LITERATURA-CHILE: El amor imposible de Neruda

La historia casi desconocida del frustrado romance del poeta Pablo Neruda con Albertina Azócar, musa inspiradora de varios de sus poemas de amor, sale a la luz pública en dos lujosos volúmenes que serán presentados en Chile el próximo martes.

«Me gustas cuando callas porque estás como ausente,/ y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca./ Parece que los ojos se te hubieran volado/ y parece que un beso te cerrara la boca…».

El Poema 15, una de las composiciones clásicas de los «Veinte poemas de amor y una canción desesperada», que Neruda publicó en 1924, a los 20 años de edad, refleja la pasión del poeta por esta mujer, motivo vital de gran parte de su primera creación poética.

Albertina Rosa Azócar, la mujer que rechazó a quien conquistaría en 1971 el Premio Nobel de Literatura, falleció en 1989, dejando el legado de las 35 cartas que el poeta le escribiera entre 1922 y 1932 y los 15 poemas que le dedicara.

Los documentos estaban guardados en una caja de cartón que la propia Albertina redescubrió en 1983.

Ese material es la materia prima de «Cartas y poemas», título de los dos tomos que el escritor chileno Jorge Edwards (Premio Cervantes), presentará en «La Chascona», la casa que el poeta tenía en el barrio Bellavista de Santiago, convertida hoy en museo.

La obra será vendida directamente y sólo contra pedido por la Fundación Neruda a un precio equivalente a 62 dólares. Tiene un alto valor testimonial, pues reproduce facsimilarmente las cartas y poemas de puño y letra de Neruda, acompañado en ocasiones de viñetas ensayadas por el vate.

Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973, dos años después de recibir el premio Nobel de Literatura, a consecuencia de un cáncer en la próstata, agravado por la profunda depresión que le provocó el golpe de Estado contra su amigo y compañero de luchas Salvador Allende, ocurrido 12 días antes.

Diez años después, Albertina encontraría en su casa los olvidados testimonios de un amor a la vez tormentoso y platónico.

«Buscando entre los libros, de repente apareció una caja donde yo tenía guardadas las cartas desde… toda la vida. Nunca nadie las había visto, ni en mi casa, porque yo tenía un velador donde las metía cuando me llegaban, con llave… Y ahí estaban, casi rompiéndose por el tiempo. Sí, ¿cuánto tiempo? 60 años, 60 años», relató en 1983.

En «Confieso que he vivido», la autobiografía de Neruda, publicada póstumamente en 1974, el poeta habla con generosidad de sus relaciones con las mujeres y sus grandes amores, incluyendo sus tres matrimonios.

Sin embargo, en su autobiografía el poeta ignoró a Albertina Azócar, movido tal vez por la vanidad o el despecho, para no dejar testimonio sobre la mujer que le hizo «morder el polvo de la derrota» en sus lides amorosas.

Pero lo cierto es que su pasión fue prolongada y las cartas demuestran que en 1931, cuando contrajo matrimonio con la holandesa María Antonieta Hagenaar, siendo cónsul en Ceylán, seguía enamorado de Albertina.

El 17 de diciembre de 1929 Neruda le había escrito desde Ceylán a Albertina para contarle, con ternura, que había enmarcado su retrato con madera preciosa de tamarindo, pero a la vez le advertía que «me estoy cansando de la soledad, y si tú no vienes, trataré de casarme con alguna otra».

Pero tras su matrimonio con Hagenaar, Neruda tendió puentes de reconciliación con Netocha, uno de los tantos nombres que daba a Albertina, a quien llamaba también en sus cartas Abeja y Marisombra.

«Tú sabes que estoy casado desde 1931. La soledad que tú no quisiste remediar se me hizo más y más insoportable», le escribiría en tono de reproche, para añadir de inmediato, conciliador, su deseo de «besarte un poco la frente, acariciar tus manos que tanto he querido».

Albertina Azócar no cedió a sus pedidos, que continuaron por lo menos hasta 1944. La joven contrajo matrimonio con Angel Cruchaga, también poeta como Neruda, pero al contrario de éste, modelo de estabilidad y perteneciente a una acomodada familia.

La frustrada pasión del futuro Premio Nobel por Albertina comenzó a apagarse cuando Neruda conoció a la pintora argentina Delia del Carril, la Hormiguita, quien sería su segunda esposa y contribuiría su acercamiento hacia el Partido Comunista.

Albertina era un año mayor que Neruda. Hermana del escritor Rubén Azócar, conoció a Neruda en 1922, cuando éste tenía 18 años y llegó desde el sur de Chile a Santiago para estudiar en el Instituto Pedagógico.

Como se sabe, a los 19 años Neruda publicó su primer libro de poemas, «Crepusculario», seguido un año después por los «Veinte poemas de amor y una canción desesperada», la más famosa de sus obras románticas.

La presencia de Albertina Azócar en la obra nerudiana se mantendría también por un largo tiempo, con poemas inspirados por ella en obras como «El hondero entusiasta», de 1924, y «Residencia en la Tierra», de 1933. (FIN/IPS/ggr/dm/cr/01

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