La Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebró este lunes el primer Día Internacional del Emigrante con un llamado mundial a que se garantice la protección de esa minoría.
Las agencias especializadas reclamaron mayor atención a los derechos humanos de los inmigrantes que son, con frecuencia, objeto de tráfico e introducción clandestina, explotados, maltratados e incluso asesinados, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El tratamiento que reciben los inmigrantes suele ser inadecuado con relación a lo que merecen como trabajadores y seres humanos, dijo el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavía.
La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Mary Robinson, y la relatora especial sobre los Derechos Humanos de los Migrantes, Gabriela Rodríguez, estimaron que el abuso contra los inmigrantes en todo el mundo constituye un grave problema internacional.
La oficina de la Alta Comisionada estimó que los trabajadores inmigrantes suman en la actualidad unos 97 millones, en tanto que la OIT elevó la cifra a 100 millones. En cambio, en su informe anual, la OIM consignó en noviembre que totalizan más de 150 millones.
La OIT calcula que 20 millones se encuentran en Africa, 18 millones en América del Norte, 12 millones en América Central y América del Sur, siete millones en Asia meridional y oriental, nueve en Medio Oriente y 30 millones repartidos por todos los países de Europa.
La OIT calificó a los emigrantes de héroes ignorados de sus países originarios y de las familias que se ven obligados a dejar tras de sí.
Cada año, esos trabajadores envían a sus países de origen remesas por valor de 73.000 millones de dólares, ahorrados muchas veces de ingresos relativamente modestos.
Las remesas de los trabajadores inmigrantes representan el segundo rubro en el monto del flujo monetario internacional, superado solamente por los ingresos de las exportaciones petroleras.
Para muchos países, esas remesas son fuentes de divisas más importantes que las procedentes de la inversión extranjera directa o de la ayuda extranjera.
Somavía mencionó la amplia y creciente contribución a la economía mundial que realizan los inmigrantes. También prestan valiosos servicios con su trabajo y aportan una subvención a veces invisible a las economías nacionales que los reciben.
El jefe de la OIT describió que trabajan en fábricas, producen alimentos, desempeñan servicios domésticos, asistencia en hospitales y contribuyen a satisfacer una amplia gama de necesidades básicas, a menudo a cambio de salarios bajos y con escaso reconocimiento del valor de su aportación.
Con demasiada frecuencia los inmigrantes se ven relegados a empleos sucios, difíciles y peligrosos que nadie acepta en las economías ricas y donde son frecuentes la discrimianción y las injusticias.
La OIT denunció que los inmigrantes sufren las consecuencias de la xenofobia y del racismo, y a menudo se ven sometidos a abusos y ataques violentos por el mero hecho de ser extranjeros. Esos delitos se han extendido por todo el mundo.
La declaración de Robinson y Rodríguez demanda a los países la ratificación de la Convención Internacional sobre los Derechos de los Trabajadores Migrantes y de los Miembros de sus Familias.
El tratado, aprobado en 1990, no ha obtenido todavía las 20 ratificaciones necesarias para su entrada en vigor. Las funcionarias de derechos humanos estimaron que las cinco ratificaciones que aún faltan se conseguirán en los primeros meses de 2001.
El director de la OIM, Brunson McKinley, previno que la migración será uno de las principales preocupaciones políticas del siglo XXI.
Conforme el planeta se vuelve más pequeño, dijo, un número cada vez mayor de personas optarán por la emigración para alcanzar empleo, educación, libertad u otras oportunidades. (FIN/IPS/pc/mj/pr hd/00