La multiplicación de los «changarros», nombre popular de las microempresas y usado con frecuencia por el presidente Vicente Fox, será la prioridad del gobierno de México en los próximos seis años, pero los fondos destinados a ese fin serán escasos.
La creación de microunidades productivas es una estrategia central del gobierno de Fox, iniciado el día 1, para promover el desarrollo y combatir la pobreza, dijo el secretario (ministro) de Economía, Luis Derbez, reunido con corresponsales extranjeros.
En el proyecto de presupuesto del gobierno para 2001, que deberá ser aprobado por el Congreso legislativo antes de fin de año, Fox y su equipo proponen gastar en créditos para pequeñas unidades productivas 147 millones de dólares, cifra que representa apenas 0,11 por ciento de los egresos netos totales.
En esa cifra entran los changarros, pero también las pequeñas y medianas empresas, ya instaladas de manera formal en los circuitos productivos o que pretenden hacerlo.
A diferencia del gobierno del presidente Ernesto Zedillo (1994- 2000), en cuya gestión el créditos a las microempresas fue nulo — no así a las medianas y pequeñas—, en los seis años de gestión de Fox se destinarán a ese rubro más de 400 millones de dólares, afirmó Derbez.
En las próximas semanas, los mexicanos comenzarán a percibir a través de los medios de comunicación avisos publicitarios sobre el programa de microcréditos, de entre 500 y 5.000 dólares.
En un primer ciclo se mostrará a amas de casa de zonas pobres hablando de los créditos promovidos por el gobierno, que servirían para comprar dos o tres cerdos, instalar un pequeño comercio o adquirir maquinaria para trabajos de costura.
El dinero para los créditos será entregados por el gobierno a organizaciones no gubernamentales, fundaciones u otros grupos sociales interesados o que ya estén trabajando en la promoción de pequeños proyectos productivos individuales o colectivos, explicó Derbez.
Será un dinero que el gobierno entregará a la sociedad y no recuperará, pero que servirá para despertar un ciclo crediticio a pequeña escala, así como para capacitar a personas de escasos recursos y aumentar la productividad, manifestó el secretario.
No se entregará el dinero en forma directa a las personas, sino que alimentará y potenciará los sistemas de microcrédito ya existentes o se alentará la creación de otros nuevos, agregó.
«Sabemos que sólo dos de cada cinco microcréditos logran levantar un pequeño comercio», pero con eso ya es suficiente, pues los tres restantes beneficiarios recibieron además capacitación y quedarán en mejores condiciones de ingresar a los ciclos productivos, declaró Derbez.
Más 53 por ciento de la población económicamente activa mexicana trabaja en el sector informal y alrededor de 2,5 por ciento está sin empleo. Es a esos sectores a los que está dirigido el programa crediticio de Fox.
Junto al plan de los changarros, palabra cuyo uso ya se extendió del habla popular al de políticos y analistas gracias a Fox, el gobierno intentará además que las actividades de la economía informal se integren al sector formal.
El sector informal genera hoy en México una riqueza equivalente a la quinta parte del producto interno bruto nacional.
La idea no es cobrar impuestos sino permitir que los informales tengan acceso a los servicios, al financiamiento, la capacitación y a la tecnología, señaló el gobierno.
Aunado a la entrega de microcréditos y el apoyo a los informales, Derbez anunció que el gobierno ofrecerá garantías financieras a la banca de desarrollo para que entregue créditos a medianos y pequeños empresarios, quienes hoy no pueden acceder a financiamiento por carecer de respaldo en bienes o dinero.
Se pretende integrar a las cadenas productivas de exportación a más y más mexicanos, apuntó el secretario. «No puede ser que en el caso de las maquiladoras, por ejemplo, apenas tres por ciento del insumo productivo sea mexicano», expresó.
México exporta anualmente más de 130.000 millones de dólares en productos, lo que lo convierte en líder de América Latina en ese rubro. Sin embargo, menos de 10 por ciento de las empresas nacionales están involucradas en las ventas externas.
Procedente del mundo empresarial, donde en pocos años pasó de ser un repartidor de refrescos a la Presidencia de la firma Coca- Cola para México y América Central, el presidente Fox sostiene que una gestión de tipo empresarial es la clave para que este país supere sus injusticias y conquiste el desarrollo.
La tarea es cuesta arriba, pues la herencia de 71 años ininterrumpidos de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional incluye más de 70 millones de pobres y múltiples problemas de corrupción, injusticias y clientelismo político, según los colaboradores de Fox.
México no es un changarro y tampoco una empresa, por lo que Fox está equivocando el camino, advierten opositores. (FIN/IPS/dc/mj/if dv/00