mientras que hace sólo unas décadas se dedicaba en su totalidad a la pesca.

Los ingresos de los pescadores, que trabajan artesanalmente, están por debajo de los 260 dólares (equivalente a dos salarios mínimos) que requiere una familia para sobrevivir en Colombia.

La segunda etapa del proyecto de repoblación de manglares, que se encuentra en desarrollo y cuadriplica la meta anterior, cuenta con el apoyo financiero y técnico de la Corporación Regional Autónoma del Atlántico, la autoridad ambiental de ese departamento del cual Barranquilla es la capital.

Los miembros de la APP mantienen y cuidan un vivero con 160.000 plántulas que sólo esperan para proceder a sembrarlas el visto bueno de la Corporación, cuyo director, Raúl Tarud, quien inició su gestión en enero, indicó que la recuperación de la ciénaga de Mallorquín será una de sus prioridades.

La ciénaga de Mallorquín es un estuario marino-fluvial de 1.400 hectáreas, único en el departamento del Atlántico, formado por el mar Caribe y la desembocadura del río Magdalena.

La APP atribuyó el deterioro de cerca de 20 ciénagas que formaban el delta en la desembocadura del río Magdalena a la construcción de un dique artificial construido para permitir el acceso de los grandes barcos de carga al puerto de Barranquilla.

Un estudio realizado para la Corporación Regional Autónoma del Atlántico y el Departamento Administrativo del Medio Ambiente de Barranquilla respaldó esta opinión, al concluir que el dique rompió el equilibrio natural de la ciénaga -entre agua salada y dulce- y fue una de las causas de la muerte de los manglares.

Una situación similar se presentó en la zona a principios de la década del 60 con la construcción de la carretera que une Barranquílla con la localidad de Ciénaga, que cortó el flujo de agua entre las ciénagas y el Caribe provocando la muerte de los manglares de la reserva natural del Parque de Salamanca.

Los manglares son importantes productores de la biomasa que mantiene los sistemas de lagunas cercanas al mar. Su follaje profuso y las extensas raíces anfibias constituyen el hábitat ideal para numerosas especies de peces, moluscos y crustáceos.

Para enfrentar la muerte de los manglares en la ciénaga de Mallorquín, los pescadores construyen artesanalmente tres ductos que atraviesan el dique y permiten el intercambio de agua entre el mar y la ciénaga.

El llamado del presidente de la APP, Antonio de la Hoz, está orientado a que «se abra un ducto que deje entrar reguladamente el agua del mar a la ciénaga», de la que viven cerca de 400 familias de La Playa y de Las Flores.

«La apertura del ducto con los requerimientos técnicos del caso garantizaría la repoblación adulta de los manglares y el retorno de la ciénaga de Mallorquín como banco piscícola de la zona», dijo a IPS el biólogo Efraín Leal, del Departamento Administrativo del Medio Ambiente de Barranquilla.

Otros factores que afectan el entorno ecológico de la ciénaga de Mallorquín han sido el vertido de desechos y los contaminantes químicos de las fábricas ubicadas en la zona industrial de Barranquilla.

Así mismo, en la zona funcionó durante varias décadas un basurero a cielo abierto de la Empresa Municipal de Aseo, que pese a haber sido sellado en 1995, los expertos estiman que los residuos de descomposición orgánica seguirán drenando hacia la ciénaga. (FIN/IPS/yf/ag/en/01

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