El presidente de México, Vicente Fox, puso sobre la mesa atractivos platillos para invitar a la guerrilla zapatista a negociar la paz, pero la desconfianza de los rebeldes persiste y su líder, el subcomandante Marcos, acusa al gobierno de jugar sucio.
Pujas internas en el gobierno obstaculizan el camino a la paz, señaló el subcomandante Marcos, conductor del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que opera en el estado meridional de Chiapas, en entrevista publicada este lunes por el periódico El Universal.
Pero el presidente Fox negó este lunes desde Europa la existencia de divisiones, y aseguró que el objetivo «radical y total» es la paz. Mientras, Marcos acusó al canciller Jorge Castañeda y al consejero de seguridad Adolfo Aguilar a jugar «sucio» en su lucha por lograr protagonismo en la negociación.
«Vemos el mayor obstáculo (hacia la paz) en las disputas. Está en juego quién va a capitalizar el eventual éxito de la negociación con el EZLN, y en esas pugnas se trata de sabotear el éxito de la mesa» de diálogo, declaró el subcomandante.
El comisionado para la paz nombrado por Fox es Luis Alvarez, a quien lo rebeldes respetan desde que fue diputado y mediador en negociaciones pasadas, pero otros le están peleando la silla «porque saben que nuestra voluntad es sincera y que nos vamos a sentar hasta que haya la paz», afirmó Marcos.
«Es la misma historia de estos siete años: cuando algo está saliendo bien hay que torpedearlo 'porque queremos el lugar que tiene él'», añadió, en referencia al negociador.
El líder dijo que con sus palabras no sólo aludía a Castañeda y Aguilar, que en el pasado estuvieron ligados a la izquierda y que ahora son colaboradores centrales de Fox, sino a toda la clase política y hasta religiosa del país.
Alvarez pidió a los guerrilleros la apertura de canales directos de contacto para avanzar hacia la paz, pero Marcos no respondió ni concedió cita ni a él ni a nadie del gobierno.
Marcos prepara, junto con sus comandantes, una gira nacional desde Chiapas a la capital mexicana que comenzará en febrero y que concluirá en marzo.
Fox apuntó desde Europa que su gobierno dio muestras inequívocas de querer la paz, que están a la vista de todos, incluidos los zapatistas y su líder Sebastián Guillén, nombre con que los servicios de inteligencia identifican a Marcos, quien cubre su rostro con un pasamontañas.
«Nos estamos refiriendo a Sebastián Guillén, porque ahora está participando en política, porque ahora siento que lo que desea es participar en el debate», expresó Fox en alusión a las últimas entrevistas que concedió y a los últimos comunicados que emitió Marcos, luego de varios meses de silencio.
Pero ya es el momento que el EZLN responda en forma directa a los llamados a la paz y a las señales dadas en esa dirección, declaró en repetidas ocasiones en su gira por Suiza, Italia y Alemania, iniciada el jueves y que culminará este martes.
En los cerca de dos meses que lleva en la Presidencia, Fox atendió varias demandas del EZLN, con una intensidad que no se registró en los periodos de ninguno de sus antecesores desde el surgimiento de la guerrilla en Chiapas, Carlos Salinas (1988-1994) y Ernesto Zedillo (1994-2000), lo hizo.
El primer presidente de México ajeno al Partido Revolucionario Institucional en 71 años retiró al ejercito de cuatro destacamentos cercanos a la zona de influencia del EZLN, suspendió patrullas y sobrevuelos en el lugar y tramitó la liberación de 17 supuestos zapatistas presos.
Además, garantizó una viaje seguro a los comandantes guerrilleros que visitarán la capital y a todos los que quieran acompañarlos, sean mexicanos o extranjeros.
El periplo, que incluirá actos políticos en varias ciudades y reuniones de los rebeldes con simpatizantes, tiene el objetivo de pedir al Congreso legislativo que apruebe un proyecto de ley sobre derechos y cultura indígena, preparado por diputados en 1995, avalado por el EZLN y ahora apadrinado por Fox.
Las concesiones de Fox al grupo armado, que apenas combatió 12 días en enero de 1994 hasta que el gobierno de Salinas declaró una tregua unilateral, fueron criticadas por sectores conservadores y por los ex comisionados de paz para Chiapas.
El gobierno no tiene clara la línea y no se sabe hacia dónde va con el zapatistmo, opinó Manuel Camacho, negociador del gobierno del PRI en 1994. Falta claridad en la estrategia, sostuvo, por su parte, Marco Bernal, negociador de 1995 a 1997.
Para algunos empresarios y para representantes de la Iglesia Católica, el gobierno cedió demasiado a favor de los zapatistas a cambio de nada.
Sin embargo, los zapatistas creen que lo concedido por Fox es aún insuficiente y que debe demostrar más.
El grupo, cuyo poder militar se limitaría a menos de 500 combatientes mal armados apoyados por una base social de 10.000 indígenas pobres, logró mantenerse en los primeros planos de la política gracias al apoyo nacional e internacional que logró movilizar a su favor.
Pero, además, la lucha del grupo, que se levantó en armas en enero de 1994, puso de relieve la situación de pobreza, violencia y marginación sufrida por los alrededor de 10 millones de indígenas de México.
Para regresar al diálogo de paz, suspendido en 1995, el EZLN pide la liberación de uno 100 supuestos zapatistas presos, el retiro de otros tres destacamentos militares de su zona de influencia y la aprobación de la ley sobre derechos indígenas.
El gobierno está dispuesto a cumplir todas las demandas, y lo ha demostrado, pero también necesita que el grupo armado acredite su interés por la paz, reiteraron portavoces oficiales.
Si logra firmarse la paz, el grupo rebelde promete que abandonará las armas y que se dedicará a hacer política de forma abierta y junto a la sociedad civil. (FIN/IPS/dc/mj/ip/01