El Foro Social Mundial (FSM) que se realizará en Brasil será una Babel, pero con el objetivo ambicioso de reconstruir los sueños de la izquierda en un mundo globalizado y de gran dispersión ideológica y organizativa.
Esta reunión convocará entre 25 y 30 de enero en Porto Alegre, capital del estado de Río Grande del Sur, a delegados de sindicatos, organizaciones no gubernamentales (ONG), políticos y movimientos sociales, para «identificar caminos y propuestas movilizadoras» que impulsen acciones de la sociedad.
Los 2.700 asistentes previstos originalmente, divididos por igual entre los cuatro sectores representados, podrían duplicarse ante la avalancha de inscripciones, señaló Fernanda Carvalho, del Instituto Brasileño de Analisis Socioeconómicas, grupo no gubernamental que forma parte del comité organizador.
Un ejemplo de este interés es el caso de Italia, donde ya se debió contratar un avión para trasladar a los delegados. También otros países están sobrepasando sus cuotas.
Esa presión exigirá reestructurar la programación, que prevé la realización de paneles en las mañanas en los cuatro auditorios de la Universidad Católica, con capacidad para 800 personas en cada uno. Numerosas actividades paralelas completan el encuentro.
El total de participantes podría superar 10.000, estimó Miguel Rossetto, uno de los anfitriones del foro en su calidad de vicegobernador del estado de Río Grande del Sur, quién hizo una reciente gira por Europa para divulgar el evento.
El FSM se constituyó en contraposición al Foro Económico Mundial, instancia de elaboración del pensamiento del mundo financiero y de las grandes empresas transnacionales nacido hace 29 años, que tiene lugar en Davos, Suiza, también a fines de cada enero.
La idea tuvo origen en las manifestaciones que desde 1998 se organizan para protestar en las reuniones del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de la Organización Mundial de Comercio, como ocurrió en la conferencia ministerial de Seattle, Estados Unidos, en noviembre de 1999.
La agenda de trabajo es anti-Davos, pero de propuestas, definió Fernanda Carvalho, quien destacó que es una «primera prueba» de reflexión conjunta entre organizaciones dedicadas a los asuntos más variados, en busca de alternativas al neoliberalismo.
La consigna «Otro mundo es posible» indica la intención de comenzar la formulación de propuestas globales que, según el comité organizador brasileño, pongan «el desarrollo humano y la democracia participativa como factores prioritarios de gobiernos y ciudadanos».
Es también un intento de reorganizar y orientar las fuerzas de izquierda, no limitadas a los partidos. Además de sindicalistas, parlamentarios y gobernantes con preocupaciones sociales, participarán organizaciones que luchan por las causas más distintas.
Defensores de los derechos humanos, partidarios de la reforma agraria, ambientalistas y temas como el de la deuda externa, el urbanismo, el combate contra la pobreza e inequidades, las cuestiones de género e, incluso, el tema de la tributación de las transacciones financieras en uno por ciento, la llamada Tasa Tobin, estarán representados en la reunión.
No será una conferencia deliberativa ni se aprobará un documento de conclusiones, pero los distintos grupos tienen libertad para divulgar propuestas y posiciones conjuntas adoptadas en reuniones específicas.
La elección de Porto Alegre como sede refleja una orientación. La ciudad es gobernada hace 12 años por el Partido de los Trabajadores, con innovaciones y políticas populares, como el presupuesto participativo, la entrega de microcréditos y prioridad a problemas sociales.
Los resultados de ese primer intento de juntar grupos tan diversos podrán determinar su periodicidad, la realización de foros regulares en distintos países. También se deberá decidir si la sede del FSM permanecerá fija en Porto Alegre o tendrá carácter rotativo.
Entre las personalidades que ya confirmaron su presencia en el FSM se encuentran el lingüista estadounidense Noam Chomsky, la ecofeminista Vandana Shiva, de India, el líder de la lucha independentista de Timor Oriental y Premio Nobel de la Paz en 1996 José Ramos Horta, el economista egipcio Samir Amin, y Daniele Miterrand, presidente de la asociación France Liberté.
El brasileño Movimiento de los Sin Tierra propondrá el reconocimiento de las semillas como patrimonio de la humanidad, en el marco de la lucha contra los productos transgénicos, y promoverá visitas colectivas de los asistentes a campamentos de campesinos que esperan por parcelas, cerca de Porto Alegre.
Chomsky cree que será «una oportunidad sin precedentes de unir fuerzas populares de los más distintos sectores, en países ricos y pobres, para desarrollar alternativas constructivas en defensa de la inmensa mayoría de la población mundial».
Los paneles destinados a los delegados formales se concentrarán en cuatro grandes temas: la producción de la riqueza, acceso a riqueza y sustentabilidad, afirmación de la sociedad civil y ética en la nueva sociedad.
Se desarrollará además un Foro Parlamentario Mundial, al que se espera asistan 500 delegados, y otro de Gobernantes, con el doble de presentes, un Campamento de la Juventud y otro Indígena, en los que se discutirán sus problemas específicos.
Además se realizarán talleres variados organizados por las tardes, para lo cual se cuenta con 60 salas de reunión. El objetivo es «cruzar agendas», promoviendo el diálogo entre organizaciones y movimientos dedicados a temas y públicos distintos, en busca de simbiosis, explicó Carvalho.
El foro se completará con espectáculos musicales y teatrales, muestras artísticas y reuniones diversas, que ocuparan otros locales de la ciudad, sumando cerca de 350 actividades, informaron los organizadores. (FIN/IPS/mo/dm/dv ip/00