El gobierno de Iraq aceptó esta semana pedidos de Egipto, Jordania, Rusia y Yemen para reanudar los vuelos a su territorio, que se iniciarían en enero, cuando concluya el mes de Ramadán, sagrado para la religión musulmana.
Los vuelos son considerados por Iraq como de carácter humanitario, a pesar de que llevarán pasajeros, posibilidad negada por las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1990, cuando este país invadió Kuwait.
A comienzos de este mes, un vuelo de Royal Jordanian había aterrizado en Bagdad en el marco de una operación definida como humanitaria, si bien los pasajeros habían pagado por sus lugares, lo cual le daba un carácter comercial.
«Este es el comienzo de una nueva era», dijo Samir el Jatib, un estudiante iraquí residente en Austria que aprovechó el vuelo para visitar a su familia en Bagdad.
Cuando ya había llegado al aeropuerto Saddam, una instalación que no ha sido modificada desde los años 80, Jatib recordó que fue uno de los últimos en dejar la ciudad en 1990, cuando se dispuso el embargo aéreo, y que quería ser uno de los primeros en visitarlo en un vuelo comercial.
Hasta ahora, todos los vuelos que llegaron a Bagdad fueron de carácter humanitario, pero los iraquíes consideran que comenzó una nueva era y saludan el fin del embargo que, según ellos, devolverá la vida a este país.
Pero «el beneficio de estos vuelos para el pueblo es apenas psicológico», dijo Georges Somerwill, portavoz de la Oficina del Coordinador Humanitario para Iraq. «La cantidad de ayuda necesaria se mide en toneladas, y un avión es demasiado pequeño para eso», explicó.
Cada vez más países, incluso de Occidente, muestran respaldo a Iraq enviando vuelos humanitarios, quizá tentados por las futuras oportunidades de negocios una vez que el embargo sea levantado.
Con su respaldo a la intifada (revuelta) palestina, tanto a través de declaraciones como de donaciones en dinero y alimentos, Iraq también logró apoyo en el mundo árabe.
Bagdad asistió en octubre por primera vez desde 1990 a una cumbre árabe, la de El Cairo. Ese año había invadido Kuwait y se hizo acreedora a sanciones internacionales, e incluso a los ataques que abrieron la guerra del Golfo en enero de 1991.
Iraq parece también haber arreglado sus diferencias con Siria, que participó en el ataque.
«Todos los árabes estamos unidos de nuevo por Palestina y nuestro conflicto con Arabia Saudita y Kuwait fue dejado de lado. Incluso el pueblo de Estados Unidos y Gran Bretaña sabe que las sanciones son inhumanas y que fracasaron», dijo Wamid Nathmi, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Bagdad.
La resolución 661 de la ONU prohíbe toda transacción comercial con Iraq, y la 670 prohíbe el transporte aéreo de carga, lo cual incluye, según interpreta el foro mundial, los vuelos de pasajeros.
Los vuelos internos se reanudaron, a pesar de las zonas de exclusión aérea impuestas por Estados Unidos y Gran Bretaña en el sur y el norte de Iraq. El primer ministro iraquí Tarek Aziz viajó a Siria y Rusia desafiando las resoluciones de la ONU.
«En 1991, el presidente Saddam Hussein dijo al pueblo iraquí que no debía esperar que la ONU levantara las sanciones, pero que éstas se resquebrajarían. Tomó su tiempo, pero se están resquebrajando», dijo el ex embajador iraquí en Francia y asesor presidencial Abdel Razzak Hashemi.
El país también elude las sanciones apelando a la discreción. Una fuente de Bagdad dijo que hace un año se exportaban por día 150.000 barriles de crudo diarios en el marco del programa petróleo por alimentos, cifra que alcanzó este verano boreal 400.000 barriles.
Por cada camión que ingresa a Iraq desde Jordania en el marco de ese programa ingresan otros 20 por fuera. Desde Turquía, la relación es de uno a 200.
El programa petróleo por alimentos fue inaugurado en 1996 para frenar la devastación que estaban causando en la población las sanciones económicas. El plan permite a Iraq vender crudo a través de la ONU, e importar con ese dinero productos esenciales como alimentos y medicinas.
Pero ese programa no significa que la vida de los ciudadanos iraquíes haya mejorado. Con la casi total desaparición de la clase media, los únicos que pueden beneficiarse del resquebrajamiento de las sanciones son aquellos que tienen buenas conexiones con las autoridades y cuentas bancarias abultadas.
Así, miles de niños han muerto por desnutrición, cuando antes de la guerra del Golfo éste era un país rico y moderno.
«Las sanciones fueron impuestas el 6 de agosto de 1990 por la unanimidad de los 15 miembros del Consejo de Seguridad. Los únicos que pueden levantar las sanciones son los países que integran ese órgano, que no querrán generar una ola de euforia en Iraq», dijo un funcionario de la ONU en Bagdad.
Una de las condiciones previas para el levantamiento de las sanciones es el regreso de los inspectores de la ONU para verificar la eliminación de todas las armas de destrucción masiva, pero eso no sucederá antes de la próxima primavera boreal, según un diplomático occidental en Bagdad. (FIN/IPS/kj/sm/mj/ip/00