Nigeria advirtió que no tolerará un gobierno militar en Africa occidental tras el intento de golpe de Estado hoy en Costa de Marfil para derrocar al presidente Laurent Gbagbo.
«Nigeria ve con malos ojos todo intento de socavar la democracia en Africa occidental», declaró Doyin Okupe, del Departamento de Medios de Comunicación y Publicidad del presidente Olusegun Obasanjo.
«El intento no puede justificarse, sobre todo ahora que se está arraigando la cultura democrática en Africa occidental», dijo a IPS este lunes.
El frustrado golpe «nos dice que aún tenemos mucho por recorrer para institucionalizar la democracia» en Africa, dijo Ogaba Oche, profesor del Instituto Nigeriano de Asuntos Internacionales.
La inestabilidad en Costa de Marfil comenzó cuando pistoleros desconocidos ocuparon dos emisoras de radio y televisión en Abidján, en la madrugada de este lunes. Al amanecer, tropas leales al presidente Gbagbo informaron que habían recuperado el control de las dos emisoras.
Los motivos de los frustrados golpistas no se conocen, pero podría deberse a la serie de hechos que llevaron al general Robert Guei al poder en la Nochebuena de 1999 por la falta de pago a los soldados, o por razones políticas», dijo Oche a IPS.
Costa de Marfil, el estado más estable y próspero de Africa occidental, fue sorprendido hace un año cuando las Fuerzas Armadas protagonizaron el primer golpe de Estado en la historia del país e instalaron a Guei en el poder.
Guei fue derrocado en un levantamiento popular en octubre, luego de que, mediante el fraude electoral, intentara proclamarse vencedor en las elecciones presidenciales que le dieron el triunfo a Gbagbo.
Decenas de miles de marfileños, con el respaldo de la policía y tropas disidentes, derrocaron a Guei y abrieron el camino a la vuelta del poder civil. Así fue elegido presidente Gbagbo, veterano dirigente opositor.
Analistas en Harare señalaron que fue la primera vez en la historia de Africa que el pueblo había anulado una elección fraudulenta y que ese hecho podría fortalecer la democracia en la región.
La crisis política se intensificó luego de que las autoridades impidieron postularse a las elecciones presidenciales de octubre a Alasane Ouattara, ex alto funcionario del Fondo Monetario Internacional, debido a que habría nacido en la vecina Burkina Faso.
La posterior elección de Gbagbo desató la violencia étnica en el otrora tranquilo país. La violencia se reanudó en diciembre cuando Ouattara fue impedido una vez más de participar en futuras elecciones presidenciales, aunque la Comisión Nacional Electoral lo había habilitado para los comicios parlamentarios. Al menos 20 personas murieron en los enfrentamientos que duraron dos días.
«Sería triste si Ouattara estuviera detrás del intento de golpe… ya que aún podría competir en un contexto democrático en lugar de asumir el poder mediante un golpe militar», dijo Oche.
«Creemos que el presidente Gbagbo debe encarar el problema de los políticos que han sido excluidos del proceso político mediante la creación de un ambiente libre y justo con plena participación para todos», dijo Clement Nwankwo, director de la organización no gubernamental nigeriana Proyecto de Derechos Constitucional.
Sentimientos similares se expresaron en Zimbabwe, en Africa austral.
«El frustrado golpe es desgraciado porque subraya una vez más la inestabilidad política. Temo que haga retroceder la democracia en Africa», declaró John Makumbe, profesor de la Universidad de Zimbabwe.
«Aún falta mucho en Africa para que los militares utilicen su poder sólo con el fin de defensa y no para ingresar al Poder Ejecutivo», dijo a IPS este lunes.
«Lo ocurrido en Costa de Marfil parece anunciar la probabilidad de futuros intentos de los militares de tomar el poder. Pero también envía el mensaje a los gobernantes que deben asegurar el buen gobierno y la transparencia para ser populares», agregó.
El mes pasado, el ministro de Defensa y Protección Civil, Moise Lida Kouassi, declaró que Guei pretendía derrocar a Gbagbo.
Kouassi sostuvo que Guei estaba formando un ejército compuesto por integrantes de su guardia personal y refugiados liberianos, aunque aún no se sabe si el general derrocado está detrás del intento de golpe.
En el resto de Africa occidental, Guinea, Liberia y Sierra Leona libran guerras civiles y Guinea Bissau fue afectada por una rebelión militar.
El ministro del Interior marfileño, Emile Doudou, afirmó a la prensa que «ya no hay más combates en las calles… el intento de golpe ha fracasado».
El ministro tampoco confirmó los rumores de que el intento de golpe fue protagonizado por soldados musulmanes fieles a Ouattara. (FIN/IPS/tra-en/ro/mn/aq/ip/01