/Integración y Desarrollo/ CARIBE-EEUU: Vínculo alcanza su mejor nivel histórico con Clinton

Las relaciones del Caribe con Estados Unidos alcanzaron su mejor nivel histórico durante la Presidencia de Bill Clinton, y los gobernantes de la región procuran entablar contacto de inmediato con su sucesor, George W. Bush, para mantener esos buenos lazos.

Así operaron los mandatarios del Caribe cuando Clinton fue elegido presidente, en noviembre de 1992. Esas gestiones condujeron a una cumbre en agosto de 1993 entre el mandatario estadounidense y sus pares de Bahamas, Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago, en la Casa Blanca.

Clinton y sus contrapartes caribeñas volvieron a celebrar reuniones especiales en oportunidad de la Cumbre de las Américas realizada en 1994 en Miami. Otra cumbre estadounidense-caribeña se celebró en Barbados, en 1997.

«Las relaciones entre el Caribe y Estados Unidos nunca han sido más fuertes», declaró Byron Blake, subsecretario general de la Comunidad del Caribe (Caricom) y jefe de comercio regional.

Las relaciones alcanzaron su auge tras la reelección de Clinton en 1996, cuando Madeleine Albright sucedió a Warren Christopher al frente de la Secretaría de Estado (cancillería).

En el segundo periodo presidencial, Washington y el Caribe establecieron reuniones de cancilleres dos veces al año, una de ellas en esta región y la segunda reunión aprovechando la apertura de la sesión anual en Nueva York de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.

«Esa estructura formal nos permitió establecer una comunicación real. El problema radica en general en la lenta aplicación de los acuerdos por parte de Estados Unidos. De todas formas, nos alegramos de contar con esa estructura y esperemos que continúe bajo la nueva administración», dijo Blake.

Una señal temprana de que esa estructura continuará es el nombramiento como futuro secretario de Estado del general Colin Powell, hijo de inmigrantes jamaiquinos y ex jefe del Estado Mayor estadounidense en la presidencia de George Bush (1989-1993), padre del actual presidente electo.

Powell ha visitado el Caribe y manifestó su intención de ayudar a que Estados Unidos entienda mejor las necesidades de esta región.

Sin embargo, la continuidad de las reuniones bianuales no es un hecho, señalaron funcionarios caribeños, pero aclararon que la misma preocupación existiría si el actual vicepresidente, Al Gore, hubiera ganado las elecciones.

Blake y otros funcionarios describieron los últimos ocho años como un periodo interesante y a veces difícil para las relaciones con Estados Unidos.

Washington presionó a la Unión Europea para que desmantelara el sistema preferencial que beneficiaba la venta al bloque del banano caribeño, principal producto de muchas de las islas, y que perjudicaba a países productores latinoamericanos y a empresas estadounidenses.

Este diferendo, en el medio del cual se encontraba el Caribe, se agravó cuando Estados Unidos decidió aplicar una sanción anual por 191 millones de dólares a las exportaciones europeas.

Finalmente, la Unión Europea anunció un nuevo sistema por el cual otorgará licencias de exportación a la nación cuyo barco llegue primero a sus puertos. Este sistema, denominado «primero en tiempo, primero en derecho», molestó a los países del Caribe.

Otro choque entre intereses caribeños y estadounidenses se produjo cuando la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos bajó la calificación de los aeropuertos de la región y restringió el ingreso de aviones procedentes de allí al espacio aéreo estadounidense.

Muchas autoridades caribeñas, entre ellas Blake, atribuyeron las medidas de Estados Unidos a la intención de castigar a la región por la compra de aviones europeos por parte de Trinidad y Tobago y Jamaica.

Washington también presionó a los gobiernos de la región para que firmaran un acuerdo que permite a agentes antidrogas estadounidenses interceptar aviones y barcos sospechosos de transportar drogas a través del Caribe.

Los caribeños estaban dispuestos a firmar el acuerdo, con la condición de incluir la presencia de una autoridad de la región en los operativos. Sin embargo, la presión estadounidense fue tal que aceptaron dar completa libertad de acción a los agentes.

Otro connflicto es la deportación sin notificación previa de miles de criminales caribeños, pero con muchos años de residencia en Estados Unidos, a sus países de origen.

Muchos de ellos salieron de las islas a edad muy temprana y carecen de familiares que puedan auxiliarlos.

Los funcionarios caribeños destacan la aprobación en Estados Unidos de una ley que elimina los aranceles de importación para los productos de la región, pero algunos expertos afirman que la norma establece tantas regulaciones que esas ventas no serán nada fáciles. (FIN/IPS/bw/da/mlm-rp-mj/ip if/00

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