La dolarización impuesta hace hoy un año no convence a la población ecuatoriana, golpeada por una inflación anual en dólares de 91 por ciento, la mayor en la historia del país.
El 9 de enero de 2000, el entonces presidente Jamil Mahuad anunció por cadena de radio y televisión la dolarización como nuevo esquema monetario para Ecuador.
Mahuad tomo la decisión en medio de una fuerte crisis económica, política y social, y presionado por los empresarios de la ciudad portuaria de Guayaquil, que la promovían, pero con la oposición del presidente del Banco Central, Pablo Better.
El anuncio de Mahuad determinó el aumento de las movilizaciones sociales y el 21 de enero, organizaciones indígenas apoyadas por oficiales de las Fuerzas Armadas tomaron el Congreso, provocaron la caída de Mahuad e intentaron instalar un gobierno popular.
Pero horas más tarde, los mandos militares se pronunciaron a favor del vicepresidente Gustavo Noboa, quien al asumir el 22 de enero confirmó la dolarización.
El Banco Central cambió hasta septiembre todos los sucres en circulación por dólares procedentes de sus reservas, a una cotización de 25.000 sucres por cada dólar.
Un año después del paso inicial de Mahuad, los resultados esperados no están a la vista de la mayoría de los ecuatorianos, que quieren regresar al sucre, la antigua moneda.
Representantes de los partidos, del mundo empresarial y de los movimientos sociales e indígenas consideraron negativo el primer año de dolarización, pues la actividad económica no se ha recuperado.
Luis Maldonado Lince, ex presidente de la Federación de Exportadores y uno de los críticos de la dolarización, aseguró a IPS que el nuevo sistema solo disparó la inflación, mantiene altas las tasas de interés y provoca recesión.
"Si la inflación no fue mayor es por la contracción del poder adquisitivo de los ecuatorianos, lo que no permitió que aumentara el consumo en los últimos tres meses del año", dijo Maldonado.
Sin embargo, los empresarios de Guayaquil, el mayor centro comercial del país, creen que la dolarización no tuvo frutos pues debe ser acompañada de otras medidas.
La presidenta de la Cámara de la Pequeña Industria de Guayaquil, Joyce de Ginata, predijo que la dolarización será exitosa cuando se privaticen las empresas del Estado y se construya un nuevo oleoducto para permitir el aumento de la extracción de petróleo.
Ginata también solicitó la reestructuración de las multimillonarias deudas que los industriales mantienen ante el sistema financiero.
Sandro Coglitore, presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura, indicó que estos 12 meses de nuevo esquema monetario fueron «críticos» para su sector, ya que la dolarización restó competitividad a los exportadores por falta de medidas adecuadas para su reactivación, como las que propone Ginata.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, la alta inflación de 2000 se debió a que, bajo un esquema dolarizador, los precios de bienes y servicios fueron ajustándose a las cotizaciones internacionales.
Los pronósticos oficiales para 2001 son poco alentadores: Según el Banco Central, la inflación variará entre 24 y 31 por ciento. Para este mes se pronostica una inflación superior a cinco por ciento, debido al incremento de los combustibles y las tarifas de transporte decretado a fin de año.
Federico Kaune, vicepresidente para los mercados emergentes del banco de inversión estadounidense Goldman Sachs, arguyó que la dolarización funcionará si se produce un ajuste fiscal con aumento de los impuestos y se procede a la privatización de activos del estado.
"Si eso no ocurre, en 2002, con precios más bajos del petróleo», podría haber «problemas para el pago de la deuda", advirtió Kaune.
Los ingresos por exportación de petróleo sumaron 2.045 millones de dólares en 2000, frente a 1.375 en 1999, informó el Banco Central.
Para el economista Alberto Acosta, consultor de la Fundación Friedrich Ebert, de Alemania, ese aumento de ingresos amortiguó relativamente el efecto de la dolarización, pues permitió mantener las reservas internacionales pese al masivo canje de sucres por dólares.
Otro aporte importante fueron los 1.200 millones de dólares recibidos en concepto de transferencia de los ecuatorianos residentes en el exterior, que compensaron hasta cierto punto la caída de las exportaciones de banano y camarón.
Un alivio para este año será la reducción en 20 por ciento del servicio de la deuda externa, que representará 1.184 millones de dólares, 30 por ciento del presupuesto y 6,6 por ciento del producto interno bruto.
"Las ilusiones prometidas con la dolarización se derrumbaron. La inflación se dispara y las tasas de interés en dólares superan el 24 por ciento", observó Acosta.
Así mismo, advirtió que la dolarización consolidó una rigidez cambiaria que golpea gran parte de la producción de bienes transables (para exportación o que compiten con productos importados), al tiempo que fomenta las importaciones.
El nuevo sistema "aumenta las diferencias sociales y exacerba el centralismo a partir de la acumulación de los dólares en aquellas zonas exportadoras de bienes primarios", agregó Acosta.
Aunque a partir de septiembre ya no se puede utilizar sucres, los habitantes de localidades y comunidades rurales lo siguen haciendo.
El pago en los mercados de la capital se realiza en dólares, aunque los precios se siguen fijando en sucres. Y en Santa Clara, al norte de Quito, la población se resiste a dejar el sucre.
Rosa Lima, vendedora de verduras, aseguró que sigue aceptando sucres y sólo admite billetes de un dólar, porque teme que le entreguen dólares falsos.
"Los precios los seguimos anunciando en sucres, porque la gente no se da con el dólar. Casi todos piden el precio en nuestra moneda, y es que antes estábamos mejor porque podíamos comprar más", arguyó la comerciante.
"Salió del sombrero del prestidigitador, salió el conejo de la dolarización que pudo haber salido antes o después, pero no había otra salida", dijo el lunes el presidente Noboa.
El mandatario también advirtió que Ecuador aún debe sufrir bastante para poder solucionar sus problemas.
"Yo creo que no se crece si no se ha sufrido. Centroamérica ha sufrido, por eso crece. Este país no ha sufrido. Aquí no hemos tenido nada, absolutamente nada en el último siglo, que haya significado un sufrimiento para el pueblo ecuatoriano", dijo.
Noboa confirmó que la primera semana de marzo recibirá en Quito a los presidentes Alfonso Portillo, de Guatemala, y Francisco Flores, de El Salvador, dos países centroamericanos orientados también hacia la dolarización.
Así mismo, fue invitada a la reunión la presidenta Mireya Moscoso, de Panamá, un país que utiliza el dólar para las transacciones internas desde 1904.
El Salvador y Guatemala siguen el camino de Ecuador, mientras que Costa Rica, Honduras y Nicaragua consideran la posibilidad de dolarizar. (FIN/IPS/kl/ff/if/01