COMERCIO: Mercado de diamantes se reparte en la ONU

Las medidas propuestas a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra el tráfico de diamantes para financiar conflictos tienen implicancias en una disputa comercial entre países africanos y poderosas firmas transnacionales.

El Consejo de Seguridad de la ONU estudia la adopción de esas medidas luego de que un grupo de expertos creado por el foro mundial afirmara que existe evidencia de que grupos insurgentes de Angola, Sierra Leona y varios otros países africanos trafican diamantes para obtener armas.

El Consejo prevé decidir el mes próximo si aplica las sanciones propuestas.

Pero algunas iniciativas planteadas para evitar ese tráfico fortalecerían el actual control de la firma transnacional De Beers sobre el comercio internacional de diamantes en bruto.

Durante un encuentro del Consejo Mundial de Diamantes, una asociación de grandes firmas, realizado en Londres los días 17 y 18, De Beers sostuvo que las medidas contra el contrabando para financiar conflictos deben ser implementadas por esas firmas, y no por la ONU o los gobiernos nacionales.

«Es hora de que los gobiernos, y en especial los de los mayores exportadores e importadores de diamantes en bruto, aprueben leyes que aseguren la prohibición del comercio de esos diamantes sin adecuada certificación de origen», dijo en ese encuentro el presidente de De Beers, Nicky Oppenheimer.

Pero el sistema de certificación que propuso sería implementado por los operadores comerciales, una iniciativa apoyada por Estados Unidos y a la cual se opone Rusia, el segundo productor mundial de diamantes en bruto después de Botswana.

La comercializacion de diamantes en bruto de Botswana está en manos de De Beers.

Antes de lanzar su propuesta en Londres, De Beers había ingresado al mercado de la venta al por menor de diamantes, un negocio de unos 50.000 millones de dólares por año, en sociedad con la firma Louis Vuitton-Mokt Hennessy, más conocida por su sigla LVMH.

El grupo de expertos de la ONU propuso un embargo contra los diamantes exportados por Gambia, con el argumento de que esos diamantes provienen en realidad de las minas de Sierra Leona controladas por el insurgente Frente Revolucionario Unido.

Según el informe de 64 páginas presentado por los expertos al Consejo de Seguridad, individuos y firmas en Burkina Faso, Costa de Marfil, Liberia, Níger y Sudáfrica también compran y revenden esos diamantes, adquiridos a precios muy inferiores a los del mercado legal.

Washington amenazó con sanciones a Monrovia luego de que los autores del informe aseguraran que la mayoría de los diamantes provenientes de Sierra Leona llegan al mercado internacional a través de Liberia, y que el presidente liberiano, Charles Taylor, está «involucrado en forma activa en el mantenimiento de la violencia en Sierra Leona».

El ministro de Relaciones Exteriores de Liberia, Monie Captan, negó con vehemencia en la ONU que su país compre diamantes a los insurgentes de Sierra Leona o les proporcione entrenamiento.

Captan propuso que todas las exportaciones liberianas de diamantes sean manejadas por el Banco Central de ese país y sometidas a un sistema internacinal de certificación de origen.

En la actualidad, el comercio de diamantes en bruto provenientes de áreas controladas por insurgentes es sólo cuatro por ciento del total mundial, dijo a IPS Umesh Mehta, un comerciante de diamantes en el gran mercado internacional de la ciudad septentrional belga de Antwerp.

Sin embargo, el cuatro por ciento de un negocio de 8.000 millones de dólares anuales es más de 300 millones de dólares, una suma de magnitud «suficiente para alterar el delicado equilibrio de los precios en muchos mercados», añadió.

La aplicación en algunos países africanos de un sistema de certificación de origen de los diamantes en bruto fue apoyada por el representante de Rusia ante el foro mundial, Andrei Granovsky, quien se opuso, sin embargo, a establecer un sistema mundial de certificación.

El ex presidente sudafricano Nelson Mandela señaló durante el debate sobre las propuestas de embargo que es necesario poner fin al contrabando de diamantes para financiar conflictos, pero también reducir el control de De Beers sobre el comercio legal.

Mandela elogió la decisión anterior de De Beers de no comprar diamantes provenientes de minas controladas por los insurgentes de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola, y por grupos rebeldes de Sierra Leona y otros países africanos.

Sin embargo, la percepción generalizada en Sudáfrica es que no se hace lo suficiente para apoyar la industrialización nacional de diamantes, y las industrias locales tienen acceso insignificante a diamantes en bruto controlados por De Beers, añadió. (FIN/IPS/tra- eng/ss/sm/mp/ip if/01

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