DESARROLLO: Foro Social busca otro mundo posible

Cuestiones ambientales se incluirán entre los puntos polémicos del Foro Social Mundial (FSM), que del 25 al 30 de este mes hará de Porto Alegre, en el sur de Brasil, la capital de quienes buscan nuevos rumbos para la humanidad.

Organizaciones no gubernamentales (ONG), movimientos sociales y políticos y sindicalistas, pretenden iniciar la construcción de estrategias opuestas a las que fomenta el Foro Económico Mundial, que anualmente se realiza a fines de enero en Davos, Suiza.

Se trata de la izquierda, que intenta organizarse mundialmente de manera amplia, ante lo que considera una «globalización excluyente» impuesta por el gran capital que se congrega en Davos y para demostrar que «Otro mundo es posible», la hipótesis recogida como consigna central del foro.

El objetivo es definir orientaciones y acciones conjuntas «en el combate contra el neoliberalismo», resumió a IPS el vicegobernador de Río Grande del Sur, Miguel Rossetto, organizador del foro en nombre del gobierno estadual y de la municipalidad de Porto Alegre, los anfitriones.

La variedad de intereses, de áreas de actuación, de culturas y doctrinas de los participantes, no permite aguardar resultados inmediatos del Foro Social Mundial, cuyo sitio en Internet es www.forumsocialmundial.org.br.

Es sólo una «primera reunión, con pluralidad y diferentes urgencias», que pondrá en marcha un proceso y avanzará en organización, sostuvo Rossetto. El propósito es repetirla anualmente, siempre en coincidencia con el encuentro de empresarios, financistas y gobernantes en Davos.

Pero es posible lograr consenso en asuntos de ambiente, como punto de partida para la unidad de acción, observó Jean-Pierre Leroy, de la ONG brasileña Federación de `rganos de Asistencia Social y Educacional.

Acceso a las riquezas y sustentabilidad es uno de los cuatro ejes temáticos que serán abordados en paneles con participación de personalidades y dirigentes políticos de notoriedad internacional, cuya presencia otorgará al foro repercusión en la prensa.

La escritora ecofeminista india Vandana Shiva, el lingüista estaounidense Noam Chomsky, la presidenta de la asociación France Liberté, Danielle Miterrand, y el lider independentista de Timor Oriental y Premio Nobel de la Paz José Ramos Horta, son esperados en Porto Alegre.

Además de los paneles, que se instalarán en auditorios para 700 personas, el foro comprenderá centenares de talleres y grupos de discusión menores.

Los productos transgénicos, las patentes de semillas y de otros organismos vivos, el impacto ecológico de la globalización, el caso de la Amazonia, las exigencias ambientales en el comercio, la demanda de agua para todos y la propuesta de energías renovables estarán en las mesas de discusión.

Porto Alegre fue elegido como sede del foro antiDavos por tratarse de una ciudad gobernada hace 12 años por el izquierdista Partido de los Trabajadores, que introdujo innovaciones como el Presupuesto Participativo, por el cual asambleas de pobladores deciden sobre inversiones públicas.

Además, es la capital de Río Grande del Sur, un estado conducido desde 1999 por Olivio Dutra, quien inauguró el modelo de gestión popular y transparente de la ciudad cuando fue alcalde, de 1989 a 1992.

Los cerca de 600 representantes de ONG de todo el mundo que, reunidos en Ginebra en junio, decidieron realizar el foro en Porto Alegre, tuvieron también en cuenta la tradición ambientalista y campesina de Río Grande del Sur.

Los «gaúchos», como se conoce a los habitantes del estado, son pioneros en la «lucha ecológica social, humanista» en Brasil, destacó SebastiFo Pinheiro, un agrónomo y profesor de la Universidad Federal local y crítico del uso abusivo de agrotóxicos.

Río Grande del Sur está dispuesto a ser «territorio libre de transgénicos». Pero esa es una decisión «de los sindicalistas, agricultores y amas de casa, y no de la elite», porque la población local conoce hace muchos años los riesgos de esos productos, aseguró Pinheiro.

El gobierno gaúcho promueve una moratoria de la siembra de vegetales genéticamente modificados, hasta que se compruebe la ausencia de amenazas al ambiente y a la salud humana, afirmó Rossetto.

También en Río Grande del Sur surgió el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que en 15 años se extendió a todo Brasil y es conocido por sus acciones de impacto, como manifestaciones masivas y la ocupación de haciendas improductivas y sedes gubernamentales para impulsar la reforma agraria.

El MST propondrá en el foro una campaña mundial para que las semillas sean consideradas patrimonio de la humanidad, limitando las patentes y la amenaza de que algunas empresas transnacionales las monopolicen.

El movimiento inició una campaña nacional contra los transgénicos, señalando tanto los riesgos a la salud y al ambiente como a la seguridad alimentaria.

Varias transnacionales modifican genéticamente las plantas para esterilizarlas y obligar así al agricultor a «comprar nuevas semillas cada año, por el precio que le imponga la empresa», aseguró JoFo Pedro Stédile, dirigente del MST.

Los «agricultores ecológicos» de Río Grande del Sur llevarán al foro tres denuncias, anunció su portavoz, SebastiFo Pinheiro.

Se trata, en primer lugar, de la discriminación de los campesinos de países en desarrollo por presión de la industria química. Mientras la Unión Europea adoptó en 1991 reglas rígidas para el uso de agrotóxicos, exigiendo 80 horas de curso y pruebas de habilitación, en Brasil, algunos venenos peligrosos fueron calificados como blandos.

Además, las transnacionales exportan al Sur productos de calidad inferior. Como resultado de esa desigualdad, 95 por ciento de las intoxicaciones por agroquímicos se registran en «países periféricos», señaló Pinheiro.

La segunda protesta se refiere a la certificación ambiental de los productos agrícolas, un servicio que exige tecnología y por eso es realizada casi siempre por empresas de países ricos.

Ese hecho agrega un costo que resta competitividad a las exportaciones del Sur y echa por tierra la ética del agricultor, la relación de confianza con el consumidor construída a lo largo de años y que hace innecesaria la intermediación, dijo Pinheiro.

La tercera condena se dirige a los productos transgénicos, especialmente porque someten el agricultor al poder total de los dueños de las semillas.

Jean-Pierre Leroy y su ONG, la Federación de Organos de Asistencia Social y Educacional, pretenden junto con grupos de Chile y Uruguay promover un taller sobre Sustentabilidad y Democracia en el Cono Sur de América.

La intención es lograr para el Mercado Común del Sur (Mercosur) y otras iniciativas de integración «una visión no limitada al mercado y al comercio»,

Es necesario, por ejemplo, evitar «una estrategia energética subordinada al consumo industrial», que tiende a olvidar las necesidades de la población y del ambiente, perdiendo sustentabilidad.

La integración basada en la complementaridad y especialización productiva sacrifica la agricultura campesina, familiar, quitando empleos y alternativas a la población. Otra consecuencia puede ser la pérdida de biodiversidad y el mayor consumo de energía por la necesidad de transporte a mayores distancias, advirtió el ambientalista.

El debate sobre nuevos caminos ya alcanzó un cierto consenso, al superar la «dicotomía entre medio ambiente y sociedad», por lo menos en países como Brasil, con la visión de que la cuestión ambiental es parte del desarrollo, no un fin en sí mismo, afirmó Leroy.

Paralelamente a los paneles y talleres, Porto Alegre acogerá un Foro de gobernantes, en que se espera reunir a 1.000 autoridades locales, un Foro Parlamentario con cerca de 500 participantes y el Primer Campamento Intercontinental de la Juventud.

También está prevista la instalación del Campamento Mundial de los Pueblos Indígenas, en que se discutirá la importancia de los conocimientos tradicionales y la sobrevivencia étnica y cultural. (FIN/IPS/mo/ff/dv en/01

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