R.D.CONGO: Amnistía Internacional denuncia a Uganda

Las organizaciones de derechos humanos Amnistía Internacional y Human Rights Watch denunciaron la responsabilidad de Uganda en la matanza de más de 200 civiles en una zona de República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire) bajo control ugandés.

La matanza fue producto del enfrentamiento entre los grupos étnicos hema y lendu en la ciudad nordestina de Bunia, en la provincia de Ituri, controlada por las fuerzas ugandesas.

La mayoría de las víctimas de los ataques, incluso mujeres y niños, fueron muertos con cuchillos, machetes y flechas. El último ataque ocurrió el día 19, cuando milicias hemas mataron a 150 lendus.

Las organizaciones de derechos humanos acusaron a las fuerzas ugandesas de exacerbar los enfrentamientos al tomar parte en el conflicto e incluso suministrar armas a uno de los grupos.

«Al parecer, las fuerzas militares ugandesas en control de la ciudad no impidieron las matanzas, aunque tenían la posibilidad de hacerlo», declaró Amnistía Internacional.

«Uganda, como la autoridad en control de la región, tiene la evidente responsabilidad de actuar imparcialmente para proteger a los civiles e impedir una caída mayor en la violencia», agregó la organización radicada en Londres.

Pero el portavoz del ejército ugandés, Phinehas Katirima, rechazó las denuncias. «No apoyamos en absoluto a ningún grupo étnico. Hasta hemos impedido un posible genocidio», dijo al diario New Vision, luego de que Human Rights Watch (HRW) también cuestionara la participación de Uganda en la masacre.

«Tropas extranjeras no deberían tomar parte en la guerra civil congoleña», exhortó Alison DesForges, consultora de la división africana de HRW, un grupo de Nueva York.

Uganda es uno de los seis países extranjeros que intervienen en la guerra congoleña, y sus tropas controlan gran parte de la región nordestina del país.

La rivalidad entre los dos grupos étnicos comenzó en 1998 cuando militares ugandeses reclutaron y entrenaron tanto a hemas como lendus para integrar las fuerzas de la Asamblea Congoleña por la Democracia-Movimiento de Liberación (ACD-ML), un grupo insurgente que controla la zona con el apoyo de Uganda.

Sin embargo, en el último año los funcionarios ugandeses habrían comenzado a favorecer a los hemas.

En junio de 1999, el general de brigada James Kazini, entonces comandante de las fuerzas ugandesas, creó una nueva provincia de Ituri con Bunia como su capital y designó a un hema al frente de su administración, lo cual aumentó la tensión entre los dos grupos.

Entonces se desató una ola de violencia que mató a 7.000 personas y obligó a 200.000 a huir de sus hogares. Se calcula que unas 6.000 personas se refugiaron en Uganda, que ya albergaba a 8.000 congoleños.

Informes sin confirmar señalan que reclutas lendus abandonaron a la insurgente ACD-ML para combatir en grupos locales.

«Lo que hace más peligrosos a estos ataques es la forma en que los dos grupos se identifican con las categorías hutu y tutsi que caracterizó al genocidio en Ruanda», y que en 1994 le costó la vida a un mínimo de 500.000 personas , señaló Suleiman Baldo, de HRW.

«Los lendus se identifican con los hutus, mientras los hemas lo hacen con los tutsis. Hace mucho tiempo que compiten por la tierra, pero… estos vínculos con el genocidio amenazan transformar la lucha en algo mucho más devastador», agregó.

El genocidio ruandés fue perpetrado por milicias hutus, conocidas como Interahamwe («luchemos juntos»). Luego de que su gobierno colapsara, la mayoría de las milicias hutus huyeron a RDC, y desde allí realizaban incursiones en Ruanda.

El nordeste de RDC, que es rico en minerales, sobre todo diamantes, se encuentra en gran parte en poder de los insurgentes que, con el apoyo de Ruanda y Uganda, luchaban para derrocar al gobierno de Laurent Kabila.

Kabila fue asesinado el día 17 y sucedido en el poder por su hijo, Joseph Kabila, quien este viernes asumió la presidencia.

«Esta es una de las zonas más ricas de RDC. Los militares ugandeses ganan mucho con los diamantes. Incluso si (el presidente ugandés Yoweri) Museveni ordenara al ejército que volviera a Uganda, muchos militares no lo harían», opinó Akasha Al Sayed Akasha, director ejecutivo del Centro por la Paz y la Investigación Estratégica.

Tanto Museveni como su par de Ruanda Paul Kagame negaron, ante una comisión investigadora del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, que sus países se beneficiaran con la explotación de los recursos naturales congoleños.

Los observadores niegan que el asesinato de Kabila y la transición al poder de su hijo hayan provocado el borte de violencia en el nordeste del país.

La legisladora opositora ugandesa Cecilia Ogwal vincula el conflicto a la «vieja estrategia» de Museveni de crear una dinastía tutsi en la región.

«Lo que ocurre en el nordeste congoleño es similar a lo que ocurre en la zona norteña de Uganda», dijo a IPS este viernes.

«La participación ugandesa en los conflictos regionales ya no es un secreto. Se nos condena en todo el mundo por los asesinatos en masa cometidos por el ejército de Museveni donde sea que se encuentre», aseguró. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/aq/ip/01

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