El síndrome de los Balcanes, como se conoce a la bomba de efecto retardado que la OTAN dejó en Kosovo y Bosnia-Herzegovina al emplear proyectiles recubiertos de uranio, empieza a complicar las relaciones de Estados Unidos con sus aliados europeos.
Al uso del uranio empobrecido se atribuyen las muertes por leucemia de decenas de soldados europeos en misiones de paz en los Balcanes.
Tras una reunión de embajadores de los 19 países de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) esta semana para discutir el síndrome de los Balcanes, la alianza militar anunció que creará una comisión especial para indagar las consecuencias para la salud de los proyectiles con uranio.
Estados Unidos y Gran Bretaña, que junto con Francia reconocieron haber usado uranio en sus armas, sostienen que las pruebas científicas reunidas desde la guerra del Golfo no indican un vínculo entre el uranio degradado ni una mayor incidencia de leucemia entre los soldados.
Ambos gobiernos declararon que se dispararon más proyectiles con uranio en la guerra del Golfo que en los bombardeos de la OTAN contra Yugoslavia en 1999 y en el conflicto de 1994 y 1995 en Bosnia-Herzegovina.
La OTAN accedió a realizar pruebas médicas a los efectivos que participaron en misiones de paz en la región. Varios países europeos comenzaron a hacer lo mismo, y también analizan muestras de tierra, agua y aire de la zona en cuestión.
El secretario general de la OTAN, George Robertson, declaró esta semana que la alianza avanzará con la investigación porque «no tiene nada que esconder».
Aunque las pruebas científicas aún no son concluyentes, la controversia por el síndrome de los Balcanes desató una ola de críticas contra la OTAN y, en especial, contra Estados Unidos, por haber expuesto a soldados y civiles a los riesgos del uranio empobrecido.
Ese resentimiento quedó de manifiesto en una encuesta divulgada el miércoles por el Servicio de Información de Estados Unidos, basado en 54 artículos y editoriales aparecidos en los medios de comunicación de 22 países entre los días 3 y 9 de este mes.
La encuesta reveló la «alarma y el cinismo» manifestado por los medios, y en pocos casos se dudó que el uranio empobrecido representa un peligro para la salud.
«Muchos en la prensa criticaron lo que consideran falta de transparencia de la OTAN -y de Estados Unidos-«, agregaron los autores de la encuesta.
La Unión Europea (UE), con Francia a la cabeza, se propone crear un contingente europeo de 60.000 efectivos para actuar como fuerza de paz con autonomía de la OTAN -y de Washington- en los casos críticos en que la OTAN prefiere no involucrarse.
Varios artículos de la prensa francesa, reunidos en la encuesta del Servicio de Información de Estados Unidos, revelaron una creciente división entre Washington y sus aliados europeos.
Por ejemplo, Renaud Girard opinó en el diario Le Figaro el día 9: «Estados Unidos tiene la responsabilidad de decirle la verdad a sus aliados.. La confianza dentro de la Alianza (OTAN) se vio menoscabada… (Los aliados) tienen el derecho de saber si durante esa 'intervención humanitaria' el Pentágono tomó todas las precauciones humanitarias posibles».
Le Monde, otro importante diario francés, también opinó sobre el síndrome. «El pedido que hizo Italia a la OTAN de tener información sobre el uso 'geográfico' de las municiones (con uranio) arroja una interesante luz sobre el tratamiento un tanto arrogante de Estados Unidos hacia sus aliados europeos…»
«Los aliados no fueron informados del uso por parte de la OTAN de las municiones con uranio degradado, primero en Bosnia y luego en Kosovo», agregó.
Rolf Paasch se preguntaba en el diario alemán Frankfurter Rundschau (9 de enero): «¿Qué tipo de alianza militar tenemos si la mayoría de los miembros deben rogarle la información a la superpotencia?»
«¿Y por qué fueron los casos de leucemia en los soldados necesarios para recordarle a Europa su responsabilidad política en las armas de la OTAN?», agregó.
Las críticas a los Estados Unidos fueron más enérgicas en los países de los Balcanes, como Bulgaria y Grecia.
Pero el resentimiento hacia Washington trascendió las fronteras europeas. Un editorial del diario mexicano La Jornada se preguntó «cuál sería la actitud de la Corte Internacional de Justicia en un caso como este».
En un artículo para el semanario estadounidense Defense Monitor, Tomas Valasek, analista del Centro para la Información de Defensa, con sede en Washington, opinó que «la controversia por el uranio empobrecido podría alejar a los países europeos de la OTAN y posiblemente provocar la competencia entre la nueva entidad de defensa europea y la alianza del Norte del Atlántico».
Todos los polémicos proyectiles con uranio fueron arrojados por aviones de Estados Unidos. España, Italia y Portugal sospechan que esas acciones causaron cáncer a sus soldados, señaló Valasek.
El síndrome de los Balcanes «destruye gran parte de la voluntad de Europa de confiar y de trabajar con los estadounidenses», agregó.
El presidente electo de Estados Unidos, George W. Bush, y la derecha estadounidense acusaron a Europa de no cumplir su parte en los Balcanes, aunque la UE paga 80 por ciento de la ayuda militar a Bosnia y Kosovo y contribuye con dos tercios de las fuerzas de paz (frente al 15 por ciento de Washington).
Valasek escribió que Washington debe «hacer que la OTAN sea una opción más agradable para los europeos» y «ser más directo con sus aliados, más dispuesto a escuchar sus opiniones sobre asuntos de común interés», si Estados Unidos pretende asegurar la cooperación europea en materia de defensa. (FIN/IPS/tra-en/bk/sm/aq/ip/00