Los países de América Latina deben superar diferencias y fortalecer, antes de la cita mundial de mayo, posiciones comunes respecto de la reducción de los gases que causan el recalentamiento de la Tierra, señaló el experto argentino Raúl Estrada Oyuela.
Para esa instancia «procuraremos borrar diferencias», ya que hasta ahora prevaleció un mosaico de intereses contrapuestos, dijo a IPS Estrada Oyuela, director de Asuntos Ambientales de la cancillería de Argentina.
Estrada Oyuela encabezó la delegación argentina a la VI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que suspendió sus deliberaciones de noviembre en La Haya ante la falta de acuerdo entre los países industrializados.
En la nueva reunión, a realizarse posiblemente en Bonn, se pretende concretar la aplicación del Protocolo de Kyoto, elaborado en la tercera conferencia, de 1997, y que establece para los países del Norte un recorte de la emisión de gases para 2012 de cinco por ciento respecto del nivel de 1990.
Aunque en La Haya se lograron algunos avances para convertir el protocolo en un convenio vigente, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) discreparon sobre cuánto crédito se debe otorgar por utilizar los bosques y las tierras agrícolas como «sumideros» para absorber el carbono.
El dióxido de carbono, según la opinión científica mayoritaria, es el principal causante del llamado efecto invernadero, una amenaza que se traduciría en devastadoras inundaciones y sequías.
Estrada Oyuela consideró que el fracaso de La Haya no sólo se debió a las diferencias entre Estados Unidos y la UE, sino que hubo impericia en la conducción de las deliberaciones.
La nueva conferencia podría coincidir en Bonn con la reunión de los llamados grupos subsidiarios, que nuclean a científicos y técnicos especializados en las causas del recalentamiento de la atmófera, sus efectos sobre el planeta y las metodologías para mitigarlos.
El funcionario argentino pretende que América Latina llegue a las discusiones con algunos acuerdos de fondo.
América Latina forma parte del Grupo de los 77 (G-77, integrado hoy por 133 países en desarrollo) y China, aunque en materia de cambio climático ha sido difícil superar diferencias internas.
Argentina impulsa ahora la búsqueda de consenso en la región y para eso intenta revivir el llamado Grulac (Grupo Latinoamericano y del Caribe), aunque le faltan recursos para organizar reuniones previas a la conferencia de mayo, puntualizó un diplomático.
Las idea de aunar posiciones cuenta con el apoyo de Chile y Uruguay y podría estudiarse en el marco de otras reuniones sobre ambiente previas a mayo, entre ellas la que realizarán el G-77 y China.
Venezuela, un importante exportador de petróleo, se resiste a acelerar la reducción de las emisiones que produce la quema de combustibles de origen fósil.
En cambio, los países caribeños que integran la Alianza de Estados de Pequeñas Islas presionan por una rápida implementación del Protocolo de Kyoto, dado que el cambio climático los amenaza de modo directo.
En efecto, el aumento del nivel de los mares por el derretimiento de los hielos polares podría inundar islas y áreas costeras.
La Alianza de Estados de Pequeñas Islas es la más activa en la presentación de propuestas, pero las islas del Caribe que la integran no han logrado el apoyo de América Latina como bloque, dijo Estrada Oyuela.
Brasil tampoco parece dispuesto a detener su desarrollo económico para frenar el recalentamiento de la Tierra.
«Hasta el momento, Brasilia hizo esfuerzos por integrarse al grupo latinoamericano (en las discusiones mundiales), pero no puede apoyar todos los puntos de una agenda común», comentó el experto.
En otra posición se encuentran Argentina, Chile y Uruguay, más conformes con su emisión de gases, comparativa escasa, y muy preocupados por los daños que podría ocasionarles el aumento de la temperatura global.
Estrada Oyuela conversó en octubre con Elizabeth Odio, ministra de Ambiente de Costa Rica, que hasta ese momento había hecho esfuerzos en solitario en busca de inversiones para sembrar bosques que permitan absorber carbono.
Los sumideros de carbono están previstos en el Protocolo de Kyoto como uno de los mecanismos de flexibilización para el cumplimiento de la reducción de emisiones, junto con la implementación conjunta y el desarrollo limpio.
Esos mecanismos fueron ideados para lograr que, aún cuando los países industrializados no cumplan con su cuota de reducción, los efectos del cambio climático sean mitigados en otras naciones, mediante inversiones en bosques, trasnferencia de tecnología y la creación de nuevas centrales de energía.
La promoción de los mecanismos de flexibilización, realizada especialmente por Estados Unidos, principal emisor de gases invernadero, ha dividido a los países del Sur, todos sedientos de inversiones en plantas de energía o en forestación.
Argentina propone volver a discutir la reducción de emisiones, en forma independiente de los beneficios económicos que el Sur pueda recibir en el corto plazo los principales productores de dióxido de carbono.
«Creo que dejando a un lado a Venezuela, no tenemos diferencias sustanciales en el resto de América Latina, y nuestras posiciones pueden estar incluso junto con el grupo de países insulares del Caribe», para sumar unos 70 votos en la conferencia, observó Estrada Oyuela.
El experto consideró necesario también recuperar para el Grulac a México, que en estas negociaciones se ha mantenido al margen de América Latina y, como miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, se sumó al llamado Club de la Integridad Ambiental, compuesto por Suiza, Noruega y Corea del Sur.
La confluencia de posiciones de las naciones latinoamericanas debería concretarse antes de la reunión de mayo, en la que se retomarán los asuntos que quedaron pendientes en La Haya, y consolidar un frente común con vistas a la VII Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático, prevista para octubre en Marruecos.
Estrada Oyuela entiende que as negociaciones están obstaculizadas por «deficiencias humanas», pues ningún grupo se resigna a deja propuestas por el camino.
También cree que las reuniones mundiales se realizan con muy escaso tiempo entre una y otra, un hecho que entorpece la búsqueda de acuerdos, y propuso realizarlas cada dos años.
Respecto de la reducción actual de las emisiones de gases, indicó que se realizan de hecho sólo porque el crecimiento económico ha perdido fuerza y gracias a cambios tecnológicos logrados para aumentar la productividad, pero no en defensa del ambiente.
Estrada Oyuela se manifestó escéptico sobre la política ambiental que implementará el republicano George W. Bush a partir del 20 de este mes, cuando suceda a Bill Clinton en la Presidencia de Estados Unidos.
La política ambiental de Bush no diferirá de modo sustancial de la de Clinton, predijo.
«No hay que engañarse, las posiciones de Washington en asuntos sustanciales no se modifican por un cambio de gobierno. Sólo podemos esperar diferencias de matices», afirmó. (FIN/IPS/mv/dm- ff/en/01