(Arte y Cultura) LITERATURA-AFRICA: Mujeres tienen más obstáculos para escribir

Las escritoras africanas coinciden en que la pobreza y el analfabetismo de Africa atentan contra la difusión de su literatura por el mundo.

«No pasa nada con las escritoras africanas», señaló la sudafricana Sindiwe Magona, autora de «Push-Push and other stories», que Beacon Press de Boston publicará en mayo.

«Tenemos una generación de gente iletrada en Sudáfrica porque nuestro lema fue 'libertad ahora y educación después», dijo la poeta y también sudafricana Amelia Blosom Pegram, que ahora vive en Estados Unidos.

Otros países no fomentan la educación de las niñas, lo cual prolonga el analfabetismo entre las mujeres y asegura que continúen siendo las más pobres de los pobres africanos.

Además, gran parte de la tradición oral en las comunidades se está extinguiendo. Por ejemplo, en la época precolonial mujeres y hombres contaban historias acerca de sus antepasados que reforzaban los principios morales, atemorizaban y divertían.

Hoy, muchas mujeres están demasiado ocupadas con la exigencia de la vida familiar y la crianza de los hijos, lo cual representa una carga para cualquier escritora. A otras les preocupan otros problemas.

«Las escritores están concentradas en los problemas políticos de sus países, las crisis sociales y de salud que allí existen. ¿Quién tiene tiempo de escribir en medio de todo eso?», preguntó Pegram.

Pegram agregó que algunos de sus colegas en Africa formaron grupos de escritores con el fin de mantenerse creativos. «Sin embargo, no he visto que emerjan nuevos escritores en Sudáfrica», apuntó.

Pero de otras partes del continente hay señales de actividad. La obra personal y política de estas escritoras, que escriben desde Africa y Estados Unidos, recién comenzó a influir en el mundo literario en los últimos 25 años.

La publicación de sus relatos sigue siendo una lucha, sin importar su lugar de residencia.

«Esas pocas mujeres africanas que escriben no reciben la atención que requieren las autoras nuevas», dijo Magona, quien dejó Sudáfrica en 1981 porque «estaba cansada y harta del apartheid».

Ahora vive en Nueva York y ha publicado cinco libros, más que ninguna otra escritora sudafricana negra, un honor que preferiría no tener.

«Algunas escritoras han trabajado muy bien, como Ama Ata Aidoo, por ejemplo», observó Kassahun Checole, editor de African World Press, una casa editora con sede en Nueva Jersey, acerca de la autora de Ghana.

«No hay comparación entre el éxito de las escritoras africanas y el de las latinoamericanas o asiáticas, que son preferidas por los editores estadounidenses», dijo.

Tampoco hay equivalentes femeninos para el ganador del premio Nobel de Literatura en 1986, el nigeriano Wole Soyinka.

La literatura africana desembarcó en Occidente via Nigeria, con obras de escritores como Chinua Achebe y Soyinka. Las mujeres africanas estaban ausentes o no eran respetadas, señalaron fuentes académicas en Estados Unidos.

Bessie Head, nacida en 1937 en Sudáfrica, fue la primera africana novelista conocida por Occidente. Para el régimen del apartheid, Bessie era «de color», hija de una mujer blanca y un hombre negro.

Además, nació en un asilo porque las autoridades locales consideraron demente a su madre por haber tenido relaciones con un peón negro. Head murió de hepatitis en 1985 a la edad de 48 años.

Entonces apareció Flora Nwapa, una nigeriana que editó personalmente su primera novela, «Efura», en 1966. Luego continuó con una colección de cinco relatos que la convirtieron en una de las primeras escritoras poscoloniales. Murió en 1993 a los 62 años.

Lo que hicieron esas pioneras y lo que espera a las escritoras africanas de hoy es el problema de hacer llegar sus obras a manos de los lectores. Poder ser publicadas y reeeditadas con gran circulación son cuestiones preocupantes para esas autoras.

«Es difícil promover a las escritoras africanas. Esas mujeres tienen un talento notable pero el mercado no las reconoce», comentó Checole.

«Más que nada es un problema industrial», opinó Rashidah Ismaili Abubakar, autora de «Missing in Action and Presumed Dead», una colección de elogiados poemas.

Una escritora que logró con su trabajo atraer la atención de la prestigiosa casa editora Kirkus Reviews fue Magona, pero la publicación de su primera novela «Mother to Mother», no prosperó por describir a los blancos como «la hez de la tierra», y por su «prosa desigual», según los críticos.

Las aspiraciones literarias de las autoras africanas están en manos de pequeñas casas editoras como la de Checole, afirmó. Pero estas compañías no tienen la fuerza para llamar la atención de la prensa sobre nuevos talentos o veteranos como Pegram.

«No tenemos mucho capital para promover libros», explicó Checole. El idioma es otro problema. Relatos en xhosa, un idioma sudafricano, o igbo, de Nigeria, son difíciles de vender. Y de nuevo se retrocede a la amenaza del analfabetismo. Las africanas no pueden hacer novelas porque no saben escribir.

Pero Micere Githae Mugo sostiene que esa no es una barrera. «No es problema que no puedan escribir. El principal impedimento es que no nos ofrecemos para redactar sus relatos», dijo.

Mugo, una keniana que es autora teatral y enseña literatura en la universidad neoyorquina de Siracusa, está traduciendo una autobiografía al kikuyu, un idioma de Kenia, referida a una guerrillera mau-mau llamada Muthuni Wa Kirime.

«Se trata de una mujer increíble y una oradora muy elocuente que simplemente no puede escribir. Sin embargo, su historia debe ser contada», agregó. (FIN/IPS/tra-en/kr/da/ego/aq/cr/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe