/Integración y Desarrollo/ AMERICA LATINA: La globalización tiene impacto negativo en salud

El proceso de globalización tiene un impacto negativo en la salud pública de América Latina, según los diagnósticos que se analizarán en la Asamblea de la Salud de los Pueblos a realizarse entre este lunes y el viernes próximo en Bangladesh.

Frente a ello, también en esta región surgen iniciativas de organizaciones de la sociedad civil para que los pueblos, en materia de salud, dejen de ser víctimas y se transformen en protagonistas, como reza el lema del encuentro mundial.

La Asamblea de la Salud de los Pueblos, que tendrá como sede a la localidad de Gonoshasthaya Kendra Savar, 37 kilómetros al norte de Dhaka, capital de Bangladesh, reunirá a 600 delegados de organizaciones no gubernamentales de todo el mundo, incluyendo a representantes de América Latina y el Caribe.

La reunión propone como idea central la participación popular en las políticas y sistemas asistenciales, sobre la base de que «la salud es un derecho humano fundamental que no puede llevarse a cabo sin un compromiso por la equidad y justicia social».

Según el grupo de trabajo de la Asamblea de la Salud de los Pueblos, la globalización proyecta a nivel planetario las desigualdades sociales.

Al mismo tiempo, consagra el poder de unas pocas entidades, como la Organización Mundial de Comercio, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y las corporaciones transnacionales.

«Mientras algunas personas viven en un sobreconsumo que daña su salud y los ecosistemas, millones sufren de hambre y privación. Este injusto sistema socioeconómico global es tan insustentable como inequitativo», según el documento base de discusión para la reunión mundial en Bangladesh.

Los críticos de la globalización en América Latina cuestionan también el impacto de este proceso en la salud, derivado en muchos casos de la apertura indiscriminada al comercio y de los movimientos de mano de obra impulsados por el deterioro de las relaciones laborales y ambientales.

El movimiento latinoamericano de consumidores, que realizó su cuarta conferencia en octubre de 1999 en Panamá, señaló que las privatizaciones en el sector de la salud, impuestas por las nuevas políticas económicas, «tienden a excluir a los sectores de bajos recursos de una atención de calidad».

En su informe «La brecha de la equidad», publicado en mayo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señaló, sobre la base de un estudio de 1999, que 83,6 millones de habitantes de la región carecerían de acceso a la salud.

Cepal indica que de una población regional total de unos 500 milones de personas, 217,8 millones de latinoamericanos están fuera de los sistemas de seguridad social, por lo cual la atención de su salud depende exclusivamente del ahora disminuido sector estatal.

El mismo estudio estableció que 17 por ciento de los partos en América Latina se hacen sin atención de personal especializado, lo cual permite entonces proyectar este porcentaje a un cuadro general y concluir en los más de 80 millones de habitantes privados del acceso a la salud.

El deterioro de las condiciones de salud en la región y el impacto negativo de la globalización se muestra en el resurgimiento de enfermedades que se creían erradicadas, como la malaria y la viruela, y en epidemias, como la del dengue en América Central, que se desatan con renovada virulencia.

La reunión de consumidores en Panamá advirtió la inexistencia de programas de educación e información sobre el funcionamiento de los servicios de salud pública y los derechos de los usuarios, así como la carencia de mecanismos de participación de estos últimos en el diseño de políticas y programas de salud.

La fiscalización de la ciudadanía sobre los servicios públicos y privados de salud es una de las demandas fundamentales levantada en la región y que será compartida con los delegados del resto del mundo en la APS de Bangladesh.

Las preocupaciones en torno de la atención de salud se trasladan también a la falta de acceso a los medicamentos, tanto por razones de su alto costo, como igualmente por factores geográficos y culturales.

Una de las preocupaciones más recurrentes, que vincula salud con globalización, se plantea en torno de la creciente presencia de las transnacionales en los negocios farmaceúticos, con la frecuente introducción de medicamentos importados cuya calidad no es debidamente certificada.

Salud y ambiente se entrelazan del mismo modo en la acción de las organizaciones no gubernamentales contra los alimentos transgénicos y en las campañas que se llevan a cabo con frecuencia para denunciar el uso de plaguicidas y otros químicos nocivos con fines agrícolas o industriales.

Una de las políticas impulsadas en los últimos años en América Latina para afrontar la crisis del sector de la salud es la de descentralizar los servicios, señaló el médico mexicano René Leyva, maestro en Medicina Social.

Sin embargo, sus resultados son hasta ahora inciertos y contradictorios, pues muchos casos la implementación de estas políticas es acompañada de graves crisis de financiamiento en los sistemas públicos de salud.

«En estas condiciones, se recurre a la participación como una estrategia para financiar en forma directa o indirecta a los servicios», apuntó el experto.

«También ha sido frecuente que la descentralización se constituya en un fin en sí mismo y que contribuya a fortalecer el poder central a nivel local. Sin embargo, aunque escasas, también hay evidencias de que (la descentralización) ha contribuido a legitimar las demandas locales y en ocasiones a un mayor control de los servicios de salud», según Leyva.

Para los organizadores de la Asamblea de la Salud de los Pueblos, lo fundamental son las iniciativas y acciones de la propia comunidad en términos no sólo de exigencias a las autoridades, sino también de creación de respuestas propias en materia de educación y atención en salud.

El proyecto Piaxtla, en México, es considerado una de las experiencias más valiosas de América Latina. Iniciado a mediados de los años 60, opera a través de promotores de salud que imparten educación en las áreas más pobres entregando orientaciones prácticas para resolver los problemas.

Niño a Niño es otra iniciativa exitosa, aplicada tanto en América Central como en Asia, con un trabajo en establecimientos escolares, donde los menores aprenden a compartir conocimientos y esfuerzos en el cuidado de la salud. (FIN/IPS/ggr/mj/he dv/00

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