(Arte y Cultura) MUSICA-TRINIDAD Y TOBAGO: Contra los piratas y otras amenazas

Músicos de Trinidad y Tobago aseguran que los actos de piratería, las infracciones a los derechos de autor y la falta de difusión de su obra en los medios de comunicación nacionales les hace perder miles de dólares en ingresos.

Los afectados pidieron al gobierno que reprima el tráfico ilícito de música. El veterano director de banda, Roy Cape, de 58 años, dijo que su último álbum no está listo aún, pero ya existen copias ilegales en las calles.

Cape dijo que cuatro discos simples de su álbum fueron entregados a estaciones de radio locales con propósitos promocionales, pero en pocos días las copias de las grabaciones se podían comprar en la calle a precios reducidos.

«Esas fueron las únicas copias que entregué. ¿Cómo fueron a parar a la calle?", preguntó. Cape, que ha estado en la industria musical desde hace 42 años, dijo que debe afrontar un préstamo bancario para amortizar su deuda con la grabadora.

Anslem Douglas, cuyo tema «Who let the dogs out?» logró el éxito en todo el mundo cuando un grupo de Bahamas hizo una versión de cobertura, afirmó que la magnitud de la piratería en la industria de la música local es comparable al narcotráfico.

«La piratería sobrepasó el límite de algún pobre tipo que hace unas cuantas grabaciones para vender… Ahora es un gran negocio», dijo, agregando que el desarrollo de Internet favoreció la tarea de los piratas.

A través de Internet pueden hallarse con facilidad estaciones de radio y sitios musicales, como Napster, para copiar las grabaciones.

«Una vez que la música va a la red, cualquiera puede obtenerla, reproducirla digitalmente y hacer discos compactos, cintas grabadas e incluso discos vinílicos», apuntó Douglas.

Douglas dijo que los gobiernos deben ser educados acerca del problema de la piratería musical.

«Los consumidores deben ser advertidos que si la piratería continúa, los músicos que pusieron dinero para hacer la música y recibieron poco y nada a cambio se verán obligados a cesar su actividad», señaló.

La Organización de Derechos de Autor de Trinidad y Tobago (COTT) logró en los últimos meses el apoyo de las fuerzas del orden para allanar numerosas tiendas musicales que vendían música pirateada. Sin embargo, en cuanto las copias fueron confiscadas, aparecieron otras en distintas partes del país.

Además, la COTT advirtió a los infractores de derechos de autor que las multas previstas por la ley de 1977 ascienden a 15.000 dólares.

«No obstante, a pesar de las sanciones, tanto en el negocio de la música como en el de las computadoras, la gente se arriesga porque confía en obtener rápidas ganancias, aunque eso signifique privar a los auténticos beneficiarios de los derechos de autor de sus ingresos", dijo el abogado Allison Demas, de la COTT.

Una fuente vinculada a la reproducción ilegal de música declaró que la máquina reproductora puede ser comprada en 220 dólares y, como los precios de los discos vírgenes bajaron significativamente, pueden permitirse vender una copia de un original por menos de 20 dólares.

Sin embargo, la piratería no es el único problema ante el que los artistas se han levantado en armas. El cantante Sean Prescott, de 25 años, organizó manifestaciones frente a radios y canales de televisión para protestar por la falta de difusión de su música, un problema que no afecta a los artistas extranjeros.

«Si no se logra difusión no hay trabajo», se quejó Prescott, que agitaba un cartel acusando a los medios de «estrangular y asesinar a los artistas».

En noviembre, numerosos artistas trinitarios aclamados internacionalmente, como David Rudder y el cantante de calypso convertido en político Winston Gipsy Peters, protestaron en las calles de la capital quejándose por la falta de difusión de su música.

Agrupados en la Asociación de la Industria Discográfica de Trinidad y Tobago (RIATT), los artistas exigen que los medios de comunicación estén obligados a integrar no menos de 50 por ciento de su programación con música nacional.

Según el vicepresidente de RIATT, Kenny Phillips, una encuesta reveló que de 56.000 temas difundidos en un año, sólo 10 ó 12 por ciento correspondió a música local.

En 1998, una comisión ministerial presentó una propuesta, contenida en el Proyecto de Política Nacional para Artes Visuales e Interpretativas, para que las radios pasaran 35 por ciento de música nacional.

Sin embargo, el proyecto no se abrió camino hasta ahora en el Parlamento, pero el plan ha caído bajo el fuego de numerosas organizaciones privadas, incluyendo la Cámara de Industria y Comercio, la Asociación de Publicistas y Propietarios de Radios y TV y la Asociación de Agencias de Publicidad.

La Cámara de Comercio dijo que sería «injusto y antidemocrático» en una sociedad libre usurpar el derecho individual de los oyentes a adoptar sus propias decisiones.

Las agencias de publicidad objetaron contra cualquier intento «de inhibir los derechos inherentes a los consumidores de elegir lo que es mejor para ellos».

Los publicitarios dijeron que los artistas deberían implementar «estrategias creativas de mercado» y no apelar a la compulsión para que los consumidores se vean impedidos de preferir un determinado producto.

No obstante, RIATT aseguró que no le molesta la oposición a sus reclamos.

«El éxito de 'Who let the dogs out?' demuestra lo que se puede lograr. El problema real es nuestra percepción poscolonial que hace superiores a los extranjeros e inferiores a los locales», dijo M. Raymond, director de Discos Jep y miembro de RIATT. (FIN/IPS/tra-en/pr/da/ego/aq/cr/01

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