ISRAEL: Descontento árabe favorecería a Sharon

Los ciudadanos árabes de Israel podrían influir de manera indirecta a favor de la candidatura a primer ministro de Ariel Sharon, un nacionalista judío que apoya su carrera política en la agresividad contra los palestinos.

Esta perspectiva es una pesadilla para el comité de reelección del primer ministro Ehud Barak, quien necesita los votos árabes para tener posibilidades de ganar el 6 de febrero.

«No parece por ahora que el voto árabe beneficie a Barak, quien no apoyó nuestras demandas. Estamos cansados de eso», dijo Mohammed Ghara, de 20 años, obrero en una carpintería de Tel Aviv que sufragó por el actual primer ministro en las elecciones de 1999.

«No cumplió sus promesas de mejorar la educación y el empleo. Por el contrario, la situación empeoró», agregó Ghara.

La opinión de Ghara no sólo responde a su desilusión con Barak, si no a la alienación que siente en un estado que se define como judío y donde los árabes jamás ocuparon un puesto de gobierno importante.

«¿Por qué se le paga más a un obrero judío por hacer el mismo trabajo que yo? ¿Por qué cuando entro a un autobús todos me miran, y en la calle todos quieren revisar mi bolso en busca de una bomba? Pertenezco al estado de Israel sólo en el papel, sólo en mi documento de identidad», asegura Ghara.

Esa alienación es generalizada y se acompaña del resentimiento por la muerte de 13 árabes durante las manifestaciones de octubre en solidaridad con el levantamiento palestino que comenzó el 28 de septiembre, luego de una polémica visita de Sharon, lider del partido derechista Likud, a la mezquita Al Aqsa.

Uno de esos 13 fue Rami Ghara, lejano primo de Mohammed quien, según el alcalde de la localidad árabe israelí Jatt, Mohammed Abu Ful, fue baleado frente a la estación de servicio ubicada a la entrada del pueblo durante una manifestación de una veintena de personas.

«No sé si estaban arrojando piedras, pero la policía les disparó. ¿Cómo puede ser que el policía que debe protegerme me ataca?», se preguntó.

Rashed Abdel Razeq, empleado de un restaurante, afirma que la gente considera a Barak responsable de las muertes causadas por la policía y que son objeto de investigación por una comisión pública.

«No podemos esperar nada de Barak después de lo que hizo en los territorios ocupados y a los árabes israelíes», dijo.

Sin embargo, Abdel Razeq cree que si Barak se retira de la campaña y es sustituido por el ex primer ministro Shimon Peres, arquitecto del proceso de paz de Oslo, entonces muchos árabes votarán por Peres como una mejor alternativa ante Sharon.

Sharon es recordado por su papel en los hechos que provocaron la masacre en 1982 de palestinos en los campamentos de refugiados de Sabra y Shatilla, en Beirut, por milicias cristiano libanesas.

Para que nadie lo olvidara, el Partido Laborista de Barak adquirió espacio en la prensa árabe con fotos de la masacre y las palabras «¿Que más agregará Sharon a su historia de vida?» Colaboradores de Barak luego retiraron la publicidad, considerándola «inadecuada».

En las elecciones de 1999, los electores árabes le dieron a Barak 95 por ciento de sus votos. Si ahora deciden no votar o sufragar en blanco, como protesta, eso beneficiaría a Sharon, a quien las encuestas le dan una ventaja de 2 a 1.

Sin el apoyo de los árabes, que representan 11 por ciento del electorado, Barak no tiene posibilidad de ganar.

Mohammed Baraka, legislador del partido comunista árabe Hadash, declaró que sólo un acuerdo de paz con los palestinos impulsará a los árabes a votar por Barak, como muestra de apoyo por el proceso de paz.

«No podemos darle nuestro apoyo a Barak o Sharon, pero también debemos considerar todo avance en el proceso de paz o la posibilidad de cambio de Barak», dijo.

Los carteles en las paredes de Jatt no son propaganda para Sharon o Barak, como en zonas judías de Israel donde el «Sólo Sharon puede lograr la paz» compite con el «No renuncien al futuro», de Barak.

Los carteles en Jatt son homenajes a Rami Ghara, el árabe muerto por la policía israelí. El resentimiento por lo ocurrido se extiende a otro pueblo, Arabe, donde dos personas fueron muertas.

Arabe se negó a recibir la semana pasada a Matan Vilnai, el ministro responsable de Asuntos Arabes. La visita fue cancelada.

El alcalde de Jatt, Abu Ful, dice que el pueblo no ha mejorado desde que Barak asumió el poder, algo que atribuye a la discriminación que favorece a los municipios judíos. Una de las necesidades de la localidad son escuelas nuevas, señala.

«Los árabes opinan que estas elecciones no son nuestras y se preguntan cuál es la diferencia entre votar por Barak o Sharon, de todas maneras, no serán ciudadanos totales capaces de decidir el futuro de sus hijos», sostuvo.

Los partidarios de Barak defienden su gobierno e informan que 500 aulas fueron construidas en pueblos árabes en el último año, el doble que en años anteriores, aseguran. Así mismo, se comenzó a aplicar un programa para mejorar la educación y la infraestructura en zonas árabes, señalan.

«Sabemos que hace falta mucho más. Pero no se pueden eliminar 52 años de brecha (entre árabes y judíos) en un año y medio», dijo Roy Peled, analista político. (FIN/IPS/tra-en/bl/mn/aq/ip/01

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