DESARROLLO: Japón opta por ayuda selectiva

La fuerte movilización de la comunidad internacional impidió que el gobierno de Japón redujera en 30 por ciento su presupuesto de ayuda oficial para el desarrollo, pero de todos modos la generosidad de Tokio parece agotarse.

«El presupuesto de ayuda al desarrollo de Japón es revisado en base al criterio de la calidad y no de la cantidad, y la nueva política es aceptada por los ciudadanos», señaló Kenichi Maruyama, del Instituto de Economías en Desarrollo, un gabinete de estrategia cuasigubernamental.

La ayuda oficial para el desarrollo insumió en el año fiscal 2000 el equivalente a 9.500 millones de dólares, en un presupuesto total de 772.000 millones (0,2 por ciento menos que el año anterior).

Shizuka Kamei, el principal planificador político del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), había pedido en noviembre una reducción de 30 por ciento en el presupuesto de ayuda, citando la difícil situación fiscal y dudas sobre si la asistencia era en realidad apreciada por los receptores.

Pero la coalición de gobierno acordó una reducción de sólo tres por ciento para el año fiscal 2001, en vista de la fuerte oposición internacional a la propuesta, según informes de prensa.

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, envió el miércoles una carta al primer ministro japonés Yoshiro Mori para persuadirlo de continuar con el actual programa de ayuda para el desarrollo.

El gobierno, en respuesta, aseguró que los recortes que regirán a partir de abril de 2001 no afectará la ayuda ya comprometida en forma de préstamos y donaciones.

Asia, que recibe 62 por ciento de la ayuda al exterior de Japón, será la principal perjudicada por la reducción, se prevé.

La propuesta de reducción de Kamei, conocido por sus visiones conservadoras y populistas, se basó en un informe del partido de gobierno. El estudio señalaba que, aunque el programa de ayuda apunta a la estabilidad y el crecimiento de las economías en desarrollo, esos resultados no siempre se logran.

El estudio se concentró en China, el segundo mayor receptor de la ayuda japonesa después de Indonesia. A pesar del aumento de la asistencia a Beijing en las últimas dos décadas, el gobierno chino continúa aumentando su gasto militar, señaló el informe.

Una norma aprobada en 1995 establece que no debe ofrecerse ayuda para el desarrollo a aquellos países con alto presupuesto de defensa o violaciones a los derechos humanos.

De todos modos, China recibió 1.220 millones de dólares en ayuda oficial para el desarrollo en el año fiscal 1999, luego de Indonesia, que obtuvo 1.600 millones.

El PLD propuso varias veces reducir la ayuda al exterior desde 1997, cuando el primer ministro planteó un recorte de 10 por ciento. Desde entonces, el presupuesto de ayuda tiene crecimiento cero.

La aguda crisis fiscal y el aumento de la indignación pública contra la financiación de proyectos manchados por la corrupción en países en desarrollo prepararon el terreno para la reducción de la ayuda.

Aunque la asistencia para el desarrollo es importante, «debe revisarse, para que se otorgue de acuerdo con las normas», señaló el ministro de Finanzas, Kiichi Miyazawa.

Yomuiri Shinbun, el diario de mayor circulación de Japón, señaló que los receptores no siempre presentan los debidos informes sobre el destino de las donaciones y préstamos otorgados por Tokio.

Por otra parte, el canciller Yohei Kono opinó que el recorte perjudicaría a los intereses nacionales, porque la ayuda para el desarrollo es el pilar de la diplomacia japonesa.

Además, como la ayuda al exterior sólo representa 0,28 por ciento del producto interno bruto, cualquier reducción sería demasiado pequeña para afectar la economía nacional, arguyó.

Inge Kaul, directora de Estudios de Desarrollo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, advirtió que la planificada reducción perjudicará a los países en desarrollo, y que Japón debería ver su ayuda desde una perspectiva global.

«Por ejemplo, el problema de la tuberculosis en India podría transmitirse a otros países», observó.

Maruyama, del Instituto de Economías en Desarrollo, opinó que Japón no debería recortar su ayuda a los países pobres, pero sí revisar la de China, que ha reportado un alto crecimiento económico y un incremento de las inversiones extranjeras.

«La ayuda a China podría concentrarse en proyectos ambientales y de salud, y no en infraestructura como ahora», sugirió. (FIN/IPS/tra-en/sk/ral/mlm/dv/00

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe