El gobierno militar de Birmania cedió a la presión internacional y comenzó contactos con la líder opositora Aung San Suu Kyi, en un gesto de apertura histórico que fue celebrado por activistas defensores de la democracia.
«Este es un hecho histórico después de 12 años de lucha. Es la señal más positiva desde las elecciones generales de 1990», afirmó el Frente Democrático de Todos los Estudiantes de Birmania (ABDSF) en una conferencia de prensa ofrecida el miércoles.
El enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el malasio Razali Ismail, reveló el martes al finalizar una misión de cinco días en Rangún que Su Kyi, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1991, había mantenido contactos con miembros del régimen en diciembre pasado.
La hija del héroe anticolonialista Aug San y líder de la Liga Nacional Pro Democracia (LND) ya inició consultas preliminares con los militares para una nueva reunión, de acuerdo con diplomáticos occidentales citados por la prensa el miércoles.
«Están discutiendo los temas que desarrollarán», dijo uno de ellos al periódico en inglés The Nation, de Tailandia, aunque prefirió permanecer en el anonimato.
Activistas birmanos sostuvieron que este contacto entre Suu Kyi y los militares, el primero en siete años, tenía el objetivo de alcanzar un acuerdo sobre la naturaleza que tendrán las futuras negociaciones.
«Esperamos que esto ponga fin al punto muerto en que se encuentra desde hace años la situación política. Se trata de un paso hacia la transformación del país», sostuvo ABDSF.
La LND ganó la elección de 1990, pero el gobierno desconoció el resultado, prohibió sus actividades políticas y la mantuvo relegada del poder.
Suu Kyi fue sometida a un arresto domiciliario el 22 de septiembre del año pasado, luego de haber desafiado al gobierno intentando salir de la capital, algo que se le tenía prohibido. Otros dos líderes históricos de la LND están en prisión.
El gobierno de Birmania, administrado por el autodenominado Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo, es presionado por la comunidad internacional, que exige una apertura al diálogo como primer paso para restablecer la democracia.
Rangún también es acusado de cometer abusos contra los derechos humanos, entre ellos arrestos arbitrarios, torturas, trabajos forzados y evacuación forzada de civiles.
El régimen de Birmania también es criticado por no tomar medidas contra el tráfico de drogas desde su territorio hacia los países vecinos, lo que ha motivado enconadas protestas por parte de la limítrofe Tailandia.
Los activistas birmanos elogiaron el papel que desempeñó Razali, quien ha visitado al país tres veces desde su nombramiento en abril de 2000 como enviado especial de la ONU.
Su última visita a Rangún fue casi coincidente con la del primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad.
Malasia es considerado uno de los pocos países a los que el gobierno birmano está dispuesto a escuchar, porque ese país ha defendido siempre al régimen birmano de la crítica internacional y restado importancia a las denuncias de abusos a los derechos humanos.
«Razali tiene un mejor manejo de los temas porque es asiático», sostuvo el canciller birmano Khin Maung Win en una entrevista de prensa.
Kuala Lumpur desempeñó un papel clave en la admisión de Birmania dentro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en 1997, a pesar de la oposición de Occidente y las reservas que mostraron las otras naciones del grupo.
Desde entonces, las relaciones entre el grupo regional y Occidente no han sido fluidas y muchas veces se han producido situaciones de tensión.
Tailandia es uno de los países que ha recomendado una apertura política en Birmania y tratado la cuestión del abuso a los derechos humanos.
Sin embargo, algunos acusan a las naciones de ASEAN de respaldar al régimen de Rangún al estimular las inversiones en esa nación.
Empresas malasias invirtieron 587 millones de dólares en 25 proyectos en Birmania durante los últimos 12 años. Malasia es el cuarto país con más negocios en Birmania, detrás de Singapur, Gran Bretaña y Tailandia.
La empresa petrolera estatal de Tailandia, Administración de Petróleos de Tailandia, y su par malasia Petronas planean instalar en forma conjunta una central procesadora de gas en el sur birmano.
Activistas de Birmania acusaron en más de una oportunidad a la ASEAN y a Occidente de legitimar el gobierno militar al no poner obstáculos a esos negocios.
Sin embargo, Rangún podría finalmente estar sintiendo la presión de las sanciones económicas internacionales. Los activistas creen que este fue el factor fundamental que obligó a los militares a comenzar el diálogo con la LND. (FIN/IPS/ap-ip/mu/rp-mlm/hd/01