La Organización Mundial de la Salud (OMS) juzgó hoy improbable que las tropas de la OTAN emplazadas en Kosovo corran grave riesgo de contraer leucemia debido a la exposición a las radiaciones del uranio empobrecido.
De las evidencias científicas no se desprendería que la leucemia resulte del contacto con ese material degradado, utilizado para aumentar la densidad de los metales de tanques acorazados, municiones antitanque, misiles y proyectiles.
Sin embargo, al exponer su opinión, la OMS reconoció sus dificultades para emitir conclusiones definitivas, debido a que carece de información sobre la exposición soportada por los militares destinados en Kosovo.
Pero la OMS tampoco solicitó esa información a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) ni a sus países miembros, porque esa tarea no forma parte de su mandato, justificó el australiano Mike Repacholi, coordinador de salud ocupacional y ambiental de la entidad.
Repacholi adelantó así las primeras conclusiones de un estudio sobre las consecuencias del uranio empobrecido en la salud, que se difundirá en su versión completa en febrero.
La agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas reaccionó por primera vez este lunes, en respuesta a la preocupación extendida entre los países europeos debido a las denuncias de decesos de militares y civiles enviados a Kosovo después de los bombardeos de la OTAN.
El informe de la OMS se refiere al empleo de armamentos con uranio empobrecido en los conflictos en los Balcanes, que comprendieron los ataques contra posiciones serbias en Bosnia- Herzegovina, en 1994 y 1995, y en particular contra Kosovo en 1999, durante la guerra de la OTAN contra Yugoslavia.
Repacholi mencionó las especulaciones que vinculan al llamado «Síndrome de la guerra del Golfo» con una exposición al uranio empobrecido, pero aclaró que ninguna conexión se ha establecido entre los dos fenómenos.
Algunos veteranos de la guerra librada en 1991 contra Iraq por una amplia alianza encabezada por Estados Unidos sostuvieron que los proyectiles empleados habían ocasionado esa enfermedad.
La incredulidad de la OMS sobre los efectos del uranio empobrecido en los casos de leucemia contraída por veteranos de Kosovo se basa en que se requiere una exposición importante a las radiaciones para adquirir ese cáncer de la sangre.
Transcurridos 15 años del accidente del reactor nuclear de Chernobyl, en Ucrania, el principal problema de salud registrado fue un abrupto incremento de los casos de cáncer de tiroides entre los niños, explicó a modo de ejemplo Repacholi.
En cambio, no se han detectado aumentos de leucemia entre la población expuesta, completó.
Tampoco se han verificado aumentos de leucemia causada por radiaciones entre mineros del uranio o entre trabajadores de procesamiento del metal de uranio para la producción de combustible nuclear.
El experto de la OMS observó que por lo general la detección clínica de la leucemia requiere de por lo menos un plazo de dos a cinco años después de la exposición a las radiaciones ionizantes.
Respecto de la inhalación y de la ingestión del polvo contaminado con uranio empobrecido, en las condiciones más extremas e inmediatamente después del bombardeo, la cantidad inhalada equivale solamente a la mitad de la dosis que reciben cada año los trabajadores de la industria del uranio, explicó.
Sin embargo, Repacholi advirtió que la inhalación de ese nivel de uranio empobrecido soluble puede ocasionar graves problemas renales.
El funcionario agregó que, aunque desde el punto de vista científico no resulta que la leucemia se produciría por el contacto con el uranio empobrecido, la OMS reconoce que no dispone de información sobre la situación de los militares en Kosovo, que le permita sacar conclusiones definitivas.
La OMS, antes de emitir un dictamen, necesitaría estudios detallados para determinar el número de soldados expuestos, el volumen del uranio empobrecido usado, la cantidad que quedó en la superficie e, igualmente, la que fue sepultada.
Para obtener mejores conclusiones, también requeriría conocer la composición de las partículas finas y gruesas. La respiración de partículas en extremo finas podría provocar teóricamente riesgos de cáncer.
Repacholi observó que los niños corren mayores riesgos que los adultos, debido a que juegan en las zonas contaminadas y llevan objetos a su boca y sus manos están más expuestas por haber estado en contacto directo con el uranio empobrecido. (FIN/IPS/pc/dm/he/01