Brasil intentará nuevamente este año lograr su primer superávit comercial desde 1995, mediante el aumento de las exportaciones y de un intenso debate por relaciones internacionales menos desfavorables.
El déficit comercial de 691 millones de dólares registrado en 2000 sepultó las ilusiones provocadas por los efectos en las ventas externas de la devaluación cambiaria adoptada en enero de 1999.
Las esperanzas iniciales de un saldo favorable de 11.000 millones de dólares al concluir 1999 se frustraron al comprobarse el resultado final negativo de 1.252 millones de dólares.
En 2000, el gobierno de Fernando Henrique Cardoso reincidió en su optimismo, al estimar a comienzos de ese año 4.400 millones de dólares positivos, pronóstico luego reducido, pero siempre subestimando la tendencia adversa, hasta confirmarse el déficit definitivo.
Ahora, el Banco Central pronosticó para este año un superávit de 1.000 millones de dólares, pero las autoridades relacionadas con el comercio exterior ya no arriesgan estimaciones.
Errores tan groseros respondieron a experiencias de la década del 80 y los primeros años 90, en que la moneda devaluada y las sucesivas etapas de recesión produjeron rápidas reacciones en la balanza comercial.
Brasil llegó a obtener superávit superior a 16.000 millones de dólares el año y, en 1994, cuando el país logró controlar una inflación desenfrenada, aún su comercio exterior fue favorable en 10.466 millones de dólares, pero la tendencia se invirtió.
Algunos economistas, entre ellos Celso Furtado, «padre» de la economía política brasileña, advertían que la historia no se repetiría con la devaluación de 1999, debido a los cambios internacionales y nacionales.
El mercado brasileño, antes rígidamente cerrado en la estrategia de sustitución de importaciones, se abrió en los años 90. Eso alteró no sólo el intercambio de bienes sino que internacionalizó la producción y elevó sus exigencias tecnológicas.
A raíz de ello, aumentar las exportaciones se hizo imposible sin un aumento vinculado de las importaciones, en especial en el sector industrial, en que los bienes exportados incorporan crecientes porcentajes de insumos y componentes importados, observó Furtado.
De hecho, el mayor déficit registrado en los últimos años se debió a la importación de componentes electrónicos, que creció en forma acelerada ante la explosión del consumo de bienes del sector y de las telecomunicaciones, triplicando la cantidad de teléfonos en el país.
La industria electrónica, constituida principalmente por firmas transnacionales, tiene varios ejemplos de ello. Empresas como Motorola y Ericsson multiplicaron sus ventas al exterior el año pasado, pero eso no impidió un déficit conjunto de unos 600 millones de dólares.
Brasil exportó 55.086 millones de dólares el año pasado, 14,7 por ciento más que en 1999. Las importaciones también crecieron 13,2 por ciento, sumando 55.777 millones de dólares.
Los productos manufacturados encabezaron las ventas externas, con 32.500 millones de dólares y un aumento de 19 por ciento respecto del año anterior.
Sin embargo, la secretaria de Comercio Exterior, Lytha Spíndola, para relativizar el fracaso, explica que Brasil habría concluido 2000 con un superávit de 2.000 millones de dólares, si no hubieran aumentado los precios del petróleo en los mercados mundiales.
La recuperación del euro, la moneda común de la Unión Europea, mejoró este año las perspectivas de venta brasileñas al principal mercado extranjero, en especial para los productos agrícolas. En cambio, la desaceleración de la economía estadounidense juega un papel opuesto.
El comercio exterior ganará importancia para Brasil este año, por la necesidad de mejorar sus cuentas externas, reconocidas como la principal fuente de vulnerabilidad de la economía nacional, y las negociaciones que pueden afectar sus relaciones económicas internacionales.
Brasil sigue dependiendo de inversiones extranjeras, estimadas este año en 24.000 millones de dólares, para cubrir sus pagos de la deuda externa, remesas de utilidades y dividendos, los gastos de turismo en el exterior, que siguen superando los ingresos, y otros servicios.
Un superávit comercial ayudará a reducir esa dependencia.
Esos elementos harán, al parecer, más agresiva este año la diplomacia brasileña en la demanda por mejor acceso a los mercados de países industrializados.
Las oportunidades deberán surgir en las negociaciones para crear el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), del acercamiento entre la Unión Europea y el Mercosur (Mercado Común del Sur, que integra Brasil con Argentina, Paraguay y Uruguay) y en una posible nueva ronda mundial para liberalización comercial.
La orientación básica es que se eliminen los subsidios agrícolas y las barreras que traban las exportaciones de productos básicos y agroindustriales a Europa, Estados Unidos y Japón, como condición indispensable a cualquier nuevo acuerdo.
Los argumentos de Brasil y otros países en desarrollo, que se quejan del comercio desigual en el mundo, ganaron un refuerzo en el informe del Banco Mundial sobre Perspectivas Económicas Globales en 2001, que apunta el proteccionismo de los países ricos como obstáculo al desarrollo.
El Norte industrializado se jacta de aranceles bajos, con un promedio máximo de 8,3 por ciento en Canadá, pero los mantiene elevados, muchas veces por encima de 100 por ciento, sobre productos importantes en que los países en desarrollo son competitivos, como azúcar, carne, lácteos y frutas variadas.
En el caso brasileño, también el jugo de naranja, aceros, textiles y calzado enfrentan barreras variadas, que impiden la expansión de sus exportaciones.
Otras barreras, como control de calidad que exige tecnologías no dominadas por países pobres, exigencias laborales y ambientales, podrán agravar esas desventajas comerciales, sin cumplir los objetivos aparentemente saludables, según el informe.
Los países no logran mejorar sus finanzas y desarrollarse sin aumentar sus exportaciones. De esa forma tampoco podrán mejorar las condiciones de vida de sus trabajadores y la protección al ambiente, argumentó el Banco Mundial. (FIN/IPS/mo/dm/if/00