La economía de Rusia creció este año más que nunca en la última década gracias a las exportaciones de gas y petróleo, y aunque las autoridades aseguran que esa expansión continuará en 2001, los expertos advierten que es poco probable que el crecimiento se mantenga.
Los analistas esperan que el producto interno bruto (PIB) de 2000, o sea la suma de bienes y servicios producidos en el año, crezca siete por ciento, mientras la producción industrial creció 10 por ciento, según el primer ministro Mijaíl Kasyanov.
El funcionario agregó que el ingreso promedio de los rusos también aumentó 10 por ciento. La economía parece haber mejorado tras una década de descenso. En 1999 el país registró un crecimiento de tres por ciento del PIB.
El año 2000 fue muy bueno, quizá el mejor de la década, ya que las inversiones aumentaron 20 por ciento y durante el primer semestre del año el sector industrial se expandió 40 por ciento, informó Mijaíl Delyagin, economista director del Instituto de Problemas de la Globalización.
Los elevados precios obtenidos por las exportaciones de gas y petróleo mejoraron las arcas del estado. Las autoridades calculan que el superávit comercial alcanzará 60.000 millones de dólares este año, comparado con los 30.000 millones de 1999.
De manera correspondiente, las reservas de oro y divisas aumentaron a casi 30.000 millones de dólares, casi tres veces la cifra de fines de 1998, según el Banco Central.
En términos de crecimiento económico, 2000 fue una oportunidad para el presidente Vladimir Putin, quien llegó al poder tras la sospresiva renuncia de Boris Yeltsin el 31 de diciembre de 1999.
La salud financiera de Rusia mejoró mucho desde la crisis de 1998, debido sobre todo a los precios favorables de sus principales exportaciones. En 2000 no se realizaron las reformas estructurales necesarias, por lo que el crecimiento fue impulsado sólo por los precios internacionales, advirtió Delyagin.
Gran parte del crecimiento se produjo en los sectores del petróleo y químicos, donde las inversiones aumentaron hasta 90 por ciento, dijo a IPS.
Otro riesgo que corre la economía son los 150.000 millones de dólares que el país le debe a países extranjeros y organismos financieros como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Esa deuda representa casi 80 por ciento del PIB, o 1.000 dólares por cada habitante. Cerca de dos terceras partes fue asumida por la ex Unión Soviética, y Moscú pretende pagarla.
En 2001, Rusia destinará 25 por ciento del presupuesto a pagar la deuda externa, dijo el martes Kasyanov, quien fue el principal negociador de la deuda externa del país cuando fue subsecretario de Economía.
Kasyanov dijo que Moscú procurará persuadir al Club de París de gobiernos acreedores de aceptar condiciones similares de restructura de la deuda como las que aceptara en febrero el Club de Londres al reducir en una tercera parte los 32.000 millones de dólares adeudados desde la época soviética.
Pero los países industrializados concuerdan en que Rusia no es ni un país en desarrollo ni una economía emergente, sino una potencia mundial, por lo cual no hay necesidad de cancelar los 42.000 millones adeudados al Club de París.
El ex ministro de Economía Boris Fyodorov argumentó que el país podrá pagar la deuda si reduce el robo, la corrupción y la fuga de capitales. Rusia «no tiene vergüenza» si pide la cancelación de la deuda, afirmó.
Este mes, el gobierno propuso pagar 19.000 millones de dólares adeudados a Alemania mediante el canje de acciones de algunas de sus compañías a empresas alemanas. Pero los analistas señalan que el plan no debe tomarse en serio.
La idea es una pantalla para hacer tiempo y evitar la moratoria que Rusia podría sufrir en 2001, sostiene Delyagin.
Las riquezas naturales del país son enormes, es el mayor productor y exportador de gas en el mundo y el tercer productor y cuarto exportador de petróleo respectivamente.
A pesar de eso, gran parte de las industrias de petróleo y metal se vendieron a magnates influyentes a precios irrisorios. Las riquezas obtenidas por esos empresarios no se reinvierten en la producción, sino que son desviadas a oscuras entidades extraterritoriales, según Delyagin.
La fuga de capitales, por 20.000 millones de dólares anuales, es aproximadamente igual a la de hace dos años, a pesar de que la economía mejoró mucho desde entonces. Delyagin calcula que las empresas petroleras rusas sólo invierten en el país cerca de la tercera parte de sus ingresos, mientras el resto permanece en el exterior.
En una entrevista con el diario francés Le Figaro, Putin advirtió que no dudará en enfrentarse a los oligarcas que sean un obstáculo para las reformas que necesita el país.
La mayor parte de los petrodólares permanece en manos de los magnates y el resto es usado por el gobierno para sus gastos, mientras muy poco se invierte en la infraestructura, con excepción de los sectores del gas y el petróleo, afirmó Delyagin.
A mediados de este mes, las acciones de las compañías rusas cayeron a su nivel más bajo del año.
Delyagin advirtió que la política del gobierno de gastar en lugar de invertir en la infraestructura sólo sirve a aquellos que pretendan emigrar en un par de años. Pero la misma podría provocar el colapso de la infraestructura para 2004, advirtió. (FIN/IPS/tra-en/sb/sm/aq/if/00