El grupo terrorista vasco ETA asesinó hoy a un cocinero civil de la marina de guerra de España en la ciudad de San Sebastián y cosechó de inmediato la repulsa en todo el país.
La personas fallecida es Ramón Díaz García, de 51 años, quien tenía dos hijos y residía desde los 11 años en esa ciudad del País Vasco, ubicada 400 kilómetros al noreste de Madrid.
Díaz García murió en el acto al estallar una carga de explosivos colocada debajo de su automóvil, cuando pretendía dirigirse a su trabajo.
El trabajador asesinado se desempeñaba como cocinero en la comandancia de la Marina, pero como empleado civil y sin tener ninguna dependencia o rango militar. Además, era afiliado a Comisiones Obreras (CCOO), una de las dos centrales sindicales mayoritarias y de orientación comunista.
Los dos hijos Díaz García son «abertzales», es decir simpatizantes del nacionalismo vasco, declaró este viernes el cuñado de la víctima.
Vecinos del barrio donde vivía con su familia lo definieron como una persona solidaria, que trabajaba en la organización vecinal y ayudaba a niños y a adolescentes a aprender el tradicional juego de la pelota vasca, en el frontón.
El Secretario General de CCOO, Feliciano Fidalgo, tras conocer el atentado, se preguntó si ETA dirá «que la persona asesinada era un peligroso agente del españolismo» o si «añadirá más obscenidad a su ya miserable conducta y sugerirá que el cocinero muerto era un colaborador del aparato político-represivo del gobierno central».
Fidalgo agregó que los etarras carecen de ideales y que «son una banda de matones, de formación nazi-fascista, a los que hay que parar con unidad democrática y eficacia policial».
El Consejo Superior de Cámaras de Comercio, en el otro extremo del arco social, emitió un comunicado en el cual señala que «la ruindad de ETA supera su nivel en cada nuevo atentado», ya que «ahora los supuestos enemigos son vendedores de golosinas, fontaneros (plomeros) o cocineros».
Inmediatamente de conocerse el atentado se generalizaron las condenas contra el accionar de Euskadi ta Askatasuna (ETA, Patria Vasca y Libertad en lengua vascuence) y las convocatorias para actos y movilizaciones de repulsa en el País Vasco y en toda España.
El presidente del Parlamento Autónomo Vasco y miembro del moderado Partido Nacionalista Vasco (PNV), Juan María Atutxa, expresó su pesar por el asesinato y dijo que «ETA sobra, ha dado un nuevo ejemplo de cobardía y miseria moral, tanto de sus miembros como de quienes los apoyan».
En nombre del ejecutivo vasco, a cargo de una coalición del nacionalismo moderado encabezada por el PNV, su portavoz, Josu Jon Imaz, expresó «el repudio» de la sociedad vasca por esta nueva muerte y pidió a Eta «que abandone el camino de la locura».
El atentado también fue condenado por el centroderechista Partido Popular (PP), a cargo del gobierno de España, y por los opositores Partido Socialista Obrero Español (PSOE) e Izquierda Unida, una coalición basada en el Partido Comunista (PC).
CCOO y la otra central sindical mayoritaria, Unión General de Trabajadores, de tendencia socialista, así como el Movimiento contra la Impunidad y otras organizaciones no gubernamentales, convocaron para este sábado a concentrarse frente a los ayuntamientos (municipalidades) de todo el país, para expresar su repulsa y exigir el cese de la violencia.
ETA surgió en los años 60, durante la dictadura del general Francisco Franco (1939-75).
Desde que España recuperó la democracia, ese grupo sufrió varias escisiones, pero continuó cometiendo atentados, a pesar de que las amnistías decretadas en 1977 significaron la libertad de todos sus militantes presos, y la legalización de todas las fuerzas políticas vascas.
ETA dispuso tres treguas o cese de la violencia desde el fin de la dictadura y tras la muerte de Franco, registrándose la última, de carácter unilateral, el 28 de diciembre de 1998 y la dio por terminada a fines de diciembre de 1999.
Durante ese período, una delegación del gobierno español se reunió con la dirección etarra sin obtener ningún resultado.
Desde el fin de la última tregua ETA asesinó a 24 personas, entre ellas un fontanero y un vendedor de golosinas, además de políticos del PP, el PSOE y el PC. Díaz García es la víctima número 25. (FIN/IPS/td/dm/ip/01
