El próximo presidente de Estados Unidos, George W. Bush, tendrá en América Latina uno de sus mayores retos, en especial en la región andina, Centroamérica y Haití, advirtió hoy un gabinete de estrategia de Washington.
En el último de una serie de estudios anuales, el Diálogo Interamericano (IAD), pronosticó este jueves que "la violencia constante y el deterioro en Colombia", así como la inestabilidad política en Haití y Perú, provocarán serios dolores de cabeza al nuevo inquilino de la Casa Blanca en los próximos cuatro años.
La perturbada situación política en Ecuador, Nicaragua, Guatemala y Paraguay, y también la desafiante actitud hacia Washington del presidente venezolano Hugo Chávez, podrían hacer la vida difícil a los diplomáticos estadounidenses, según el estudio.
IAD hizo un llamado al nuevo mandatario para que mantenga relaciones "correctas y cordiales" con Caracas y evite su aislamiento.
"Venezuela será la prueba más difícil para la política estadounidense. Aislar a Chávez, o precipitar una espiral descendente en los lazos bilaterales, no beneficiará a nadie", advierte el informe.
Agregó que si Chávez trata de imponer un gobierno autoritario basado en su amplia base electoral, Washington deberá coordinar su política con otros gobiernos americanos.
Chávez exasperó a Washington con su notoria amistad con el presidente cubano Fidel Castro, su visita al presidente iraquí Saddam Hussein, y su negativa a permitir que aviones espías estadounidenses operen en el espacio aéreo venezolano como parte de la guerra al narcotráfico.
El informe, que también urge a concretar el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), una anunciada prioridad de Bush, y estrechar los vínculos con la nueva administración mexicana del presidente Vicente Fox, fue firmado por numerosas personalidades de Estados Unidos, Canadá y América Latina.
Entre los signatarios estadounidenses figuran el ex presidente Jimmy Carter, el ex asesor de seguridad Brent Scowcroft, un ex ministro de Comercio, el ex jefe de fuerzas militares en América Latina, general John Galvin, varios ex subsecretarios de Estado, el gobernador de Winsconsin, Tommy Thompson, y también académicos y empresarios.
Entre los firmantes latinoamericanos figuran el ex presidente argentino Raúl Alfonsín, el ex presidente costarricense Oscar Arias, el ex ministro chileno de Finanzas, Alejandro Foxley, el ex secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, y el ex ministro mexicano de Finanzas, Javier Silva Herzog, entre otros.
El estudio, que fue escrito antes que la pugna electoral fuera dirimida por el Tribunal Supremo el martes por la noche, pretende señalar las iniciativas políticas y desafíos que deberá encarar la nueva administración que asumirá el poder el 20 de enero.
Bush, cuyo padre propuso hace 10 años un ALCA de alcance continental, prometió a América Latina más atención de la que recibió de Bill Clinton.
El informe indica que los hechos ocurridos durante el año pasado en la región presentaban un "cuadro complejo" para su desarrollo democrático y económico. Hubo dos hechos sobresalientes protagonizados por dos de los principales países latinoamericanos: Brasil y México.
Brasil, al parecer, se ha recobrado muy bien de su crisis monetaria de 1999, y México, que sigue disfrutando de un continuo crecimiento económico, "rompió decididamente con su pasado autoritario" al realizar las elecciones más democráticas de su historia e instaurar a un líder opositor como presidente.
Según el estudio, Washington debería desarrollar con Brasil una cooperación sustentable sobre cuestiones regionales e internacionales, y tomar en serio el desafío de Fox para mejorar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) y la cooperación bilateral sobre inmigración y lucha contra el narcotráfico.
Apuntó que México y Estados Unidos deberían trabajar por un futuro común cuando sus fronteras estén "completamente abiertas", porque mexicanos y estadounidenses "pueden vivir juntos y trabajar con dignidad", y el dólar ser usado "como moneda oficial de México".
Si pretende tener éxito con ambas naciones latinoamericanas, Washington deberá refrenar su impulso unilateral y estar dispuesto a identificar intereses y objetivos con otros gobiernos de la región, opinó el IAD.
En especial, el gabinete de estrategia pidió terminar con el arbitrario proceso de "certificación" que juzga a otras naciones según su grado de cooperación con la guerra antidroga estadounidense.
Bush tendrá una gran oportunidad en abril de 2001, casi 90 días después que asuma el poder, para establecer una plataforma política común cuando se reúna con otros líderes regionales en Quebec, Canadá, en la primera Cumbre de las Américas desde 1994.
También deberá renovar la promesa hecha por su padre hace seis años y finalizar la negociación del ALCA para el 2005, además de prometer que revitalizará la Organización de Estados Americanos (OEA).
Si bien los problemas económicos, especialmente el alivio de la pobreza en América Latina, constituyen el principal desafío, las cuestiones políticas, sobre todo en la región andina, podrían ocasionar a Washington las mayores preocupaciones.
El estudio señala que, previsiblemente, ningún país latinoamericano, excepto México, demandará más atención política de Washington que Colombia.
El compromiso estadounidense de otorgar a Bogotá 1.300 millones de dólares en ayuda militar está demasiado limitado a la interdicción y erradicación del narcotráico "y necesita una revisión", opinó el IAD.
Si bien esa ayuda puede transformar al ejército colombiano en una fuerza más profesional, Washington deberá exigir también que los militares dejen de violar los derechos humanos, se aparten de los grupos paramilitares de derecha, y apoyen las negociaciones de paz entre el gobierno y los insurgentes, al menos para obtener el respaldo de naciones donantes y también vecinas a Colombia.
Perú, donde el ex presidente Alberto Fujimori huyó a Japón y renunció, "afronta un período de grave inestabilidad e incertidumbre", según el informe, que recomienda un decidido apoyo de la OEA en sus esfuerzos para facilitar una transición democrática.
En Ecuador, donde se produjo en enero el primer golpe militar contra un presidente sudamericano electo en los últimos 24 años, y la guerrilla complementada con conflictos étnicos y sociales siguen siendo un grave problema, también será necesario un equilibrado sostén de Washington, señaló el IAD.
Mientras, en el Caribe, la situación de Haití, pese a la reelección del presidente Jean-Bertrand Aristide a comienzos de mes, se ha hecho "cada vez más desesperada y la jerarquía del país parece estar lista a dejar todo, incluso las ataduras democráticas más superficiales, para asumir un gobierno autoritario y populista".
"La ayuda internacional se agotó hace tiempo, haciendo posible una renovada violencia y represión que podría dar lugar a un recrudecimiento del narcotráfico y de la fuga de balseros", previene el estudio.
IAD dijo que Washington debe trabajar en un marco multilateral para proteger los derechos humanos y asegurar el apoyo a los servicios de salud, educación y desarrollo social, no sólo en Haití sino en otros países de América Latina.
El grupo también instó a Bush a encarar una política de compromiso y diálogo con Cuba que podría aumentar la posibilidad de una transición pacífica a la democracia luego de Fidel Castro. (FIN/IPS/tra-en/jl/ego/mlm/ip-dv/00