Más de 20 jefes de Estado y gobierno, dos premios Nobel de la Paz, escritores y políticos de todo el mundo asistieron el viernes en México a la toma de posesión de Vicente Fox, un hecho de tal importancia que ha sido comparado con la caída del Muro de Berlín.
Entre los invitados se encontraban la mayoría de los presidentes latinoamericanos, el príncipe heredero de España, Felipe de Borbón, y los premios Nobel de la Paz Rigoberta Menchú y Lech Wallesa.
También estuvieron presentes el ex jefe del gobierno español Felipe González y escritores como el peruano Mario Vargas Llosa y el mexicano Carlos Fuentes.
Fox, de 58 años, fue elegido el 2 de julio para un periodo de seis años y es el primer presidente en 71 años que proviene de filas opositoras al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Antes del acto de toma de posesión, al que acudieron unas 1.500 personas, Fox desayunó con un grupo de niños trabajadores que viven en las calles de la capital mexicana y a quienes ayudó a poner una panadería.
Luego del acto encabezó un festejo en el Auditorio Nacional al que fueron invitadas cerca de 10.000 personas y tuvo una reunión con militares. En la tarde acudió al Palacio Nacional, donde dio un brindis y pronunció un discurso desde un balcón que da al Zócalo, la plaza central de la capital.
Más tarde, en ese mismo lugar, los asistentes vieron un espectáculo de luz y sonido, que relató 700 años de historia con imágenes sobre pantallas de agua, algo nunca visto en México.
En la noche, el presidente ofreció una cena a los visitantes extranjeros en el lujoso castillo de Chapultepec y este sábado y domingo participará en festejos en otras ciudades del país.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, acompañará a Fox en los festejos del fin de semana, en tanto el mandatario chileno Ricardo Lagos permanecerá en México, pues este lunes iniciará la primera visita oficial al país tras la toma de posesión de Fox.
Ante las críticas recibidas por los cerca de 800.000 dólares que costó la «foxifiesta», como bautizó la prensa local a los festejos del cambio de gobierno, el presidente electo lo justificó por la importancia del acontecimiento, que «algunos comparan incluso con la caída del Muro de Berlín», aseguró.
La mayoría de los observadores considera exagerada la comparación, pues el PRI abandonó la Presidencia tras un proceso de apertura democrática iniciado en los años 80 y en un ambiente de tranquilidad y estabilidad social y económica.
«Para las expectativas que generó en la gente que no tiene claro qué pasó en México, la salida del PRI del gobierno se asemeja a la caída del Muro de Berlín», expresó el diputado de ese partido Florentino Castro.
En tanto, se informó que en el acto de toma de poseción Fox usó unas botas más estilizadas que las que usa habitualmente.
Su hija Cristina señaló que trabaja a marcha forzada para tener lista la residencia presidencial de «Los Pinos», donde vivirá con su familia durante los seis años de gobierno.
Pero a diferencia de sus antecesores, Fox decidió no ocupar el edificio central de la residencia, que será abierta al público como museo, sino uno de los departamentos construidos en sus alrededores, añadió.
El presidente electo aseguró que el nuevo gobierno será diferente a los anteriores en forma y fondo, pues dejará de lado todo rezago imperial y autoritario, y abrirá sus puertas a la ciudadanía. (FIN/IPS/dc/ag/ip/00
