El Plan Colombia, de lucha antidrogas, concitó el rechazo unánime del Foro Social Mundial que se realiza en esta sureña ciudad de Brasil, pero su discusión reveló diferencias entre distintos representantes de la sociedad civil.
El programa implementado por el presidente colombiano Andrés Pastrana contempla 7.500 millones de dólares en inversiones para el desarrollo y para el combate contra el narcotráfico, 1.300 millones de los cuales serán aportados por Estados Unidos, en especial en armamento y entrenamiento militar.
La iniciativa de Pastrana fue blanco de fuertes críticas por parte de participantes en el Foro, equiparadas sólo a las que recogió el neoliberalismo y el Foro Económico Mundial, que se realiza en la ciudad suiza de Davos desde el jueves pasado y hasta este martes, al igual que la reunión de Porto Alegre.
La sociedad colombiana se declara en su mayoría a favor de la paz y no apoya la vía armada de solución de los problemas que afectan el país, afirmó Pedro Santana Rodrígues, presidente de la Corporación Viva la Ciudadanía, al participar en un panel de este lunes sobre «como mediar conflictos y construir la paz».
Santana Rodríguez recordó que 10 millones de habitantes de Colombia, un cuarto de la población, se manifestaron en 1997 y nuevamente en 1999 por un acuerdo de paz entre el gobierno y las guerrillas, dejando claro que no quieren la guerra.
Sin embargo, asistentes al panel tomaron la palabra para apoyar a los grupos armados y criticar a la organización del Foro por no incluir entre los expositores a delegados de los grupos guerrilleros colombianos ni del insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional, de México.
Manifestaciones en varias sesiones y volantes distribuidos en la reunión mostraron el apoyo de muchas personas y organizaciones brasileñas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN), los dos principales grupos insurgentes en lucha contra el gobierno colombiano.
Santana Rodríguez condenó con dureza el Plan Colombia, calificándolo de una intervención de Estados Unidos que no contribuye a solucionar la guerra en el país, sino a su «escalada».
Agregó que ese programa entorpece las negociaciones entre el gobierno y los insurgentes, agrava los problemas de la población y daña el ambiente.
El activista criticó el movimiento ambientalista por no encabezar acciones contra la fumigación de cultivos de coca y amapola, contemplada en el plan de Pastrana respaldado por Washington.
«Colombia es el único país de América Latina que permite la aspersión de venenos sobre bosques», que alcanzarán a 40.000 hectáreas y que podrían destruir la rica biodiversidad de la Amazonia, observó.
Además, Santana Rodríguez defendió la despenalización de las drogas y la creación de instrumentos culturales para reducir el consumo, como formas más eficaces de combatir contra el narcotráfico.
«Sólo condenar el Plan Colombia no basta, hay que avanzar, ya que no queremos la paz de los cementerios», protestó una militante de una institución vinculada a la historia del movimiento comunista brasileño.
Las simpatías de muchos brasileños presentes por la insurgencia en Colombia refleja una diversidad de opiniones naturales, algunas de ellas más radicales que las de las propias FARC, que se dicen dispuestas a negociar, observó Santana Rodríguez.
Informó que la Corporación Viva la Ciudadanía y otros grupos sociales de Colombia, como las centrales sindicales, «abogan por la negociación política», empezando por un «acuerdo humanitario» que incluya el cese del fuego, respeto a la población civil, los indígenas y el no reclutamiento de menores para la guerra.
Varias organizaciones colombianas trataron de explicar la complejidad de la situación en ese país, «más allá de la guerra», en uno de los 400 talleres realizados en este Foro Social Mundial que juntó más de 3.000 delegados de 120 países en la capital del estado de Río Grande del Sur.
El pueblo debe tener el «derecho a sustraerse a la guerra, no ser obligado a optar sólo entre el gobierno criminal de Andrés Pastrana o las organizaciones armadas» de oposición, dijo Silvio Salej, quién trabajó en el Programa de Desarrollo y Paz en el Magdalena Medio, región central de Colombia que concentra riquezas, pobreza y conflictos en gran proporción.
La Asamblea Permanente de la Sociedad Civil es un movimiento que reúne ciudadanos y representantes de varios sectores en la búsqueda de una «salida no militar» para el conflicto y trata de «humanizar» la guerra que produjo el desplazamiento de dos millones de personas, obligadas a dejar sus hogares a causa de la violencia, que no se limita a la lucha por el poder político.
En Colombia, 3.000 dirigentes sindicales fueron asesinados por el Ejército, la policía, los paramilitares y también por la guerrilla, observó a su vez Héctor Fajardo Abril, secretario general de la Central Unitaria de Trabajadores.
Los paramilitares son grupos armados por hacendados, con estímulo del gobierno, y que pasaron a actuar por cuenta propia, ampliando la violencia en el país.
El movimiento por la paz, que comprende muchos otros grupos, es colocado así en una dificil posición de rechazo al Plan Colombia, que «profundiza la guerra», el narcotráfico y otras fuentes de violencia, que incluyen la guerrilla, con los numerosos secuestros que practica, según Fajardo Abril.
Esa orientación, que no excluye el reclamo por «cambios políticos, económicos y sociales», para solucionar las injusticias sociales que dieron origen a las guerrilllas, fue transmitida en varias sesiones del Foro Social Mundial.
Por otro lado, representantes locales de las FARC, el ELN y más de 30 organizaciones brasileñas que componen el Comité Permanente de Solidaridad a los Pueblos en Lucha trataron de manifestar su rechazo al Plan Colombia.
Este Comité lo hizo desde la óptica del apoyo a las guerrilas a través de entrevistas y rápidas intervenciones o aplausos en los paneles.
En esa labor contaron con la colaboración del líder de la lucha independentista y ex presidente de Argelia, Ben Bella, que defendió la lucha armada y la revolución para enfrentar el neoliberalismo.
Bella comentó estar dispuesto a tomar las armas a los 84 años y afirmó que el guerrillero argentino-cubano Ernesto Ché Guevara estaría en este Foro, si estuviera vivo. (FIN/IPS/mo/dm/dv ip/01