PERU: Heterogénea alianza sorprende a izquierdistas y empresarios

El proceso electoral en Perú contiene una singular circunstancia política: la candidatura presidencial de la socialcristiana Lourdes Flores está secundada por el economista liberal Drago Kisic y el dirigente sindical comunista José Luis Risco, como candidatos a las dos vicepresidencias.

Esta alianza, denominada Unidad Nacional, ha provocado sorpresa y reacciones hostiles o escépticas en medios empresariales y grupos izquierdistas, sectores tradicionalmente antagónicos entre los cuales Flores, dirigente del conservador Partido Popular Cristiano (PPC), trata de tender puentes.

Risco, presidente de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), además de comunista es negro, lo que agrega un elemento étnico que ha llevado a sus adversarios políticos a acusarla de confeccionar su plancha «con criterio de marketing».

«La plancha de Lourdes Flores parece un afiche de Beneton, esa empresa internacional que vende pantalones con avisos publicitarios étnicos, usando a un niñito negro al lado de uno rubio», comentó Ana Gisper, del no gubernamental Centro de Estudios y Publicaciones (CEP).

Ex parlamentaria de prestigio, Flores es la principal figura emergente del PPC, fundado en 1967, al que trata de encaminar hacia una posición de centro, en la línea de la llamada «economía social de mercado» que promueve la Iglesia Católica.

«La economía social de mercado es la alternativa de la Iglesia al deshumanizado modelo liberal denominado economía de mercado y también al declinante modelo socialista de economía estatista», precisó Flores.

Dentro de ese marco conceptual, Flores promovió para las elecciones del 8 de abril una alianza electoral entre su partido, el movimiento Avancemos, ligado al católico y conservador Opus Dei, un sector empresarial neoliberal representado por Kisic y otro sindical encarnado por Risco.

«Nuestro propósito al elegir los integrantes de esta plancha es promover un movimiento de concertación social y de unidad nacional, acorde con las tendencias modernas de la economía en un mundo cada vez más globalizado e integrado», manifestó Flores.

Kisic afirma que pertenece a un sector empresarial moderno, que no rehuye negociar con los sindicatos más radicales pero dispuestos a concertar.

Risco expresó por su parte: «Soy comunista, lo digo clara y públicamente. Cuando se derrumbó la Unión Soviética seguí siendo comunista, cuando se cayó el muro de Berlín seguí siendo comunista, y ahora que estoy en esta plancha presidencial, reafirmo mi postura comunista».

«Sólo pueden concertar quienes mantienen sus diferencias pero son capaces de vislumbrar puntos de concordancia», afirmó Risco y precisó que «estar dispuesto a concertar no significar negar la lucha de clases, sino admitir un escenario nuevo para dirimir los diferentes intereses de los trabajadores y los empresarios».

En cuanto al presunto «marketing etnopolítico» de la plancha, el líder sindical dijo que el racismo es real en Perú.

«Yo represento a una raza a la que sólo se vincula con el deporte, el baile, y las ocupaciones de menor rango. Mi participación contribuirá a reinvidicar el papel del negro en nuestra sociedad», añadió.

Algunos dirigentes de izquierda califican de oportunista la participación de Risco en la plancha encabezada por Flores, pero esta semana las bases del sindicato de la construcción civil respaldaron su postulación a la segunda vicepresidencia.

No obstante, muchos analistas siguen recibiendo con escepticismo la fórmula Flores-Kisic-Risco, calificada como un «proyecto de boda entre el agua y el aceite» por Mirko Lauer, columnista del diario izquierdista La República.

Tampoco es unánime el respaldo entre los sectores progresistas vinculados a la Iglesia Católica.

«Es cierto que los socialistas ya no proponen modelos estatistas, pero siguen siendo opuestos a los procedimientos de los empresarios liberales, para quienes la línea de mercado es un dios absoluto, y los salarios sólo deben considerarse como gastos que conviene reducir para ganar más», señaló Gisper.

«Aunque no confronten temas maximalistas, será difícil que arriben a una visión unitaria cuando se discutan cosas concretas como las políticas laborales y de previsión social», concluyó.

A tres meses de los comicios, la Unidad Nacional encabezada por Flores disputa el segundo lugar en las encuestas, con 11 por ciento, a bastante distancia de Alejandro Toledo, quien tiene 34 por ciento, aunque hay todavía 22 por ciento de indecisos.

Sin embargo, la fórmula encabezada por Flores se presenta como su mayor competidora en una eventual segunda vuelta, cuando recibiría el respaldo de los electores que declaran que en ningún caso votaría por Toledo. (FIN/IPS/al/ag/ip/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe