La rebaja de las tasas de interés en Estados Unidos, el aumento de los precios de los productos agrícolas y el fuerte respaldo financiero de los organismos multilaterales crearon en Argentina las mejores condiciones para que la economía despegue este año, tras 31 meses de recesión.
Sin embargo, las dudas persisten entre los economistas que mantienen diversas dosis de inseguridad cuando se trata de hacer pronósticos. Algunos vaticinan un crecimiento de cuatro o cinco por ciento, otros creen que será sólo una leve mejoría de 1,5 por ciento y hay quienes dudan incluso que el milagro se produzca.
El Ministerio de Economía anunció un crecimiento estimado en cuatro por ciento, y el presidente Fernando de la Rúa llevó la ilusión a cinco por ciento, pero también en diciembre del año pasado el gobierno había vaticinado un salto de 4,5 por ciento y sin embargo la evolución en 2000 fue prácticamente igual a cero.
El economista Martín Redrado, de la Fundación Capital, sostuvo que el crédito obtenido por Argentina, más la reducción de las tasas de interés en Estados Unidos, contribuyen a bajar el riesgo país -que se mide por la sobretasa que pagan los títulos del gobierno argentino por sobre los intereses que pagan títulos semejantes emitidos por Washington.
Pero todavía no se llega al nivel requerido por los inversores, indicó Redrado, quien asimismo consideró que no basta con las condiciones externas y recomendó mejorar la estructura de costos internos para hacer la economía más competitiva mediante inversiones y rebaja de impuestos.
Por su parte, el economista Guillermo Calvo, profesor de la Universidad de Maryland, sostuvo que si bien las reformas que está realizando Argentina son las adecuadas, y que el crédito obtenido es importante, Brasil podría restarle inversiones a este país por la ventaja cambiaria del real sobre el peso.
En definitiva, ni aún con todas las medidas de ajuste y con condiciones externas favorables el país puede asegurarse el envión para un despegue seguro.
«Argentina hizo las cosas bien, pero los mercados no respondieron», expresó en septiembre el economista chileno Tomás Raichman, del Fondo Monetario Internacional, «frustrado». En el mismo sentido se pronunció el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers.
Pese al ajuste fiscal, el alza de impuestos y la disminución de los salarios, y además de haber sancionado una reforma laboral que flexibiliza las normas de contratación, en 2000 De la Rúa no logró sacar a la economía del estancamiento que arrastra desde 1998. Más aún, la crisis se ahondó por falta de expectativas.
En el peor momento de la crisis, una encuesta realizada por la consultora Romer y Asociados indicó que sólo 14 por ciento de los argentinos tenía confianza en el desenvolvimiento de la economía. «Es el registro más bajo de confianza en la economía en 10 años», aseguró la directora del estudio, Graciela Romer.
En ese contexto, las tasas de interés que los prestamistas fijaban al Estado argentino saltaron por encima de 12 por ciento anual, lo que obligó al gobierno a gestionar un crédito «blindaje» con el FMI y otros organismos por 40.000 millones de dólares para atender vencimientos de la deuda externa.
Este año, el gobierno debe cancelar vencimientos por más de 15.000 millones de dólares y hacer frente a un desequilibrio presupuestario de casi 7.000 millones. Con el blindaje, y la baja de tasas de interés en Estados Unidos, la tasa de préstamos obtenida este mes cayó a poco más de ocho por ciento anual.
La Bolsa de Valores reaccionó favorablemente. Desde que comenzó el año, todos los días registra alzas llegando ya a una recuperación de 19 por ciento en los papeles principales desde el día 2. El diario Ambito Financiero señaló esta semana que falta muy poco para que recupere lo que perdió en todo 2000.
La recuperación de los principales productos de exportación también contribuirá a crear un mejor clima. Las exportaciones de soja, trigo, maíz y girasol ya están aumentando y se observa un lento pero constante aumento de los precios que enfrentan un cliclo bajista desde la crisis del sudeste asiático en 1997.
En el año que acaba de terminar, las estrellas de la región fueron México, con un crecimiento de siete por ciento), Chile, con 5,5 por ciento, y Brasil, con cuatro por ciento.
Brasil y México, las mayores economías de la región, afrontaron crisis en la segunda mitad de los años 90 y mostraron así a Argentina un modelo de recuperación con creces.
Así lo señala un informe del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría de Argentina en su panorama latinoamericano, en el que se menciona además que para 2001 y 2002 el Banco Mundial considera que estarán dadas las condiciones para un crecimiento consistente, sobre todo si se mantienen las condiciones externas.
Se refiere a la tendencia al alza de los precios de los productos básicos no petroleros, a la desaceleración del ritmo de crecimiento económico de Estados Unidos, y su consecuencia en la disminución de los tipos de interés que ya comenzó en este mes, con una baja de medio punto (de 6,5 a seis por ciento).
La baja en las tasas de interés en Estados Unidos no sólo representa una disminución del costo del endeudamiento externo de países latinoamericanos, sino que genera además un reflujo de capitales hacia las economías emergentes, en busca de mayores ganancias.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indicó en su informe anual divulgado en diciembre que en 2000 la recuperación del producto bruto regional se debió en gran medida al alto crecimiento simultáneo de Brasil y México, las dos mayores economías, un fenómeno que no ocurría desde 1994.
Brasil mostró una fuerte recuperación, de 0,9 por ciento de crecimiento en 1999 a cuatro por ciento en 2000, en tanto México pasó de 3,7 a siete por ciento. Chile también tuvo un muy buen desempeño (5,5 por ciento), pero Argentina y Uruguay estuvieron estancados, señala el informe anual.
La Cepal pronostica que Argentina comenzará a recuperarse este año, con un aumento del producto interno bruto de sólo 1,5 por ciento, mucho menor al esperado por el gobierno de De la Rúa, que hará frente en octubre a las primeras elecciones legislativas desde su asunción. (FIN/IPS/mv/ag/if/01